LIBROS
POESIA
PERUANA
CONTEMPORANEA
33 Poetas del 70 se propone mostrar la producción poética de autores nacidos entre 1943 y 1954, muchos de ellos provenientes de las provincias del Perú en un claro eje renovador y progresista de la tradición poética nacional, esta antología representa el punto tangible del Seminario «Poesía Peruana del 70. Marginalidad-Oralidad-Nuevos Sujetos Migrantes Descentrados». Dicho Seminario se constituye como una revisión crítica y teórica en torno al movimiento Hora Zero, la revista Estación reunida y otros poetas independientes como José Watanabe, Abelardo Sánchez León o Carlos López Degregori. El Seminario es organizado por el Instituto de Investigaciones Humanísticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y por la revista virtual Enemigo rumor y cuenta con treinta y cinco ponentes de diversas partes del mundo como Argentina, Francia, Colombia, Canadá, España, Estados Unidos y Perú. Sin duda es el mayor acontecimiento y la mayor reunión en torno a la poesía peruana de la segunda mitad del Siglo XX.
33 Poetas del 70 asume un lenguaje y un imaginario gestado a lo largo de más de tres décadas. Es con la publicación en 1969 de Poemas de entrecasa de Manuel Morales que se da inicio a una nueva sensibilidad poética y a nueva forma de vivir y escribir poesía en el Perú. La poesía de la calle, la oralidad, la experimentación con la página en blanco, la revitalización de los mitos amazónicos o serranos están presentes como una forma de ceder la voz autoral a los otros que tienen velada su voz: una secretaria, una prostituta, un borracho, etc. es así como el «yo» se convierte en «vosotros», poemas polifónicos que socavan la voz autoral y la incorporan al tránsito y decurso de un diálogo abierto. Paradigmas de esta caracterización serían los poetas que integran o integraron el movimiento Hora zero como Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Tulio Mora, Enrique Verástegui, Jorge Nájar, José Carlos Rodríguez, Feliciano Mejía, Yulino Dávila, Ángel Garrido Espinoza o Bernardo Rafael Álvarez. Reparando en que después nos han entregado libros que se podrían denominar neo-vanguardistas como Tromba de Agosto de Jorge Pimentel; Vida perpetua y Las armas molidas de Juan Ramírez Ruiz; Ruda de José Cerna; Cementerio general de Tulio Mora o Monte de goce de Enrique Verástegui. Otros integrantes de Hora zero prefirieron una poesía con referentes distintos tales como la presencia de Borges o la mística sufí en la poesía de Ricardo Oré o la presencia de la épica proveniente de Saint-John Perse en la poesía de Eloy Jáuregui. Mención especial merece Carmen Ollé que en Noches de adrenalina indagó en los intersticios del cuerpo y la escatología.
Por otra parte, los poetas de Estación reunida vinculados tanto por su poesía como por sus ideas políticas publicaron sus primeros libros bastante tarde, José Rosas Ribeyro en 1985, Óscar Málaga en 1989 y Elqui Burgos en 1974. Para ellos la ciudad de Paris será un espacio donde se instala la marginalidad, el desencanto, la incomunicación. Con una influencia mucho más beatnik que Hora zero crearon una nueva epopeya infernal de la ciudad de Lima. En sus últimos trabajos han desarrollado vetas diferentes como por ejemplo Málaga con una poesía mucho más lírica y de referentes orientales, José Rosas Ribeyro y Elqui Burgos con una poesía que indaga desde el cuerpo su condición de seres sociales, obviamente con desarrollos que mantienen el trabajo de sus primeros libros, pero que logran una madurez formidable en su composición.
Los poetas insulares representados por varias líneas de enunciación y composición como José Watanabe y Alfonso Cisneros Cox influenciados por la concisión del hai-ku, el primero con una reformulación de la poética conversacional y el segundo con un apego más profundo por el surrealismo y el simbolismo. El movimiento de los poetas mágicos conformado por Omar Aramayo y César Toro Montalvo. La descomposición social y el pesimismo en la poesía de Abelardo Sánchez León. La experiencia de rescate de la obra de Juan Ojeda y Chirinos Cúneo por parte de la revista Auki con Armando Arteaga. Carlos López Degregori y su participación en la revista La Sagrada familia para luego alejarse de cualquier lugar visible y trabajar con presupuestos expresionistas y simbolistas. Mario Montalbetti, uno de los impulsores de la revista Hueso Húmero, con una poesía que trabaja otro plano de la emoción poética. El barroquismo-surrealismo de Vladimir Herrera o el barroquismo épico de José Morales Saravia. La poesía de Cesáreo Martínez que tiene una suerte de espejeo con Arte de navegar de Juan Ojeda. La poesía visceral y violenta de Jorge Espinoza Sánchez. Enriqueta Belevan con una poesía en apariencia delicada, pero que nos informa acerca de una existencia escéptica y silenciosa. La poesía casi testimonial de Rosina Valcárcel. Los poetas-profesores como Ricardo Falla o Sonia Luz Carrillo con importantes investigaciones en torno al tema que hoy nos convoca.
Por último, queremos agradecer efusivamente el desprendimiento de todos los poetas que cedieron sus poemas, muchos de ellos inéditos, para la publicación en esta muestra. Hacemos público nuestro total agradecimiento a Jorge Pimentel por facilitarnos un sinnúmero de material bibliográfico y fotográfico inaccesible en las bibliotecas limeñas. También Jóse Rosas Ribeyro y Enrique Verástegui que siempre estuvieron pendientes del desarrollo del Seminario.
PAUL GUILLEN.
33 Poetas del 70 se propone mostrar la producción poética de autores nacidos entre 1943 y 1954, muchos de ellos provenientes de las provincias del Perú en un claro eje renovador y progresista de la tradición poética nacional, esta antología representa el punto tangible del Seminario «Poesía Peruana del 70. Marginalidad-Oralidad-Nuevos Sujetos Migrantes Descentrados». Dicho Seminario se constituye como una revisión crítica y teórica en torno al movimiento Hora Zero, la revista Estación reunida y otros poetas independientes como José Watanabe, Abelardo Sánchez León o Carlos López Degregori. El Seminario es organizado por el Instituto de Investigaciones Humanísticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y por la revista virtual Enemigo rumor y cuenta con treinta y cinco ponentes de diversas partes del mundo como Argentina, Francia, Colombia, Canadá, España, Estados Unidos y Perú. Sin duda es el mayor acontecimiento y la mayor reunión en torno a la poesía peruana de la segunda mitad del Siglo XX.
33 Poetas del 70 asume un lenguaje y un imaginario gestado a lo largo de más de tres décadas. Es con la publicación en 1969 de Poemas de entrecasa de Manuel Morales que se da inicio a una nueva sensibilidad poética y a nueva forma de vivir y escribir poesía en el Perú. La poesía de la calle, la oralidad, la experimentación con la página en blanco, la revitalización de los mitos amazónicos o serranos están presentes como una forma de ceder la voz autoral a los otros que tienen velada su voz: una secretaria, una prostituta, un borracho, etc. es así como el «yo» se convierte en «vosotros», poemas polifónicos que socavan la voz autoral y la incorporan al tránsito y decurso de un diálogo abierto. Paradigmas de esta caracterización serían los poetas que integran o integraron el movimiento Hora zero como Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Tulio Mora, Enrique Verástegui, Jorge Nájar, José Carlos Rodríguez, Feliciano Mejía, Yulino Dávila, Ángel Garrido Espinoza o Bernardo Rafael Álvarez. Reparando en que después nos han entregado libros que se podrían denominar neo-vanguardistas como Tromba de Agosto de Jorge Pimentel; Vida perpetua y Las armas molidas de Juan Ramírez Ruiz; Ruda de José Cerna; Cementerio general de Tulio Mora o Monte de goce de Enrique Verástegui. Otros integrantes de Hora zero prefirieron una poesía con referentes distintos tales como la presencia de Borges o la mística sufí en la poesía de Ricardo Oré o la presencia de la épica proveniente de Saint-John Perse en la poesía de Eloy Jáuregui. Mención especial merece Carmen Ollé que en Noches de adrenalina indagó en los intersticios del cuerpo y la escatología.
Por otra parte, los poetas de Estación reunida vinculados tanto por su poesía como por sus ideas políticas publicaron sus primeros libros bastante tarde, José Rosas Ribeyro en 1985, Óscar Málaga en 1989 y Elqui Burgos en 1974. Para ellos la ciudad de Paris será un espacio donde se instala la marginalidad, el desencanto, la incomunicación. Con una influencia mucho más beatnik que Hora zero crearon una nueva epopeya infernal de la ciudad de Lima. En sus últimos trabajos han desarrollado vetas diferentes como por ejemplo Málaga con una poesía mucho más lírica y de referentes orientales, José Rosas Ribeyro y Elqui Burgos con una poesía que indaga desde el cuerpo su condición de seres sociales, obviamente con desarrollos que mantienen el trabajo de sus primeros libros, pero que logran una madurez formidable en su composición.
Los poetas insulares representados por varias líneas de enunciación y composición como José Watanabe y Alfonso Cisneros Cox influenciados por la concisión del hai-ku, el primero con una reformulación de la poética conversacional y el segundo con un apego más profundo por el surrealismo y el simbolismo. El movimiento de los poetas mágicos conformado por Omar Aramayo y César Toro Montalvo. La descomposición social y el pesimismo en la poesía de Abelardo Sánchez León. La experiencia de rescate de la obra de Juan Ojeda y Chirinos Cúneo por parte de la revista Auki con Armando Arteaga. Carlos López Degregori y su participación en la revista La Sagrada familia para luego alejarse de cualquier lugar visible y trabajar con presupuestos expresionistas y simbolistas. Mario Montalbetti, uno de los impulsores de la revista Hueso Húmero, con una poesía que trabaja otro plano de la emoción poética. El barroquismo-surrealismo de Vladimir Herrera o el barroquismo épico de José Morales Saravia. La poesía de Cesáreo Martínez que tiene una suerte de espejeo con Arte de navegar de Juan Ojeda. La poesía visceral y violenta de Jorge Espinoza Sánchez. Enriqueta Belevan con una poesía en apariencia delicada, pero que nos informa acerca de una existencia escéptica y silenciosa. La poesía casi testimonial de Rosina Valcárcel. Los poetas-profesores como Ricardo Falla o Sonia Luz Carrillo con importantes investigaciones en torno al tema que hoy nos convoca.
Por último, queremos agradecer efusivamente el desprendimiento de todos los poetas que cedieron sus poemas, muchos de ellos inéditos, para la publicación en esta muestra. Hacemos público nuestro total agradecimiento a Jorge Pimentel por facilitarnos un sinnúmero de material bibliográfico y fotográfico inaccesible en las bibliotecas limeñas. También Jóse Rosas Ribeyro y Enrique Verástegui que siempre estuvieron pendientes del desarrollo del Seminario.
PAUL GUILLEN.
Ciudad de Lima, 26 de julio del 2005.
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