APROXIMACIÒN A LA LITERATURA PIURANA
ADIOS (POETAS DE) SAN MIGUEL DE PIURA...
Por Armando Arteaga
Imagen: Portada Revista Agua N- 20.
Piura es tierra de poetas. Pero están solos. Los poetas piuranos, como los poetas andaluces, cantan, miran, sienten; y cuando cantan, miran y sienten, parecen que están solos. Más solos que algarrobo en desierto.
Y es que en Tangarará son varios los ojos que miran, desde aquel "oscuro complejo tallan" — según decir del arqueólogo Hans Hockheimer— hasta el extremeño más distante —según mi abuela Carmen, bendita y mediterránea sea—. Piura está sola y sus poetas más olvidados y solos. El centralismo, ese flagelo también corroe las entrañas de nuestra literatura, pues Lima siempre lo absorbe casi todo.
ROMÁNTICOS Y MODERNISTAS
La síntesis de la poesía romántica peruana con sus defectos y aciertos, la representa el piurano Carlos Augusto Salaverry (Albores y Destellos). La generación "bohemia", como la llamó Palma —otro romántico— nos dejó, aparte de algunos excesos idealistas que aun se expresan en nuestra literatura (peruana y piurana), en algunas inquietudes no valoradas en su verdadera dimensión: la poesía amorosa de Salaverry, la obra lingüística de Juan de Arona, y algunos excelentes poemas de Clemente Althaus, Numa Pompilio Llona y Arnaldo Márquez.
De algún modo, fuera de Piura, Salaverry es el poeta píurano que más se conoce y se lee. Aún recuerdo algunos poemas de Salaverry leídos en la provincia de la infancia en sus libros "Diamantes y perlas", "Cartas a un ángel"', "Misterios de la tumba". Y hasta enrumbé una vez a visitar sus restos mortales que fueron trasladados de París en donde murió y hoy sepultados en el cementerio de Sullana, “un día de abril, una mañana”.
Al huraño Salaverry — que, según Alberto Ureta, "era capaz de los más grandes excesos y los más locos extravíos", y que según Teodoro Garcés: "la Municipalidad de Piura le demolió la casa en donde nació que estaba en la calle El Cuerno (hoy, Tacna) para ampliar los jardines de la Plazuela Merino" — le han sucedido en el panorama de la poesía piurana, los “modernistas y vanguardistas tardíos”: Héctor Manrique (Semblanza de una tarde gris, Nocturno, Trébol), Juan María Merino Vigil (La golondrina, El bebedor de crepúsculos, Los puertos), Juan Luis Velásquez (Piura, Qué soledad sin soledad siquiera); pero ninguno de ellos, -ni los poetas que vinieron después, “puros y sociales”, como Joaquín Ramos Ríos (Canto del color sin esperanza), Alfonso Vásquez Arrieta (El paisaje de tus ojos, Curacana, Hallazgo), Carlos Manrique León (Canto de la lluvia, Imagen del algarrobo), todos ellos epílogos del estado de ánimo post-modernista piurano-, tienen la importancia literaria dentro del contexto de Ia literatura en Piura, que para mí es el poeta más destacado del vanguardismo: Mario Negro Zedog, un olvidado, un simbolista, un suicida en la “sociedad de los poetas muertos”, a quién casi nadie conoce, salvo en Persépolis (como llamó López Albujar a esta ciudadela de nuestra utopía en referencia).
UN VANGUARDISTA
Aunque en unos versos que recuerdo de él aún muestra la manera provinciana de decir las cosas, ya sé ve incontenible la nueva fuerza de su poesía que abre para la literatura piurana el dilema vanguardista: ''Ah, qué espléndido sería, si sobre mis restos, nacieran muchos árboles, vigorosos y enhiestos...". Algo de la generación del 27 español, y también de Vallejo, de Huidobro, de Raúl González Tuñon, de Oliverio Girondo, pero entendamos las limitaciones que pudo tener Mario Negro Zedog escribiendo desde el infierno de la provincia, segregado del mundo cultural limeño o inmerso en el marasmo literario piurano.
FELIZ INUNDACIÓN
Luego viene para los poetas piuranos una sequía. Casi todos han emigrado. Por eso, es importante eI esfuerzo que ha realizado Lelis Rebolledo en su "Antología Acuática" (edición a mimeógrafo) de la última poesía escrita por poetas piuranos y el resultado es de los mejores por la calidad de los poetas que, como un torrencial de lluvias sobre la greda seca, han inundado en hora buena el panorama de la poesía joven actual. En "Antología Acuática" de Lelis Rebolledo podemos leer los nombres de: Sigfredo Burneo Sánchez, Rosa Natalia Carbonell, Marco Martos, Armando Rojas, Luis Alberto Castillo. Róger Santivárez, Carlos Guevara (que acaba de ganar el premio Municipalidad de Lima). Mito Tumi, Cronwell Jara, Federico Chalupa (que trabaja desde Piura y detesta Lima). Alberto Alarcón y Oswaldo Reyes Vite. Nadie puede discutir aquí la calidad de los textos de todos estos poetas antologados. Existen además otros nombres, pero de menor importancia. Sería interesante tener pronto entre manos, para satisfacción de todos, una antología mayor, que comprenda todo el panorama vigente. Lelis Rebolledo tiene la palabra, claro está; él es uno de los pocos que, como Federico Chalupa, escriben solitariamente desde San Miguel de Piura.
(Publicado en el diario Expreso, Lima, 23-11-1983).