Armando Arteaga filmando un video-documental
en Caraybamba-Apurìmac.
Foto: Roberto Paco.
LA GUERRA
la estupida guerra
que ametralla la belleza
de mi corazon
no respeta nada
no representa nada
solo destruye lo que nunca
pudo construir: la belleza
de una vida notable
la nobleza de una vida entrañable
No muere uno en la guera
Por la patria perdida
Por la casa olvidada
Uno se vuelve barbaro en la guerra
La fiera escapa de la jaula
Vive en la guerra uno en la mäs grande
incertidumbre. No hay tiempo para soñar
cuando se vive en la guerra.
La paz es una piedra lejana
que no significa nada.
Por el camino olvidado pasa el peregrino
soldado sin rumbo, y sin memoria.
La guerra hace que uno se olvide de tantas cosas.
La guerra no sirve para nada.
Ni para comprarme un fusil de juguete
un avión de juguete
NADA
es nada
porque de nada
sirve
que nada
sea nada
en esta nada
en donde nada
vale nada
pues siempre será nada.
Nada, nada, nada, nada.
Nada muchacho y no te ahogues
que la piscina es pequeña
SOBRE EL MUELLE
Porque a veces
Uno se siente triste
Y muere todo lo extraño
Que amamos,
Y no sabemos por qué
No muere
Todo aquello
Que nos hace morir
Que nos hace vivir amando extrañamente
Contemplando el mar:
Signo de la muerte,
Signo de un pez en un acuario
CAHIERS DU CINEMA / NOUVELLE VOGUE
Llueve.
Una muchacha desnuda sobre una sabana
blanca. Mira el fondo blanco
de la habitación.
Tiene ojos de gato.
Ella es dueña de un cuerpo perfecto.
No desea salir a pasear. Escribe
Una carta para su novio
que está lejos -haciendo sky- en los Alpes du Noed.
Los dos escuchamos desnudos
el ruido de la lluvia.
Su cabellera de oro
puede incendiarse si -solo- permanece quieta.
Y no tiene cuidado con la estufa
AL OTRO LADO DEL PUENTE
Todo termina en el puente
La casa muerta al borde
del abismo
El esplendor
La yerba el espliego
La destreza de tus ojos
Y el ladrillo
rojo
sobre
el muro rojo al terminar el puente
La casa muerta
veraniega
Un puente que termina
En el abismo
Flores con espinas
un muro rojo una casa veraniega mariposas polvorientas
Las florecillas moradas
aromáticas terminan en el puente:
un río sin agua el polvo la sequedad de la tierra
Wordsworth la yerba
el esplendor
de la yerba
Y tus ojos
sobre el ladrillo rojo
sobre la casa veraniega y muerta
No ves nada
Miras la quebrada
Nunca has visto nada
Todo termina en el puente
La casa veraniega al borde del abismo
Estas plantas labiadas de florecillas moradas
Un volkswagen azul al fondo deol barranco
El submarino amarillo de Los Beatles
navega en el silencio acuático del día
Un puente es un puente pero no solo es un enlace
frágil de personas
sordas ciegas mudas duras como los ladrillos
La casa muerta al borde casi del abismo
Se cae o no se cae
El tajamar de un puente roto
Ladrillos rojos
Neblina seca
La casa veraniega tras la neblina
Un hombre que camina por el borde del abismo
Los ojos de una ciega que miran al infinito
Las enrredaderas de la fachada despendiendose al viento
sin que nadie ayude a levantarse o de mil sombras
desmoronadas como pájaros pesados
La poesía de Wordsworth revolotendo
sobre ciertos lirios sombríos
Ves -miras- pero no ves nada ni un final de luz
Ni un pequeño punto de energia solar
Otra vez la yerba saliendo del nemoroso incendio
de una mísera partícula del planeta
Un hilo rápido de sol
Otra vez las florecillas moradas
Una danza de espliegos
con el viento en el vasto abismo del cielo implacable
Un croar de ranas
Un fervor de hojas otoñales
mojadas e irse por las ramas
como murciélagos -escurrirse-
por las rejas vivas del fierro forjado
Caes o no caes
Miras o no miras
Y un silencio callado
Extenso
Con la mirada de tus ojos
Otra vez la yerba su esplendor la música del viento
El tiempo necesario de la tierra mojada
Opinas del tiempo: en otoño no llueve eh...
Ves -miras- pero no ves nada
Me gusta el olor de la tierra mojada
Dentro del terreno del maizal seco
Las hojas se retuercen al calor del sol
Otra vez al ritmo de las ondas del calor
No miran no siente no opinan -es tierra baldia-
Es la presencia traviesa de una sombra
una luna plateada un crepúscular destello
Se lanza o no se lanza
al precipicio
Caes o mueres
En el viejo reproche
de un accidente fatal y cotideano
Al borde de un puente.
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