diciembre 27, 2007

JOSÉ WATANABE Y LA POESÍA DEL 70/ ARMANDO ARTEAGA


 
JOSÉ WATANABE Y LA POESIA DEL 70

Por Armando Arteaga *



 





Foto: Marcela Cornejo.


Al empezar la década del 70 surgieron nuevas voces en el panorama de la poesía peruana. Los poetas del 70, tenían nuevas actitudes e inéditas motivaciones en el “background” de su reciente poesía. Voces diversas salidas del telúrico mensaje -intransigente- que apostaba por un cambio para la sociedad peruana, imposición volcánica -de aquellas expresiones sinceras-, del fuego directo que emanaba de esa juventud dispersa de sus plaquetes, revistas y libros: que anunciaban la muerte prematura de la otra poesía del “establisment”.
 

Son varios los nombres que esta noche asoman a la ventana indiscreta de mis recuerdos y de mis emociones venidas de aquellos años, llenos de revueltas sociales y de múltiples tendencias, de escisiones culturales e intelectuales como el estructuralismo, el existencialismo, el anarquismo, el marxismo (con sus vertientes respectivas): el stanlinismo, el troskysmo, el maoísmo, el guevarismo, y las nuevas propuestas izquierdistas de Gramsci, Luckas, y Marcase.
 

Recuerdo mis tiempos de vagancia adolescente y los primeros años del trajinar literario, entre la bohemia y el estudio riguroso. Recuerdo aquella tertulia literaria de entonces en algunas de aquellas mesas (del frió mármol blanco) en el Café Palermo conversando de literatura (mesas llenas de rumas de tazas de café y cigarrillos que fumábamos como chino de bodega en quiebra) y otros asuntos afines a la emoción cultural de aquella época. Recuerdo, me parece verlos, a Enrique Verastegui, a Jorge Pimentel, a Tulio Mora, a Oscar Málaga, a Juan Ramírez Ruiz, a José Cerna, a Santiago López Maguiña, A Yulino Dávila, a José Rosas Ribeyro, a Patrick Rosas, a Vladimir Herrera, a Omar Aramayo, a Juan Carlos Lázaro, a Guillermo Falconi, a Freddy Roncalla, a Elías Durand, a Isaac Rupay, a Enriqueta Belevan y Elsa Sánchez León, digamos que podría decirse que esa era la mesa de los Hora Zero y sus amigos. 

Era fácil encontrar en las otras cercanas mesas del Palermo, a otros habitúes. Habían otras mesas, solemnes y bohemias, la de los escritores del grupo Narración con Oswaldo Reinoso, Miguel Gutiérrez, Juan Morillo, Gregorio Martinez, y Antonio Gálvez Ronceros. En otras mesas, también se podía encontrar a otro grupo de poetas de la revista Hipócrita Lector con Marcos Martos, Hidelbrando Pérez, Elqui Burgos, Carlos Garayar, Lorenzo Osores, entre otros escritores y artistas. En esta ultima mesa, solía verse algunas veces al poeta José Watanabe Varas. Eran tiempos muy locos también, aparte de agitados, los fines de semana solíamos organizar algunas fiestas y allí socializábamos nuestras relaciones de amistad y por supuesto limábamos las asperezas de nuestras radicales opciones políticas.




A José Watanabe me lo presentò -una tarde de octubre del 71- Enrique Verasategui en la puerta de la librería-callejón Época en la calle Belén, al costado del piano-bar. Munich y del Chifa Wony, donde tantas veces conversamos de poesía y de literatura. Watanabe tenia algo en común conmigo, mientras que èl acababa de abandonar sus estudios de arquitectura en la Villarreal, yo en cambio empezaba a consolidar y a formalizar los estudios míos de arquitectura en la UNI. Por esa afinidad, siempre teníamos temas comunes de conversación en nuestros esporádicos encuentros. Watanabe no hacia mucha bohemia, ni le entusiasmaban los manifiestos, era algo huraño, ademas: un asiduo concurrente a los cine club del Ministerio de Trabajo y al Museo de Arte.
 
José Watanabe Varas nació en Laredo (Trujillo), en 1946. Compartió con Antonio Cilloniz el Premio “Poeta Joven del Perú” que organizaba las revistas “Cuadernos Trimestrales de Poesía”, en 1970.
 
La poesía de Watanabe era inusual cuando apareció en 1971 su libro “Álbum de Familia”, suceso que fue aplaudido por Abelardo Sánchez León en la revista “Oiga” (N- 429, Lima 25 VI. 1971. pp. 35-36), aunque Watanabe ya había publicado también su famoso cuento “El Trapiche” en la revista Narración.
En “Álbum de Familia”, Watanabe desarrollaba una poesía de tonos íntimos, con rasgos de la vida familiar, poesía conversacional, con melancolía provinciana, y una critica irónica a ciertos modales burgueses y pequeño burgueses. Era una voz muy original, cerca del imaginismo, y no en vano, uno de sus màs destacados poemas: “Cuatro muchachas alrededor de una manzana” llevaba una cita del poeta norteamericano Wallece Stevens: “La música de Susana tocaba las lujuriosas fibras”. Lo que màs me llamò la atención de aquel libro “Álbum de Familia” de Watanabe fue su poema Chagall, perfecto como una esfera, donde están los mejores atributos del poeta Watanabe, que anunciaba ya, un profundo conocimiento por lo visual, no olvidar que también era dibujante y diseñador, y màs tarde trabajó para el cine. En Chagall, el recurso coloquial ocupa racionalmente el seguimiento de las pulsaciones de la sangre: en el ritmo de sus versos, con evidente influencia tomada de la teoría del “verso proyectivo” de Charles Olson, el epigrama griego, el hai-kai, la renga y la literatura “gozan” japonesa:

CHAGALL 

Si me atrevo y abro la ventana
puede suceder:
el cielo gris con su golondrina completamente natural
o dos amantes sobre el mismo cielo anunciando el verano.
Soy un hombre cauto,
estoy acostumbrado a los días
y temo los milagros no previstos en el programa.
Chagall ha detenido su largo vuelo sobre mis libros,
viene de sobrevolar los campos y las aldeas,
ha estremecido
los árboles
ha derribado
los frutos
la manzana
que descalabró los ojos miopes de Sir Isaac Newton.
Le digo que no crea
que yo también entreveo la posibilidad de volar,
de caminar por el cielorraso
de invitar a las muchachas
a mirar la ciudad desde arriba.
Chagall sonríe y sabe
que un hombre cauto
no puede huir de la cordura.
Si me atrevo y abro la ventana sé lo que puede suceder:
un hombre que se va sobre el aire
inventando
con un violín rojo
una serenata.
(De Álbum de familia Lima, 1971)





En la poesìa de Watanabe, encontramos a Modigliani, a Margritte, a Chagall, a Goya, a Munch, las tècnicas del "verso proyectivo" de Charles Olson, el pensamiento matemático de Max Hill, la semántica de Korzybsbi y Hayakawa, el concretismo de Kitasono Katsue, la pintura costumbrista japonesa de Hokusai Katsushika, Utamano Kitagawa y Eitoku Kano, la influencia onirica de nuestra recordada amiga Tilsa Tsuchiya, el budismo zen y la pintura”suibokuga”: actitud confesada y abierta hacia cierta sabiduría tomada de la observación minuciosa de la naturaleza, y una gran aproximación a la obra del maestro Matsuo Basho.

Llega la consagración literaria de Watanabe con sus libros: “El huso de la palabra” (1989), “Historia Natural” (1994), “Cosas del cuerpo” y “Habitó entre nosotros”; “De la memoria del ojo”, historia de la inmigración japonesa al Perú a partir de fotos de archivo (en co-autorìa con Amelia Morimoto y Oscar Chambi, 1999); “Antigona” (versión libre de la tragedia de Sófocles), y varios guiones cinematográficos , entre ellos el filme “La ciudad y los perros” , basado en la novela homónima de Mario Vargas Llosa. Entre las antologías que recogen lo mejor de su obra destacan “El guardián del hielo” (Grupo Editorial Norma) y “Patch through the canefields" publicado en Londres.

La poesía de Watanabe creció en dimensión estética y en profundidad filosófica, rescatando la sencillez de la vida, la belleza árida y cromática del paisaje costeño, lo bucólico del paisaje serrano y hasta la sonoridad acuática de lo selvático.




De esta parte de su obra, me ha interesado mucho el poema “La mantis religiosa”, observación estupenda que el poeta hace de la vida biológica con mirada de entomólogo desde una perspectiva muy personal:

La mantis religiosa

Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm de
mis ojos
Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del
Chanchamayo
y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palo seco.
Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza
cáscara.

Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
a un macho
vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
acaso demasiado presta
y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso
ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
a la muerte
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.

Las enciclopedias no conjeturan. Esta tampoco supone que última
palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta
del macho.
Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra
de agradecimiento.
 
(De El huso de la palabra)




Otro poema del rescate estético, ético y ontológico de la poesía de Watanabe, tomado desde la perspectiva y el aporte de la contemplación de la naturaleza, es “En el desierto de Olmos”, allí Watanabe, que fue un profundo conocedor de la manera “del pensar” y la forma de vida del campesino de la costa norteña de nuestro país, ha sabido describir y darle voz propia a la relación entre el hombre, el hambre, la iguana (como despensa animal) , y el medio ambiente natural:

En el desierto de Olmos
El viejo talador de espinos para carbón de palo
cuelga en el dintel de su cabaña
una obstinada lámpara de querosene,
y sobre la arena
se extiende un semicírculo de luz hospitalaria.

Este es nuestro pequeño espacio de confianza.

Más allá de la sutil frontera, en la oscuridad,
nos atisba la repugnante fauna que el viejo crea,
los imposibles injertos de los seres del aire y la tierra
y que hoy son para su propio y vivo miedo:
La imaginación trabaja sola, aun en contra.

La iguana sí es verdadera, aunque mítica. El viejo la decapita
y la desangra sobre un cacharro indigno,
y el perro lame la cuajarada roja como si fuera su vicio.

Rápida es olorosa
la blanca carne de la iguana en la baqueta de asar.
el viejo la destaza y comemos
y el perro espera paciente los delicados huesos.

Impensadamente
arrojo los huesos fuera de la luz
y tras ellos el animal entra en el país nocturno y enemigo.

Desde la oscuridad aúlla estremecido
y seguramente queriendo alcanzar
entre la inestable arena
con ansia
nuestro pequeño espacio de confianza.
Oigo entonces el reproche del viejo: deja los huesos cerca,
el perro
también es paisano.
( De Historia natural )
 

Por ultimo en el poema “El guardián del hielo” , que es una especie de “alter ego” de la infancia del poeta en Laredo, es donde Watanabe a sabido componer con destreza este estupendo poema, donde la poesía es ese conocimiento que aproxima al poeta con la gran sabiduría -que emanan de la materia de las cosas- del “gozan bungaku” y la pintura “suiboku-ga”, donde se llega a identificar la trayectoria de los versos con el “tempo” oriental de las imágenes: que es muy parecido al universo andino de nuestra pintura costumbrista, por ejemplo: la pintura de la escuela cuzqueña, y la elegancia de esa sabiduría campesina para describir el paisaje nuestro de Laredo, transformado por la poesía de Watanabe casi en un lugar mitológico como Macondo o Cómala, Santiago de Chuco o Coyungo:

El guardián del hielo

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.

Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil

Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.

No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.
 
(De Cosas del cuerpo)




Saludo con admiración la poesía de Watanabe, uno de los más grandes poetas de la generación del 70. Lamentablemente, este rápido viaje adelantado hacia el mas allá de la gloria literaria que se merece, nos deja de pronto, desolados por su prematura muerte, pero nos a dejado el sabor inconfundible de esa sabiduría afable de su poesía dialéctica, llena de descripciones y de paisajes con una identidad cultural elaborada de la tradiciòn andina y japonesa, de versos bien escritos, y siempre -al detalle- minuciosamente estudiados, llenos de una singular belleza. Watanabe fue un pintor que alcanzaba poemas y un poeta que imaginaba pinturas.

Lima 05 de Octubre del 2007.


*Conferencia disertada con motivo de la entrega de premios a los alumnos de los VIII Juegos Florales Dominguinos "Josè Watanabe Varas" del Colegio Santo Domingo de Guzmàn, Las Flores, San Juan de Luringancho, Lima, el 05 de Octubre del 2007.

diciembre 23, 2007

Sabotaje audiovisual: La Llorona, canción mexicana...(OAXACA)





La Llorona

Todos me dicen el negro, Llorona,
negro pero cariñoso,
yo soy como el chile verde, Llorona, Picante pero sabroso.
La pena y lo que no es pena, llorona,
todo es pena para mí,
ayer penaba por verte, Llorona,
y hoy peno porque te vi.

Ay de mí, llorona, Llorona,
Llorona de azul celeste,
aunque la vida me cueste, llorona,
no dejaré de quererte.

Salías del templo un día, llorona,
cuando al pasar yo te vi,
hermoso huipil llevabas, Llorona,
que la Virgen te creí.

Me subí al pino más alto, llorona,
a ver si te divisaba.
como el pino era muy tierno, llorona, Al verme llorar, lloraba

Cada vez que entra la noche, llorona,
me pongo a pensar y digo:
De que me sirve la cama, llorona,
si tu no duermes conmigo.

De la mar vino una carta, llorona,
que me mando la sirena,
y en la carta me decía, llorona,
quien tiene amor tiene pena.

Ay de mi, llorona, Llorona,
Llorona llévame al río,
tápame con tu rebozo, llorona,
porque me muero de frío.

Dicen que no tengo duelo, Llorona,
porque no me ven llorar,
hay muertos que no hacen ruido, Llorona, Y es más grande su penar

Si al cielo subir pudiera, Llorona,
las estrellas te bajara,
la luna a tus pies pusiera, Llorona, con el sol te coronara.

Ay de mi, llorona, Llorona
Llorona de ayer y hoy,
ayer maravilla fui, Llorona
y ahora ni sombra soy.

Ay de mi, llorona, llorona,
Llorona de negros ojos
ya con esta me despido, Llorona adorándote de hinojos.

No sé que tienen las flores llorona,
las flores del camposanto,
que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están llorando.

¡Ay! de mi llorona, Llorona,
tu eres mi xunca.
Me quitarán la querencia, llorona,
pero de adorarte nunca.

A un santo Cristo de fierro, llorona,
mis penas le conté yo.
¿Cuáles no serían mis penas, llorona? Que el santo Cristo lloró.

Ay! de mi llorona.
Llorona de un campolirio.
el que no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio.

Dos besos llevo en el alma, llorona,
que no se apartan de mi.
el último de mi madre, llorona,
y el primero que te di.

Hay, de mi llorona, Llorona
Llorona, llévame a ver
donde de amores se olvida, Llorona
y se empieza a padecer.

Alza los ojos y mira, Llorona
allá en la mansión oscura
una estrella que fulgura, llorona
y tristemente suspira
Es venus que se retira, Llorona
celosa de tu hermosura.

Hay de mi, Llorona, Llorona
que sí que no la luz que me alumbraba, Llorona en tinieblas me dejó.

Dicen que el primer amor, ay Llorona,
es grande y es verdadero
pero el último es mejor,
ay Llorona y más grande que el primero.

Hay de mi Llorona, Llorona
dame una estrella
qué me importa que me digan, Llorona Que tu ya no eres doncella.

diciembre 22, 2007

LA CASA Y LA HOJARASCA Y OTROS RECUERDOS DE JUAN CARLOS LÀZARO/ ROSINA VALCÀRCEL

LA CASA Y LA HOJARASCA
Y OTROS RECUERDOS
DE JUAN CARLOS LÁZARO











Por ROSINA VALCÁRCEL




Abril me sorprende gratamente con La casa y la hojarasca, (ECO, 2001) de Juan Carlos Lázaro (Lima, 1952) a quien conozco en San Eugenio el año 1970 cuando es alumno de la Gran Unidad Escolar Melitón Carbajal; gana los Juegos Florales, tiene 16 años, una extraña sonrisa bella y un puñado de versos inéditos. Él busca a mi padre, le pide mi dirección y vuela. Toca el timbre, pregunta por mí, con mi traje de gitana y mis cabellos al viento cálida lo recibo, y como muestra de simpatía voy al fondo, busco a mi hijita de 2 años se la presento. La belleza es convulsiva (Breton). Él habla de Kachkanirajmi, me deja sus manuscritos y sale disparado. Se pierde en largas caminatas y extravíos durante tres décadas.Entonces, felizmente, su hermano Luis Alberto (docente universitario) le nutre de libros. Desde los 22 años trabaja en Equis X, La República, Caretas, El Sol, Síntesis y Exportar, y él es reconocido como periodista político. En poesía publica Las Palabras (1977) y en Gris amanece la urbe del hambre (1987). Autodidacta por temperamento y cierta misantropía que cultiva adrede, hace poca vida literaria, aunque aprecia a algunos artistas coetáneos como Armando Arteaga y Nelson Castañeda a quienes conoce en el Palermo, cuando estaban en el afán de lanzar Aloysius Acker, una revista de ruptura en homenaje a Adán; y estima al escritor Paco Tumi, pero vive apartado: --"No tengo nada contra la gente, también la soledad es un gran gozo, si la eliges, es un espacio propio, íntimo, que uno lo toma como un gabinete de experimentación, meditación y creatividad". Escorpiano como Picasso, Ezra Pound y Rodolfo Hinostroza; para él lo que cuenta son los poemas que nos remiten a los autores, entre ellos valora tanto a Adán y Westphalen como a Elliot y Seferis, pues exploran el alma, el subconsciente, territorio rico para el descubrimiento de lo humano. También valora la poesía de Gustavo Valcárcel y Juan Gonzalo Rose. Le gusta el jazz y Rembrandt, Van Gogh, Picasso y Lucien Freud, nieto de Sigmund, pinta grotescas escenas de las vidas privadas: "es el Humareda del primer mundo".La casa..., reúne una labor de más de un decenio, donde cada estancia del libro está referida a diversas experiencias que le suceden, pero que apuntan fundamentalmente a indagar en la intimidad y subjetividad humana, arte de interrogaciones. Supera la dicotomía poesía pura-poesía social al fusionar con fortuna lo cotidiano y lo histórico, lo íntimo y lo colectivo. ("Eso tiene que ver con mi formación política, mi identificación con el trotskismo histórico, aquel que acogía al surrealismo y al sicoanálisis, como aportes revolucionarios, ...estoy inoculado contra el panfleto", declara). Hallamos como constantes, la desubicación, lo absurdo, la incomodidad, la fuga, la huida, la evasión de la cotidianeidad en términos recusatorios.

Juan Carlos emplea una acidez cínica para fustigar al lector. Acaso, por ello Francisco Tumi en agudo prólogo advierte que Juan Carlos Lázaro "tiene las herramientas clásicas de la poesía: buen oído, imágenes reveladoras y, sobre todo, una vieja y entrañable relación con las palabras. Todo ello puesto al servicio de un contundente testimonio personal sobre el exilio interior y el desasimiento individual, tópicos que se ponen de manifiesto desde la primera página del libro. La casa y la hojarasca indaga en el sentido de la existencia y en el sentido de los actos humanos". Qué dicha y qué dolor leer la poesía de Lázaro. La naturaleza le de 100 años de vida, amor y creación. No tardes Juanka, no tardes.


Juan Carlos Làzaro, la casa y la hojarasca.











RV. (Lima, Pando, otoño, 2002, primera versión, inédita, se entrega a sugerencia de Jorge Nájar. a la fecha JCL ha obtenido premios, ha lanzado revistas y otras botellas al mar; a la espera de las gatas de Angora que huyeron una noche limeña hace tres años).

LA NARRATIVA DE ZELIDETH CHÀVEZ CUENTAS/ ANA MARÌA INTILI

Mujeres de pie descalzo: una aproximación
a la narrativa de Zelideth Chávez Cuentas

Estudio preliminar

Ana María Intili *
Presentado en el VI Encuentro Nacional de Escritores Manuel Jesús Baquerizo,
Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
Lima, noviembre de 2007












INTI, MAR Y TEMPESTAD
Gloria Mendoza Borda

Inti se perdió en el mar
Inti alumbró el mar
Inti se hizo Inti en el mar


KANTUTA DE MIS HERIDAS
José Luis Ayala

¿Quién ignora América
donde varias veces se muere
con un tiro de gracia?
Me voy para reencontrarme
con mi pueblo soterrado
Jiquisiñcam mon ami
si no regreso las lluvias
te traerán la kantuta
amanecida en mis heridas


Los Gemelos Miran El Pasado Desde La Colina
Omar Aramayo

y detrás de esas muertes
aún las zarpas del hambre
el origen del dolor es inexplicable y se busca en nuestro designio
lame nuestros pies fatigados como una fiera somnolienta
para nosotros sólo el dolor es patria generosa


Mujeres de pie descalzo: una aproximación a la narrativa de Zelideth Chávez Cuentas

Ana María Intili *


1 JUSTIFICACIÓN DEL PERFIL DEL TRABAJO

Nací en San Miguel de Tucumán y aunque mis ancestros tuvieron raíces europeas, siempre escuché en el lenguaje cotidiano de la gente, voces quechuas y aimaras. La música y sus danzas, los vestidos y carnavales de los pueblos, el olor a albahaca y romero, nutrieron mis sentidos.

Al migrar al Perú, en diciembre de 1975, lo hacía por tercera vez. Las dos anteriores había venido de paseo, cuando mi hermana residía entre Huancayo y Lima. Mi vida discurría entre la familia, el hospital, los libros y la literatura. Este mutuo interés por las letras me ha permitido conocer a Zelideth Chávez Cuentas.

Hemos estrechado vínculos a través de los años, tiene una hija médica, como es mi profesión. Nos une también el amor por el terruño; vivir en ciudades que comparten la ruta Lima–Buenos Aires desde hace siglos, como camino de correspondencia habitual, donde San Miguel de Tucumán y San Carlos de Puno eran lugares de paso obligado; incluyendo –desde mediados del siglo XX– el envío de la revista Billiken, que sirvió para educarnos en las tareas escolares. Estas ciudades están hermanadas aún más porque formaron parte del imperio Inca.

Flor de Cactus.

2 INTRODUCCIÓN

Hay mujeres de siembra y de cosecha, de lágrimas o lamentos, en cambio Zelideth está hecha de fuerza, de pujanza, de libertad. Por eso no teme hablar, por eso decide hablar de mujeres de pie descalzo, las que sólo pueden lucirlo a través de su piel, puesta en la tierra “patarrajada”, para caminar labrando surcos sin más posibilidades que el confín.

La autora ha decidido ser la voz de los sin voz y con manos de alfarero desempolvar las historias, para expresar así la esperanza, la ternura en la mirada del humilde. Expresa su palabra el destino, no aquel de amaneceres de luces, el de las cámaras, entre lentejuelas, sino el de las olvidadas, las que no figuran en la lista de invitados o en todo caso son protagonistas de su propio desierto. De aquella tierra donde se olvida la lluvia o la retama florece para que la pisoteen los caballos, las botas, las fuerzas del poder. Entonces la mujer avanza con la espalda doblada, la mirada fija, la palabra suspendida en el silencio.

Existe un valor agregado, la narrativa de Zelideth es pura, sin tiempo y con memoria, legendaria, mítica, tan real como ancestral. Tiene el noble destino de recordarnos costumbres y giros idiomáticos que logra recuperar.

El escritor Manuel Jesús Baquerizo la califica como “la única escritora puneña donde la temática social es el eje de sus relatos”[1].

Nace en Puno en 1942, es hija de Juan Chávez Benavides y Victoria Cuentas, naturales de Huancané, quienes fueron maestros de aula en los poblados vecinos. Este es el ámbito donde se desarrolla la infancia de la escritora. Conoce de cerca a sus personajes, por eso en sus caracterizaciones no hay ficción. Al acceder a la universidad la visión crece y conjuga en su voz el testimonio del cosmos puneño en tono casi biográfico en un destino incierto, estremecedor. Hay una dialéctica cruel y trágica en el encuentro del escritor con el lector, sin embargo algunos pasajes alcanzan la ternura para elevarla a un nivel poético:

“Los otros acomodan el sueño sobre dos colchones tendidos en el piso. El
sol porfía por entre las rendijas de los tablones que parchan mal la puerta”
(p. 67).

“El llanto de su último hijo atraviesa el silencio de la columna apelusada de
la habitación” (p. 69).

Como parte de su obra se encuentran: Mujeres de pies descalzos (1996, cuentos); El día que me quieran (1999, cuentos), ¿Por qué lloras Candelaria? (2003, novela); Flor de cactus (2005, cuentos), libro donde se encuentra Un día grande como de fiesta, motivo del presente trabajo.

Su narrativa no cede terreno, por eso es múltiple, continua y permanente.
3 CONTEXTO DE LA OBRA LITERARIA

En las décadas de 1980 y 1990 Perú ha vivido una etapa de gran violencia política, la mayor del siglo XX. Estudios realizados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, indican más de 69.000 muertos o desaparecidos, como resultado del movimiento subversivo y la violencia represiva del Gobierno, que en busca de apagarlo no escatimó métodos de persecución y exterminio. La población civil fue víctima de ambos frentes.

En Literatura y violencia de los Andes, de Jorge Florez–Áybar:

“…la literatura andina tuvo como marco histórico la violencia política desatada en los Andes, a partir de los 80, con la quema de las ánforas electorales de Chuschi, Ayacucho, 18 de mayo” (p. 373).

Fueron el centro y sur andino los escenarios geográficos donde se desató la violencia política, sin embargo todo el país estuvo implicado en ello.

Gotardo Cervantes Mendívil afirma en Ayacucho, yawar destino:

“Un bledo le importa al partido gobiernista dañar la susceptibilidad de un
pueblo que constantemente es bañado en sangre: matan los terroristas,
matan los policías a sangre fría, como en el caso del científico peruano
asesinado en los portales de la ciudad, ó el hecho más sangriento
cometido en la comunidad de Chuschi. No respetan a hombres ni a la
cultura” (p. 23).

A este periodo corresponde la narrativa de Zelideth Chávez Cuentas, escritora, antropóloga, feminista y luchadora social, quien ofrece su palabra para contarnos historias que fue recogiendo en múltiples narraciones y que tuvieron lugar en esa zona.

Hay una literatura regional expresada por los autores desde el lugar de origen. No ocurre esto con Zelideth, quien radica en Lima a partir de 1972, situación que le permite ampliar su horizonte literario sin olvidar el terruño –pues hace una década– pertenece a la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, que reafirma el sentimiento local.

Florez–Áybar sostiene:

“La década del 80, del siglo XX, representa para la historia literaria del
Perú el inicio de la literatura andina, cuyos cimientos serán ulteriormente
la base de la literatura nacional (p. 373).

El crítico norteamericano Marx Cox señala[2]:

“Al analizar la producción narrativa según el origen geográfico del escritor,
se puede llegar a la conclusión que los del sur y centro del país han
dedicado más de su producción narrativa a la violencia política que los del
norte y de Lima y el Callao“.

Feliciano Padilla en Antología comentada de la literatura puneña divide en 2 fases el capítulo La narrativa en Puno:

–Etapa de la Iniciación.

–Etapa de la Consolidación.

A la segunda fase corresponde la obra de Zelideth, junto a otros exponentes literarios como son: Oscar Colchado, Cronwell Jara, Dante Castro, Luis Nieto de Gregori, Mario de Guevara, Jorgue Florez–Áybar, Juan Alberto Osorio y el mismo Feliciano Padilla.

Zelideth Chàvez Cuentas, destacada escritora.
**

4 CONTENIDO DE LA OBRA

Flor de cactus (Lima: Arteidea editores, 2005) reúne 7 cuentos de cosmovisión andina donde la adversidad es la protagonista. La autora ha decidido ser la voz de los acallados y construir con manos artesanas historias como testimonio de la realidad.

El título nos anuncia que las flores –más allá de su belleza– pueden lastimarnos con sus espinas, porque la verdad es una, cruda, estéril a veces.

En Un día grande como de fiesta, él último de los siete cuentos que conforman esta obra, Saturnina –la protagonista– es madre de nueve hijos, viven en una habitación–comedor, donde comparten la cama, la comida, la tarea que les da el sustento.

Es el cuento un estímulo a la lectura sin interrupción. Breve, profundo, donde la palabra está intensificada de modo tal que en pocas frases describe las escenas y diálogos que desencadenan sensaciones, vivencias y sentimientos cercanos.

El inicio es una advertencia:

“Saturnina ha amanecido con una angustia atravesada en el pecho, aguda
como una espina que se resiste a pasar. “Es la pesadilla” musita“(p. 67).

Es casi imperceptible para el lector, quien lo comprende en el último párrafo. Así logra expresar mitos, creencias que se transmiten pero también aluden a lo frágil del ser humano; no existe ley que lo proteja frente a la adversidad y la muerte.

El narrador–testigo, irrumpe en el relato a cada instante, para dar paso a la historia, nos va contando como multiplica las horas del día, levanta a sus hijos quienes la tienen que ayudar:

“Ella es como un poderoso motor funcionando las dieciocho horas al día”
(p. 69).
Santuca tiene ilusiones que cree están por realizarse, agrandar el cuarto donde viven:

“Sí pues, cocinaría el doble, tendría buena venta, tal vez podrían comprar
un poco de adobes para levantar otro cuarto y algunas cositas para sus
guaguas” (p. 69).

La ropa de los niños:

“Ya estaban en junio y todavía no habían podido comprarles ni libros, ni ropa
para el colegio a los mayores. Los demás heredaban no más, pues” (p. 69).

Alquilar un puesto en el mercado:

“Por fin el jueves pagará el caballero Ticona para tener puesto dentro del
mercado. “Pero tienes que esperar, Santuca, hasta que la municipalidad me
autorice a ampliar más puestos de comida”, había resoplado el obeso dirigente.
Ella soñaba tanto con esa mesa de lozas blancas, agua corriente y un sitio para
cada una de sus ollas –sus ollitas–, para cada inmaculado mantel y atendiendo
de pie” (p. 68).

Y recibe la advertencia:

“–Mañana va a haber buena venta, todas las gentes están diciendo que va
a llegar el señor presidente de Lima… –comentó con el marido” (p. 68).

más adelante:

“–Ojalá no más que no pase nada, porque cuando le llevé su terno al doctor
Cuentas, en su casa estaban hablando varios mistis diciendo que los
trabajadores y los universitarios estaban bien calientes con el gobierno, que no
querían recibir al presidente. Ojalá no pase nada, pues –farfulló a punto de
cerrar los ojos” (p. 68).

Primero la madre ofrece su seno generoso, nutre, llena de ternura a la guagua, pero las frustraciones del pobre son interminables y cuando parece estar cerca a su objetivo –como en este cuento– la realidad golpea, trasciende, mancha el cielo de negros nubarrones y la luz mortecina estremece:

“<¡Los policías! ¡Están disparando al cuerpo, carajo! ¡Cúbranse, cúbranse!>,
grita uno” (p. 70).

Es que la condición de la mujer andina no se circunscribe a la realidad doméstica, comprende también la organización de la familia, lograr el sustento, cuidar, proteger, amamantar.

Pero cuando se oyen los ruidos como atropellos en calle, Saturnina sale, se aturde pero se multiplica, da ayuda y palabras de aliento:

“A sus pies cae un cuerpo latiendo: <¡Niña Sarita! Aguaaa, aguaaa, ahorita>. Y tropezando sacas un balde: toma agüita niña, moja tu pañuelo
niño, no te asustes joven, no te desmayes señor. Y los tiros zumbando en tus
oídos, y el gas entrando en tu garganta y el llanto de tus hijos golpeando tu
pecho, hasta que aquel tiro ruin te perfora las entrañas” (p. 70).

Sale sin saber que iba al encuentro de su destino. Nada la libra de la bala asesina, de la sangre derramada en su propia tierra, de la orfandad de sus guaguas.


5 SUMILLA

Zelideth Chávez Cuentas (Puno, 1942), antropóloga y fundadora del Círculo Literario Anillo de Moebius, irrumpe en la narrativa peruana en las dos últimas décadas, abordando temas del sur andino relacionados con el empoderamiento, la humillación y la postergación de personajes cargados de historia y que evocan la memoria mítica de sus pueblos. Hay mujeres de siembra, de cosecha, de lágrimas o lamento. La autora en cambio está hecha de fuerza, de pujanza, de libertad. Por eso, no teme hablar, mejor dicho decide hablar de mujeres de pies descalzos.

Flor de cactus, nos anuncia desde el título que las espinas pueden lastimarnos, más allá de su belleza. Porque la realidad es cruda, a veces estéril. Ella ha decidido limpiar el polvo, como las manos de los alfareros, para dejar relucir la voz de los acallados, la mirada del humilde, el deseo de la esperanza. No se rinde, por eso su literatura es múltiple, continua, permanente.

Saturnina, personaje principal, se multiplica, se aturde, da ayuda, cobijo y palabras de aliento, pero ni eso la libera de la bala asesina, de la sangre derramada en su propia tierra, de la orfandad de sus guaguas.


6 BIBLIOGRAFÍA **



Barrica, Maruja (1982). Convivir. La pareja en la pobreza. Lima: Mozca Azul Editores.

Cervantes Mendívil, Gotardo (2004). Ayacucho, yawar destino. Chanchamayo: Estudio Cervantes.

Comisión de la Verdad y Reconciliación (2004). Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Perú. Lima: Corporación Gráfica NAVARRETE.

Chávez Cuentas, Zelideth (2005). Flor de cactus. Lima: Arteidea editores.

Flórez–Áybar, Jorge (2004). Literatura y violencia en Los Andes. Lima: Arteidea editores.

Hernández, Max (1991). Memoria del bien perdido: conflicto, identidad y nostalgia en el Inca Garcilaso de la Vega. Lima: IEP Ediciones.

Hernández, Max; Lemlij, Moisés; Millones, Luis; Péndola, Alberto; Rostwowsky María (1987). Entre el mito y la historia. Psicoanálisis y pasado andino. Lima: Psicoanálisis Imago.

Padilla, Feliciano (2005). Antología comentada de la literatura puneña. Lima: Fondo Editorial Cultura Peruana.

Portocarrero, Gonzalo (1993). Racismo y mestizaje. Lima: SUR Casa de Estudios del Socialismo.

Rodríguez Rabanal, César (1989). Cicatrices de la pobreza, Un estudio psicoanalítico. Caracas: Nueva Sociedad.

(1995). La violencia de los Andes. Caracas: Nueva Sociedad.



7 BIODATA *



Ana María Intili (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1950), escritora, poeta, médico, psicoterapeuta psicoanalista. Reside en Lima (Perú) desde 1975.

Obra publicada:
-Poesía reunida en Niña de San Miguel (bajo el Auspicio de la Academia
Iberoamericana de Poesía).

Antologías:
-Poesía en el Puerto (Callao, Perú, 2003).
-Breves, brevísimas. Antología de la minificción peruana (Giovanna Minardi,
Palermo (Italia)-Lima (Perú), 2006.
-Con los cuentos en la manga (Arteidea editores, Lima, 2007, en prensa).
-II antología digital de poesía: Una voz en el abismo 2007, organizada por la
revista literaria virtual Remolinos.
-Poesía seleccionada en la Revista Literaria digital Azul@rte.
-Cuentos seleccionados en la Antología 2007-2008 de Ediciones Alondras,
Canadá.

En la Universidad de Guadalajara (México), en los años 2006 y 2007, ha sido incluida en la cátedra: Poetas de Habla Hispanoamericana de Lectura Obligatoria.

Parte de su obra fue traducida al italiano por la catedrática Gladys Basagoitia, publicándose en la Asociación Cultural Comitato Internazionale 8 Marzo-Donne del Mondo, con base en Italia.

Obtuvo Mención Honrosa por su participación en el Concurso estudiantil Poesía Romántica Latinoamericana, San Miguel de Tucumán, 1965.

Recibió las Palmas Municipales de Huamanga, con Mención en Poesía, Ayacucho (Perú) 2005.



[1] Testimonio personal de Zelideth Chávez Cuentas.
[2] Tomado de Literatura y violencia en los Andes (p. 373).

diciembre 21, 2007

PANCHO FIERRO: ACUARELA, CRÌTICA Y EXILIO/ JUAN CARLOS LÀZARO

Pancho Fierro:
Acuarela, crítica y exilio










Escribe Juan Carlos Lázaro


Tardíamente, cuando ya concluye el año, Lima recuerda que en este 2007 se cumple el bicentenario de su más grande acuarelista, Pancho Fierro, y decide conmemorar el acontecimiento con una rápida exposición de “reproducciones” de algunas de sus acuarelas en la galería municipal del centro capitalino. Pero la parquedad y pobreza de esta exposición es clamorosa. Tanto la veintena de reproducciones como el texto que la antecede terminan desinformando antes que ilustrando al público sobre tan importante arista y su obra.

Una vez más, el sambenito de “costumbrista” y “criollo” termina por definir a medias al artista y vaciar de contenido la profunda crítica social que expresó a través de sus acuarelas. Hijo de un blanco y de una negra, Pancho Fierro nació en Lima en 1807 y forjó su pincel al pie de la batea de lavandera de su madre. Fue autodidacto. Practicó la pintura como un oficio, puesto que se ganaba la vida pintando letreros comerciales y carteles que anunciaban las corridas de toros. Algunas familias devotas también lo contrataban a veces para que pintara imágenes de santos en los muros circundantes de los patios y zaguanes de sus casas. Es fácil imaginarlo como uno más de los personajes del pueblo que captó su pincel, siempre atento al devenir cotidiano y a sus actores.
Visìòn crìtica de nuestras costumbres por Pancho Fierro.
Pancho Fierro murió en julio de 1879, en el hospital Dos de Mayo, pocas semanas después que Chile le declarara la guerra al Perú y a Bolivia. En sus 72 años de existencia fue testigo de la caída del régimen colonial, del nacimiento de la República, de la pugna por el poder de los caudillos militares, y de la “prosperidad falaz” que vivió el Perú por la tenencia y venta de sus ingentes recursos guaneros. El tránsito de una a otra de estas etapas históricas implicó una serie de modificaciones en las costumbres y actitudes de sus personajes que Pancho Fierro capturó con ojo zahorí y graficó con desbordante talento. En este sentido también fue un extraordinario documentalista de la vida social peruana del siglo XIX.

Ahora bien, en sus acuarelas los personajes y escenas de danzas y rituales populares, del demos criollo, transmiten una fresca vitalidad, gozan de espontánea alegría, y el pincel que las describe carga su trazo de vívida ternura, cuando no de travesura. Así aparecen los hombres y mujeres dedicados al comercio ambulatorio y los practicantes de los llamados “oficios menores”, lo mismo que las estampas de danzantes morenos y cantantes callejeros. En cambio, el pincel tornase burlón cuando retrata al magistrado, al clérigo o al aristócrata, casi siempre encorvados, ceñudos y abotagados en sus pretenciosas vestimentas. La crítica va implícita, es sutil. El espectador de estas acuarelas no puede sino reaccionar de diferente manera ante estos dos tipos de enfoque, pasando de la sonrisa irónica a la socarrona.
Posible retrato de Pancho Fierro

Y es que con Pancho Fierro sucede lo mismo que con Ricardo Palma, quien, al decir de Mariátegui, “interpreta al mediopelo” y cuya burla “roe risueñamente el prestigio del Virreinato y el de la aristocracia.” Por su parte, Haya de la Torre apunta al respecto: “Creo que Palma hundió la pluma en el pasado para luego blandirla en alto y reírse de él. Ninguna institución u hombre de la Colonia y aún de la República escapó a la mordedura tantas veces tan certera de la ironía, el sarcasmo y siempre el ridículo de la jocosa crítica de Palma.” He aquí la esencia de estos dos grandes artistas, motejados ambos de “costumbristas” acaso como una forma de soslayar su vena popular y su crítica social, expresadas con la sutileza propia de la pluma y del pincel y, sobre todo, con enorme talento.

Sin embargo nada de esto se dice ni se puede deducir de la curaduría de la exposición de la Municipalidad de Lima, la cual presenta una veintena de reproducciones en formato grande de las acuarelas de Pancho Fierro que originalmente fueron pintadas sobre cartulina en formato de 23 x 30 centímetros. La escasa información sobre la muestra indica que tales acuarelas pertenecen a la colección del Banco de Crédito del Perú. Uno no puede evitar preguntarse por qué no se presentan lo originales a fin de que el público, los estudiantes y los interesados puedan gozar del “arte vivo” de Pancho Fierro, considerando que se trata de una ocasión especial, muy especial, como es el bicentenario del artista.
Costumbrismo lleno de color.
Se sabe que Pancho Fierro llegó a pintar más de 1,200 acuarelas. Lo que quedan de ellas en el Perú es sólo una pequeña parte. El resto de su obra se halla en colecciones privadas del extranjero. Una de éstas, acaso la más difundida en lujosos libros de arte, está en Rusia. ¿Cómo llegaron a tan remoto país esas acuarelas? Simbólico exilio en el que aún se mantiene a nuestro más grande acuarelista.

Lima, 19 de diciembre de 2007
juancarloslazaro@yahoo.com.es






diciembre 18, 2007

PRESENTACIÒN DEL LIBRO "POZO SAGRADO" DE DANILO SÀNCHEZ LIHON


Presentación


del


libro:




POZO SAGRADO





Autor:




Danilo Sánchez Lihon






Panel:





Armando Arteaga






Dante Castro




y Maynor Freyre






Sala de Oficina Central,
Sede Miraflores






Viernes 21 de Diciembre 2007.
7:00 p.m.






Esquina
Av. Angamos y Av. Arequipa. Miraflores.

diciembre 17, 2007

POESÌA EN LA VÌA EXPRESA/ POESÌA DEL PÒMULO MORADO



POESIA EN LA VIA EXPRESA

POESIA DEL PÓMULO MORADO

A CARGO DE LA
ASOCIACION CULTURAL CAPULI,
VALLEJO Y SU TIERRA:

Fabio Gallo Gallo
Zulema Vásquez
Sara Joffré
Berta Morillo
Ramón Noriega
Danilo Sánchez Lihón
Gladys Flores
Nora Fataccioli
Víctor Castro
Luis Miguel Anamaría
Armando Arteaga
Segundo Varas
Julio Heredia
Julia del Prado
Ana María Intili



Jueves 20 de Diciembre 2007
7.30 pm.

INGRESO LIBRE

Paseo de la República 5864 – Miraflores
(Esquina vía Expresa/Benavides)
Teléfono 444-3672
E-mail:
antaresayl@terra.com.pe

diciembre 11, 2007

QUE NO LE DEN GATO POR LIEBRE/ JUAN CARLOS LÀZARO

  • Que no le den gato por liebre
    Escribe Juan Carlos Lázaro **


    Juan Carlos Làzaro analiza la obra de Zein Zorrilla.

El narrador Zein Zorrilla* añadió este año a su bibliografía un nuevo título dedicado a la materia de su especialidad: Hija de Bergman y Kurosawa; nieta de Balzac: La novela en el siglo XXI. De por sí, el título ya es un planteamiento que designa y sintetiza los dos hitos fundamentales de la evolución del arte novelístico. Pero la verdadera intención del libro, al parecer, consiste en recordarnos que el género narrativo tiene sus propias leyes, muy estrictas a veces, pero que gracias a ellas podemos calibrar la verdadera calidad de una obra literaria, gozar mejor de ella y evitar de esta manera que nos den gato por liebre.

La Obra de Zorrilla en cuestiòn.
La advertencia es pertinente puesto que nunca como ahora una avalancha de “nuevos narradores” toma por asalto el arte de la novela valiéndose de los recursos más superfluos y gratuitos, propios del periodismo amarillo, antes de que del lenguaje y la técnica novelísticas. Esto no hace sino revelar que también en la literatura las leyes del mercado –impulsadas principalmente por las grandes editoriales- están suplantando a las leyes de la narrativa y haciendo de los nuevos escritores simples agentes de escándalo y venta. Su parámetro es el marketing, no el conocimiento ni la creatividad.

La idea básica de La novela en el siglo XXI sostiene que el arte novelístico, en tanto fábrica de ficciones, se emparentó en sus inicios con la narrativa oral y con el teatro, y desde el siglo XX lo hace con la cinematografía. Todas estas artes son productoras de ficciones, por lo que la novela obedece a leyes comunes a esas artes. Más aún, muchas veces el teatro y el cine se han mostrado más eficaces que la novela en la exploración de los recursos de la ficción. El capítulo sobre “La ficción y sus elementos” –la idea básica, la historia, la trama, el conflicto, los personajes, etc.- es relevante por su didactismo y muchos de los ejemplos que cita son tomados precisamente del llamado séptimo arte.

En un pasaje del capítulo citado refiere una lección de E.M. Forter: “Historia: narración de eventos dispuestos en una secuencia temporal. Trama: la misma narración de eventos, pero con el énfasis puesto ahora en la relación causal. El rey murió y la reina murió…, es una historia. El rey murió, luego la reina murió de pena, es la misma historia tramada.” En otro pasaje nos advierte, citando a Aristóteles, del despeñadero que les aguarda a las historias de trama débil. Aunque sorprenda a muchos, es el caso de Cien años de soledad, de García Márquez, o de El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría, desbordadas por una incoherente acumulación de episodios, los cuales pueden incrementarse o disminuirse en número, sin que se resienta en absoluto la totalidad de la novela. El ejemplo contrario es Madame Bovary, de Flaubert, considerada una novela de trama magistral. “El baile en el castillo de la Vaubyessard determina el despertar de Emma, que determina su caída en brazos de Rodolfo Boulanger, cuya decepción determina la aceptación de León Dupuis como amante, decisión que determina, etc… hasta el trago del veneno final.” En esta novela, dice Zein Zorrilla, no se pueden restar eventos, añadir ni permutar, sin alterar sensiblemente la trama. “Le Mot juste es cierto, pero antes una poderosa trama que permita el lucimiento del celebrado mot juste.”

De estas valiosas lecciones están hechas las páginas de La novela en el siglo XXI, las que también comprenden una revisión de la evolución histórica de ese género con su respectivo tributo al teatro y a la cinematografía. El capítulo dedicado a “La novela contemporánea” echa un vistazo panorámico a las innovaciones que representaron los recursos del monólogo interior, el flujo de la conciencia y los puntos de vista múltiples. Las páginas siguientes muestran el poderoso eco de las periferias, es decir, la novela producida en Rusia, China, Japón, los países árabes y en la América Hispana; y concluye con un “divertimento” que no es sino “un breve análisis de la estructura dramática” del primer capítulo de La despedida, del escritor checo Milan Kundera, con fines didácticos.

Zein Zorrilla, destacado novelista del 70, entrando a la crìtica literaria.
La novela en el siglo XXI, de Zein Zorrilla, se publicó en edición de lujo en mayo del presente año. Pese a la buena pluma con que está escrito y a la utilidad de sus lecciones, la mayor parte de la prensa le ha dado la espalda. Sin embargo, tengo noticias que en los extramuros de la ciudad universitaria de San Marcos arrecian las demandas de los estudiantes de Literatura por una copia de este libro. Esta anécdota despierta mi optimismo. Quizá las próximas generaciones de narradores peruanos, a diferencia de la actual (si no se corrige a tiempo), ya no tendrán que competir con Cattones ni Gisellas, sino con verdaderos novelistas.

Lima, diciembre de 2007


*Zein Zorrilla (Huancavelica, 1951). Ha publicado los libros de relatos Oh Generación (1988), Siete rosas de hierro (2003) y El bosque Amonacid y otros cuentos (2005). También es autor de las novelas Dos más por Charly (1996), Las mellizas de Huaguil (1999) y Carretera al purgatorio (2003). Su obra crítica trata de los casos literarios de Julio Ramón Ribeyro, de Mario Vargas Llosa y analiza el fenómeno de la novela andina.

**Juan Carlos Lázaro (Lima, 1952). Es poeta, editor y periodista. Ha publicado tres colecciones de poesía: Las palabras (1977), Gris amanece la urbe del hambre (1987) y La casa y la hojarasca (2001). Edita y dirige las revistas Hechos & argumentos (política y cultura) y Sol & Niebla (poesía).
Juan Carlos Lázaro: hechosperu@hotmail.com

diciembre 10, 2007

JORGE SALAZAR: CONFESIONES VERDADERAS/ ROSINA VALCÀRCEL

Jorge Salazar
Confesiones verdaderas
San Marcos, el cine, la literatura, Jesús y la amistad

Por Rosina Valcárcel


1940: Jorge Salazar Cabana, nace en Chosica el 27 de septiembre. Se muda a Lima
y el choque es tremendo, le parece que todos llegan a morir a la capital.
1962-63 lo conozco en el Instituto Mariátegui, él tiene 23 años, es alto, delgadísimo,
de tez morena, serio, solitario, inconforme y militante de la Juventud Comunista. Admiramos a la Revolución Cubana. Estimamos a Miguel Tauro y a otros revolucionarios.
1964 en la Universidad de San Marcos, cerca a Adriana Palomino, Dora Ríos, Pancho Izquierdo López (fallecido recién), Carmen Sánchez León, Alaín Elías, cultivamos sueños, inquietudes, silbando canciones de la guerra civil española. Él aprecia a los compañeros del ELN, y conspira algunas tareas. Consume harto café y cigarrillos, hay alguien que lo tilda de mitómano, ¿pero acaso la literatura no se construye fabulando?
Con el tiempo, su humor y cierto escepticismo se expresarán en sus libros reconocidos:
1976 Piensan que estamos muertos -coautor Alaín Elías. Mosca Azul, edita.
1980 ganó el Premio Casa de las Américas (La Habana) por su obra magistral, la novela La ópera de los fantasmas.
1987 Poggi: la verdad del caso
1991 La medianoche del japonés (la USMP reedita). Novela y crónica periodística sobre un caso que conmocionó a la Lima de mediados de los años '40. La existencia culposa de un asesino atómico, los avatares existenciales de un novel periodista de
La Crónica, y el parco descenso del nipón Mamoru Shimitzu en los abismos herméticos del homicidio múltiple en Chacra Colorada, son las tres historias principales que se entrelazan y retroalimentan La Medianoche del Japonés.
Como escenario de fondo, intensas y disímiles geografías cosmopolitas: desolación en New York, gris medianía limeña, ceremoniosa y engañosa calma a la vera el Oka, se alternan como proveedoras de atmósferas propicias a esta afilada narración histórica y personal. Salazar, periodista versátil y escritor experimentado en aquellas lides donde las palabras se hacen crimen, honra los rigores de la investigación periodística bajo cualidades literarias de gran aliento. El fruto, sin duda es una de las más destacadas novelas policiales de la última etapa, ajena a lo light y fiel al juramento de Shimitzu: todo honor se paga con sangre. Tinta roja también sirve. (A la Media Noche: Caretas).
2000: 11 historias del fútbol
2005: Crónicas gastronómicas, entre otros.
2006 Miércoles 10 de mayo presenta en Quintaro Los papeles de Damasco, lanzado por la editorial Alfaguara.
Una historia en los tiempos de Cristo, novela que aborda un tema siempre misterioso (el cristianismo), que en este libro no encierra clave alguna y que, con un ágil lenguaje, es desarrollado a modo de crónicas. Coco es un escritor importante y un agudo periodista ameno, por sus viajes se hizo mundano, tahúr favorecido por la suerte en el juego, lo que es resultado de su fe en el azar y le permite compartir sus frutos.
Jorge ha trabajado en casi todos los medios escritos del Perú como Expreso, Correo, Caretas, La República, El Comercio y en algunos del extranjero, ha sido catedrático universitario, también es un investigador y analista del fútbol nacional e internacional, es asesor y colaborador de UNICEF en temas deportivos. Actualmente se halla muy enfermo, tiene dos corazones que le dejan respirar y seguir amando.
1995, octubre, La academia en la olla. Reencuentro.
Desde entonces de modo intermitente, platicamos alrededor de una mesa frente a un delicioso plato de comida preparada por él, como un pescado a vapor, arroz chaufa con camarones y generosas copas de vino blanco, sea con Dora, Alfredo Allaín, Carlos CF., Elma o Edgardo. Así verifiqué cómo para el amigo escribir es todo, le causa tristeza y dicha; cuando concluye algo se siente un dios, por crear universos que substituyen el real, que mejoran todo lo ya caduco: la Iglesia o el Partido político.
1996-2004: Es un gran bailarín, conversador carismático y buen galán. Investiga, lee, escribe díario. Sobrevive su afecto por Luis Hernández, Alaín Elías, Coco Pimentel, Armando Arteaga, Julio Heredia, Tito Rodríguez Pastor, Eloy Jáuregui, entre otros.
2005: La poeta Elma y Edgardo Saldaña, ambos jóvenes, lo asisten. Y, como los gatos que amamos, va por su séptima vida toreando los males del corazón. Hace poco, gracias a Liliana Com y a Mayte Mujica (de la editorial Santillana-Alfaguara), diversas amistades: Miguel Tauro, Max Hernández, Oscar Málaga, Nilo Espinoza, Diana Miloslavich, Alfonso Grados Bertorini, Doris Moromisato, Carlos Carnero Figuerola, entre otros le ofrendamos cariño en una cálida cena en el Wa Lok de Angamos.
2007 Diciembre 2, domingo, 4: 30 de la tarde. Jorge me espera en su departamento de la Av. Benavides 712, piso 703 del mismo edificio donde vive hace años. Ahí lo acompañan sus viejos libros, múltiples casettes de música y algunos cuadros bellos, dos de Carlos Ostolaza. A sus 67 años de vida y 47 de periodista, Coco no deja de escribir, sea sobre su infancia u otros recuerdos. Me entero que el futbolista entrenador Juan Carlos Oblitas, el periodista Jaime Bedoya y otros conocidos le sigue dando la mano. No es casual pues, que para Coco la amistad y la literatura sean los dos puntos de apoyo con los que puede mover su mundo y defenderse de la adversidad.
Inicios de escritor
No tengo una memoria precisa sobre cuándo empecé a escribir, lo que sí puedo afirmar es que al provenir de un hogar conservador y tradicional, donde los infantes "deben escuchar a los mayores", sentía que me faltaba comunicación y empecé a escribir sueños, amores, frustraciones. Algunos temas o personajes son útiles para enmascarar al niño, aquel que éramos en la infancia y que, a veces, deseamos seguir siendo. Algunas tardes ese pequeño aparece y se esfuma como un cuento de brujos.

Libros, autores e influencias
Muchos. Lo que pasa es que libros y autores tienen sus edades, sus tiempos, de niño leía a Monteiro Lobato, Salgari, Verne. Luego vendrá Walter Scott, Unamuno. Mi generación leía y adoraba a Sartre, Vallejo, García Lorca, Christiane Rochefort (1917-1998) como El reposo del guerrero. De muchacho me tocó muy cerca Enrique Congrains; luego vendrían Borges y Vargas Llosa. Hubo un tiempo para un trío de españoles: Luis Martín Santos, Cela y Antonio Gala. Ya te digo, admiro a muchísimos amigos: Gregorio Martínez, Miguelito Gutiérrez. Me imagino que hay mucho más libros y autores que influyen y me ayudan en el oficio.



Cine
Con el cine me sucede lo mismo que con la lectura: cada época de la vida, creo, tiene sus películas y directores: los western de John Ford; el realismo italiano de Rosellini, De Sica; películas inolvidables: Roma, ciudad abierta, Nos habíamos amado tanto. Eran días de Gasman, y Ettore Scola, Mastroiani y Fellini. Hoy tengo en la memoria a franceses como Chabrol o ingleses como Hitchcock. ¿Cómo dejar de lado el formidable trabajo de Clint Easwood? Hay edades, tiempos...
Clásicos
Yo llamo clásicos (igual en música, literatura o cine) a todo aquello que ha sido imposible de batir por el tiempo, es decir a aquellas obras que se me quedaron en la memoria. Un libro, una melodía o una película que presentan complicaciones o dificultades son abandonados, olvidados, no se guardan en la memoria. Los clásicos no deben requerir esfuerzos. Ser feliz no debe ser difícil...
Cuando pequeño, como todos los niños de mi generación fui coleccionista de estampillas y "películas", esos pedacitos de celuloide desde los cuales los propios artistas, héroes heroínas nos narraban sus aventuras y también sus desventuras y desengaños, de alguna manera Quasimodo, Frankenstein y el Hombre Lobo, horrendas criaturas, también llegaban a despertar mi afecto y comprensión. Pero mi mejor compañero, confieso, era alguien a quien no veré más con los ojos de esa edad y ese tiempo: el Fantasma de la Ópera.
Mucho después, y cuando el mundo apuraba hacia la TV y las conquistas espaciales y yo había cambiado las estampillas, la esquina de mi barrio y las "películas" por el fútbol, los viajes y los andares de las muchachas, me nació otra afición: los afiches cinematográficos. Las viejas películas, las de la infancia, que aunque muchas veces eran mudas, todavía me siguen brindando confidencias y, sobre todo, una especie de felicidad. (Limache: Un año con trece lunas, Colmillo blanco, 1995).
Proceso literario
Creo haber alcanzado algunas metas y, pese a haber ganado importantes premios internacionales –Casa de las Américas, De Gids–, todavía quiero mejorar... Creo que ha sido un proceso duro y hasta doloroso pero que me ha hecho y me hace feliz.
Viajes
Ha sido una suerte haber terminado la escuela en Europa, Inglaterra. El vivir tantos años fuera te enseña a tomar conciencia de tu propio país: sus miserias y grandezas; también a darte cuenta que somos herederos de una formidable civilización y tendríamos que estar a la altura de ello. Conocer otros pueblos, satisface curiosidades y te convierte en un humanista.
Militancia juvenil
Creo que ser de izquierda, militante, era una opción impostergable en los años de juventud, los años 60. Los jóvenes no podrían dejar de lado el tren de esa historia.
Del amor y de la amistad
Que no sirven para nada, salvo para conseguir lo más importante de la existencia: ser feliz.
Penas y tristezas
Todavía, y creo que nunca pasará, me duelen la muerte de mi abuela y mi madre, la de algunos compañeros luchadores: Javier Heraud, Pedro Pinillos y, por supuesto, me cuesta trabajo saber que Lucho Hernández no vendrá a cenar a la casa.
Alegrías
Tener algunas compañías inolvidables, recibir el amor de muchos amigos y que mis libros se vendan.
Autodefinición
Me veo como un hombre muy simple, algo solitario y muy afortunado en las tareas que emprendo. Creo ser un personaje múltiple que gusta de cocinar, el fútbol, la historia, la literatura. Soy un curioso de siete suelas.
Los papeles de Damasco
Las novelas de temática cristiana son poco frecuentes, en Perú, cierto. ¿Qué me motivó a escribirla?
La idea de realizar esta novela nace de mis recuerdos de infancia. Cuando pequeño, las épocas en que se celebraba la Semana Santa me agobiaban sobremanera, a mí, y a todos los niños de aquella generación. Y es que en ese entonces las personas pasaban por las calles vestidas de un luto riguroso, nunca hablaban en voz alta, se comía bacalao, sopa de yuyo, y la simulación del sufrimiento se convertía en el pan de cada día. Por supuesto, que esas experiencias han sido determinantes, porque este libro habla de Jesucristo, ese personaje que otrora, con ojos de infante, veía crucificado y sufriente, y que ahora, a raíz de mis investigaciones e innumerables viajes por los lugares que en este libro he nombrado, muestro desde una perspectiva diferente.
Historia ambientada en los tiempos del Mago Cristo
¿Me tomé libertades como escritor respecto a la realidad?
Es crucial señalar es real el contexto histórico. Narro parte de la expansión romana, la idiosincrasia de la sociedad judía, la admiración que se tenía por ese personaje llamado mago porque curaba tan sólo con la palabra, y que en realidad era Jesucristo.
Fuentes
Innumerables, por cierto. Hay que considerar que este libro es el resultado de más de veinticinco años de investigación. En ese tiempo he platicado con maestros europeos de la cultura grecorromana, estudiado archivos romanos, conocido la Tierra Santa y muchos otros lugares vinculados a Jesucristo.
Este libro no obedece a la búsqueda del éxito en las ventas
Es comprensible que tras la polémica universal, surgida a raíz de El código Da Vinci, algunos piensen que este libro busca entrar en la misma categoría que el texto de Brown. Felizmente no es así. Como ya lo expliqué, este libro no se ha escrito de un día a otro; todo lo contrario. No pretendo polemizar con él, porque el objetivo de haberlo escrito no es ése, sino el de entretener a los lectores y, personalmente, de calmar las angustias que desde niño he estado acarreando.
Discusiones en torno a El código Da Vinci
No se puede cuestionar a una novela más que con argumentos puramente literarios. Por eso, las polémicas despertadas fuera de ese contexto se hallan por demás, porque en una novela, el escritor, creador y recreador de mundos posibles está en la libertad de escribir las historias que desee. No hay que subestimar al lector ni confundirlo con discusiones inútiles, pues él sabe muy bien que una novela no tiene el deber de decir siempre la verdad.
¿El tema de la vida de Jesús es una forma de estar vigente?
No. Yo tuve desde mi infancia una inmensa preocupación por la religión. De un lado porque la educación impone a nuestros padres que nos conviertan en seres racionales, inteligentes, que seamos lógicos. Sin embargo, la religión es una materia en la que no entran esas cosas. Nos piden que seamos razonables y nos cuentan una historia muy poco razonable, entonces mi curiosidad me llevó a indagar.
Jesús y la palabra
No trato de darle claves. Más bien, para mí sí, para entender a este ser maravilloso que nos enseñó tanto con la palabra. Justo mi admiración por el maestro Jesús es por su dominio maravilloso de la palabra.
Poder, lenguaje y metáforas
Claro, las metáforas, la enseñanza, pero sobre todo el tremendo poder persuasivo que tiene la palabra, el carácter mágico de la palabra. Porque sus milagros no están hechos con pomadas o bálsamos o cosas de los brujos o los charlatanes, sino en base a la palabra. ¡Lázaro, levántate y anda! Y se levanta y anda… Ahí no hay vuelta que darle.
Título "Los Papeles de Damasco"
En 1967, cuando laboraba para Informaciones, periódico español, coincidí en Damasco con Walter Tower, cronista suizo famoso, quien fue jefe de la página internacional del diario alemán Dier Spiegel. Ahí hallé unos manuscritos que quise entregar a las autoridades, pero nadie me hizo caso pues estaban en plena guerra. Damasco había sido bombardeada.
Referencias de los manuscritos
Hay referencias antiguas de hechos vinculados a Jesús, fundamentalmente de andanzas de cristianos en Damasco, donde había una comunidad cristiana al parecer muy fuerte. De Damasco se conoce muy poco, salvo la referencia al viaje de Saulo o Pablo, que va camino a Damasco a perseguir cristianos y es allí donde escucha una voz misteriosa que le dice: ¡Saulo... por qué me persigues...!
Lenguaje en que están escritos
En latín y griego antiguo. Varios amigos en Londres y en Polonia me ayudaron en la traducción para comprender de qué se trataba, y despertó más mi interés, pues aunque un poco dispersas, hay menciones a Pablo, a Judas, a Jesús, y ello me sirvió de base y me volvió a despertar esa angustia que tenía desde niño.
El destino de esos papeles
Después de que acabamos la traducción de los documentos se los obsequié a mi esposa de ese entonces, una alemana, y ella después los donó a una biblioteca de Berlín.
Opinión sobre Dan Brown y su obra
Muchos de los escritores producen pensando en la fama, en el cine, pensando en hacer algo muy espectacular, muy americano, y eso es finalmente. Yo me he entretenido con esta novela y con otras. Me entretiene mucho pero no la tomo en serio.
Evangelio de Judas hecho público por National Geographic
También entra en la moda. Conozco el manuscrito e incluso tengo una traducción, porque fue descubierto hace muchos años. Lo han sacado como respuesta a esa angustia que está despertando en el hombre del siglo XXI, el más allá. Son manuscritos que datan casi de la misma época de los Manuscritos del Mar Muerto, hallados en el Monasterio de Qumrán, en los que se dice que Jesús aprendió las artes médicas.


Novela está contextualizada en la época
El contexto es absolutamente real. He consultado a decenas de historiadores y gente entendida en la materia, y yo mismo me he metido con todo en el tema. De ahí que se llame "Una historia en los tiempos de Cristo". Me he trasladado a esa época y he tratado de reconstruir ese mundo, en la medida de mis posibilidades.
El libro y la angustia
En parte sí he superado la angustia, pues una de las cosas que creo haber descubierto, que a mí no me terminaba de convencer, es la inmensa dimensión humana de este ser tan maravilloso que es Jesucristo. Su tremenda honradez y su enorme capacidad de estudio, de trabajo.
El libro relata la vida de un cronista de nombre Marcio, quien acompañado de su siervo Teófilo decide indagar acerca de la vida de Jesús Ben Josef, más conocido como Cristo, el Mesías, en razón de que ha escuchado de sus "milagros" y enseñanzas. Entonces emprende viaje a la tierra donde este vivió y luego al lugar donde se dice murió crucificado. En su travesía, halla un mundo desconocido con personajes históricos como Poncio Pilatos y otros más. Trata de esclarecer sus dudas acerca de la muerte y resurrección de Cristo, hecho que le resulta inconcebible porque viola la legislación romana.
Coda
Tanto Jorge como Manuel Jesús Orbegozo declaran estar contra la pena de muerte, ambos aseguran que: dicha pena no soluciona nada y que los problemas reales que hacen que se incremente el número de asesinos seriales o de desequilibrados mentales (o sexuales) que cometen violaciones son la pobreza, el hacinamiento, la falta de una adecuada educación y la incapacidad histórica del Estado para enfrentar estos retos y darle a la población una mejor calidad de vida.

Notas, fuentes.-
1. *Cf/ Rosina Valcárcel. Aprendiz de maga, Lima, Horizonte, 2006.
2. Oscar Limache:Un año con trece lunas, Colmillo blanco, 1995.
3. La Primera, Lima 23/05/06 Jorge Salazar x Jack Martínez: "No busco polémica, sólo entretener a mis lectores". Jmartinez@ednoperu.com. Home agenda noticias autores editoriales rincón del lector biblioteca digital tienda enlaces nosotros contacto
nosotros contacto.
4. "El crimen también es parte de la historia" - Entrevista. La dimensión de Cristo, según Jorge Salazar por Víctor Cortés. Expreso, Lima 09/05/06.
5. Qumrán es el nombre árabe contemporáneo dado a unas ruinas, donde habría habitado una comunidad de la secta judía de los esenios.

Lima, Miraflores, jueves 6 noviembre de 2007.


Alfonso Grados Bertorini y Alejandro Romualdo en re-encuentro. Alfonso Grados Bertorini(Toribio Gol) se uniò entusiasta al homenaje a "Coco" Salazar, destacò las cualidades literarias de nuestro cronista y periodista.


*Testimonio expuesto en Homenaje a Jorge Salazar. 28a Feria del Libro Ricardo Palma a las 7: 00 p.m.

diciembre 09, 2007

EVOCACIÒN DE ANDRÈS ALENCASTRE EN LA ALIANZA FRANCESA DE MIRAFLORES


EVOCACIÓN DE ANDRÉS ALENCASTRE

Andrés Alencastre/Kilku Warak'a,

el màs destacado poeta peruano en lengua quechua.

Andrés Alencastre, considerado el poeta en lengua quechua más significativo de la modernidad,
será evocado este martes 11 de diciembre a las 7.30 PM en la Sala Lamiere de la Alianza Francesa de Miraflores
que se ubica en la Av. Arequipa 4595.

En esta conferencia y recital de poesía participarán el doctor Virgilio Roel Pineda, el escritor Armando Azcuña Niño de Guzmán y el actor y poeta Segundo Vara Balcázar.

En esta ocasión se presentará también el CD titulado Runa Simi Taki alusivo a la obra del gran poeta que fuera Andrés Alencastre, quien en vida recibió el reconocimiento de José María Arguedas.

Entrada libre.
Están todos invitados.

LA MARCHA FORZADA/ JOSÈ DIEZ

LA MARCHA FORZADA


Por Josè Diez
Josè Diez en la presentacion de su libro en Chiclayo.
Al finalizar abril del 73; anclaba por primera vez en Barcelona y de inmediato rumbo a Plama de Mallorca. Te impresiona la isla con esa rara inspiración de su naturaleza. Las superestrechas callecitas del centro por donde se encuentra el Ayuntamiento; la hace notoria, agradable y pintoresca. Sólo el caminar por ellas me convertía en un tremebundo personaje. Me hice de muchos amigos del continente y de muchos españoles de lejanos pueblos de Extremadura y de Andalucía.
En los meses de julio, setiembre, me llegaron cartas de Isaac Rupay y de Jorge Pimentel; que marchaba de la Bundes-republiek Alemana hacia Madrid. Le escribí para contactarnos en Barcelona, pero sus contratiempos y abatares, denegó el encuentro. Isaac por el contrario ya fundaba su primera revista literaria: La Tortuga ecuestre. Su rostro lo llegaría a transfigurar con la de Lautremont por la tez y la edad. Que nobleza de hombre persistía en su ser. Siempre que lo recuerdo, mi mente se ubica en el puesto de periódicos de su padre, en la Colmena y unas cuadras más allá a Eloy Jáuregui, con algunos encuentros de Feliciano Mejía, José Cerna y Manuel Morales; el poeta de... si tienes un amigo que toca tambor, cuídalo es más que un consejo...nos invitaba calles abajo de la gran Lima, para hurgarle unas copitas aguardiente a la nostalgia.
Con Santiago, Elías, Juan Ramírez, V. Herrera, Armando Arteaga (con sus apariciones de improviso) en el puesto de Isaac, nos poníamos a platicar de cualquier cosa, bromear de cualquier cosa y pelar las carcajadas de poetas, con toda esa inocencia espiritual.
No ha existido poeta alguno que no haya cruzado el puesto de Isaac, para llegar al bar Palermo. Abelardo Sánchez como Tulio Mora, Winston Orrillo como Arturo Castañeda o el mismo rector de la Universidad Juan José Vega; al encuentro de todos los días y al desencuentro de la patria potestad. Los emigrantes como yo, los provincianos intrépidos; se arrojaban a conocer los distritos de la capital que no está exenta de odiseas; como dormir en la casa de Pedro Morote, por recomendaciones de Alfredo Pita. O caminar toda la noche por Breña, o andar perdido por el Rimac, o tomarse una sopa de pescado en San Miguel y unos días después una mariscada en el Callao. Hay que tener alma de espartaco para enfrentarse a ella y seguir el camino adecuado.

Cuando pregunté por Rupay al año siguiente de residir en Mallorca; Santiago me escribió que había fallecido y mi madre me anunció la muerte de mi sobrino Luís Fari, aplastado por un camión. Sentí que me asfixiaba en esa isla con esos trágicos sucesos, que me hicieron llorar con infinita amargura.
Todo lo que se tiene muy presente no se llama olvido, lo escribiría muchos años después en Amsterdam.
Ya en Barcelona me encontré con Vladimiro Herrera y posteriormente con José “zambo” Tang y Yulino Dávila.
Por una casualidad peruana sin querer, tropecé con Alfredo Pita, que visitaba al escritor catalán José Trias, para sus comentarios periodísticos.
Por el año 76, exponía Guayasamin en un local de las Ramblas, cerca al palacio la Virreyna y García Márquez dictaba una conferencia sobre su libro famoso. José Donoso entraba y salía de las librerías aledañas.
Media vida se ha marchado de nosotros, entre ir y venir por ciudades de ilusión. Alguna vez lo comenté con unos escritores colombianos; Humberto Durán, Oscar Collazos y el dibujante de buen cuño Mario Lafont; entre la Ópera, el bar Zurich y el Celeste, en los días y noches de bohemia en Cataluña.
Los libros de los grandes amigos, dedicados.
Un año después aparecí en Paris y me establecí por un tiempo indefinido. La vida en Paris es hambre y bohemia. En las terrazas de Saint Michel alguna vez coincidí con Oscar Málaga
para conversar sobre Picasso y de paso, Ivo Pérez Barreto nos invitaba a sus estrambóticas fiestas de Saint Lazare, con orgía garantizada.
Luego me vì con Verástegui que había obtenido una beca de estudios; pero mis referentes más que todo era José Carlos y su primo Jorge Nájar recién llegadito a la ciudad calvario; porque es la ciudad que te da y te quita, te quita y te da.
Elqui Burgos meditaba en su “castillo” de George Mandel; donde aterrizaban todos los desterrados de la patria, al igual que Patrik Rosas y su hermano José. Alfredo Pita asistía a la Sorbona; Tang a la investigación plástica y mi encuentro privilegiado de esa fecha fue con Manuel Scorza, en UNICLAM.
Era el tiempo en que sólo pintaba y hacía dibujos en bares y terrazas para ganarme el sustento y el vino tinto. Mi cabeza no tenía orden para escribir. Mi inspiración había quedado reducida en trazos y locura.

El Metro Odeón era para los ilusionistas del arte, el punto de referencia en esas tardes grises que caracteriza a Paris y a su
hada locura. Tropiezos repentinos como la que tuve con Arturo Castañeda, charlando de su novela sin fin y de su gran amigo Eduardo Gonzalez Viaña; entre tazas de café, humo y sonrisas.
La cabeza de los hombres aparte de la inteligencia y los conocimientos lo habitan sobre todo, los recuerdos.
El Paris del 77 y mediados del 78, había sufrido un “choque turístico” de grandes dimensiones culturales. Las calles estaban asaltadas de escritores de varios continentes; sobre todo por el nuestro. Charlas, forums, recitales de música en el teatro Olympia; exposiciones de Chávez, Quintanilla, Grau. No conocieron los triunfos al estilo Dalí, al estilo Picasso; la situación daría la vuelta suplementaria de 200 grados; debido al influjo e influencia de las artes visuales, con la aparición de las ordenadoras. Los magos del color y de las formas desaparecieron y se incorporaron los trucos científicos, mediante los nuevos equipos procesadores y técnicas gráficas; hasta nuestros días.

Los golpes de Dios se dejaron notar, cuando pasé una semana en la calle, sin casa, sin dinero; durmiendo bajo los puentes cerca a Saint Germain des Express, totalmente desamparado; que tuve que robar frutas en los mercados y comida en los supermercados para sobrevivir. A esto le llamamos supervivencia. Y en Perú a estas alturas está en las mismas condiciones. En el café Le Prince tocaba el arpa, el Venezolano Gabriel con su inseparable copa de cognac. Me ayudó en muchas cosas y sobre todo para mostrar mis dibujos en Cefral.

Recuperado de esas lágrimas imprevisibles por la Avenue de Versalles; mi alma se llenó de amores, de sabores y sorpresas. Suizas igual que danesas, vascas o noruegas; media argelina y media francesa, en esa ciudad llamada: ciudad luz. Y esa generación es el testimonio.
El sueño Parisino está cubierto por un cielo inoportuno. Es un eco fantasmagórico poblado de soledad y desamparo, buscando inútilmente la inmortalidad.


Programa de la presentaciòn del libro de Josè Diez en Chiclayo.

José Diez – atawallpac
Holanda 2007




Apunte de Vallejo, por Josè Diez.