armando arteaga*
*Poemas inèditos del ùltimo libro "Las castañas del fuego" de Armando Arteaga
publicados en la revista "La manzana mordida" N-65 (25 de mayo del 2006).
Director: Carlos Zùñiga Segura.Caràtula: VìctorEscalante.
En la Foto: Armando Arteaga.
LIBREMENTE CRECE LA HIERBA
Pinta siempre la esmeralda
Observa desde la ventana
Es el mar y su música eterna
No pidas disculpas por este color
Abrumando el campanario y las palomas
Vuelve a ponerle el verde o el azul
Inventa la soledad de este árbol
Un hombre caminando por aquel barandal
Una mujer sonrosada por la tarde
El sol ocultándose por la persiana
Son otros tiempos estos rojos perdidos
Sobre el horizonte del sonoro muelle
No olvides que el sol llega humanamente, humeante
Mirando hacia la calle y el parque
Algo nuevo se divisa y corre el viento
Cambiando el escenario de esta rutina
Donde libremente crece la hierba, vuelve a pintar
El verde, la esmeralda, allí se llega humanamente
Humeante, hablándote, soñando
Observando desde la ventana
Donde crece la hierba
Es el mar y su mirada eterna.
No pidas disculpas por este amor
abandonando las palomas, del filosofo campanario.
EN NOMBRE DEL OLVIDO
Te nombro:
in perpétuum tu nombre.
Te busco
entre las sombras de esta casa.
¿No hay nadie en esta casa?.
Nadie viene a la convocatoria
de tu nombre.
Eres otra sombra de otra casa.
Vecina inolvidable.
Es cierto
No recuerdo tu nombre.
Me acosté contigo
Y no recuerdo tu nombre.
Te has esfumado
En los recuerdos de este encuentro.
Te has estancado
en la temprana enredadera
seca de la tarde.
¿Llegas tarde a este olvido?.
Y por esta llegada tarde
te he convocado
nuevamente.
Es cruel el olvido. Lo sé.
El desmemoriado duerme su propio olvido.
Yo olvidé que me acosté contigo.
Yo era entonces el navegante
errante
del olvido.
Y te vuelvo a besar sin poder decir tu nombre.
LA CIUDAD Y LAS MOSCAS
Viajo de un extremo a otro
En esta ciudad extensa
Uno se demora mucho viajando
Uno pierde mucho el tiempo
Mirando moscas
La gente habla sapos y culebras
Sobre la situación política del país
La gente vive últimamente con la soga en el cuello
La soga es una corbata
La soga en la casa del ahorcado
es una tentación perfecta
Se viaja mucho en este país
Se pierde mucho el tiempo en este país
Uno se ahoga en la demora de la tarde
Mirando moscas la gente habla
Un lenguaje batracio
Una escritura reptil
¿Para qué sirve hablar
de la situación política de un país?.
Nadie te hace caso.
Eres un ciudadano más al borde de la protesta.
Eres un punto más en una inmensa mancha, un quijote
huevón.
Eres un punto más en una inmensa marcha, un coyote
frangente.
Las moscas se agitan siguiendo el rumbo de la naturaleza
Fuerza es igual a masa por aceleración. Te has vuelto
newtoniano con el tiempo.
Acelera el ómnibus, cambia el rumbo, la masa y la mesa.
Mirando moscas
Es una tentación
Hablar en batracio.
Escribir en reptil.
Se viaja mucho en este país.
Uno se ahoga en la demora de las tardes.
Mirando moscas.
Mi lenguaje batracio.
Mi escritura reptil.
Es una mierda
Todo.
Nada.
Uno pasa mucho tiempo
Huevendo con la palabra:
Con Cervantes y Picasso.
Buscando la exacta dimensión
del horror, la soga, la corbata de Beingolea.
El ahorcado, el ahogado, el ninguneado
poeta, el abogado tramposo
o el asesino de Marat (el amigo del pueblo)
las moscas, los sapos y las culebras.
Es una mierda todo.
Es un viaje muy largo hacia la nada
Ir de un extremo a otro en la ciudad.
BOCAS PINTADAS EN EL BARRIO ROJO
¿Quienes son estas muchachas que caminan
por estas calles locas desnudas en pleno invierno
mostrando sus enormes glúteos, van en toda esta agonía
que cubre el cielo gris de esta ciudad sin nombre,
vienen por el otro lado sureño, traen un poco de rouge
en la cara, rímel en los ojos, las uñas pintadas de rojo
parecen leopardos listas al primer asalto de su presa
dan vueltas en el infinito torbellino de la nada
en este vértigo del tiempo, son bultos y desaparecen
bajo la lluvia, solas, de nuevo a sus casas, celulitis
edificios sucios, callejones, o ascensores viejos
y desarreglados, escaleras hacia ningún cielo:
las esperan las muecas duras y destempladas
de otros seres más marginales que ellas, tan hambrientos
como los tiburones llenos de sangre ajena, el puñal
por la espalda, las carcajadas, una tarde de cebollas,
ajos y emes, de carajos y dados que ruedan por el suelo
debajo de la mesa, infectados de colillas y escupitajos
sobre el aserrín de la vida, las maderas hechas polvo,
el bosque muerto de tus ojos, hombres muertos en vida
que las rodean como perlas infinitas y brillantes
sobre sus cuellos botticellianos, mujeres poliformes
y perversas para el sexo, perros lamiéndose el culo
ratas, cucarachas, niños-hormigas llevando
su pequeño terrón de azúcar, quiénes son
estos cuerpos lubricados y dulces que no representan
nada, apenas una risa que desemboca en la locura
o una imagen impostergable de dolor al fondo del oscuro
pasadizo donde espera el cansancio, la soledad, la muerte
sonriente, un minuto más
cambia la luz del semáforo, no hay tiempo, qué perder, huye
corre, olvida esta ciudad, cruza el puente
sigue la flecha del final de la noche,
sigue el tiempo rengo de la mirada y el aburrimiento:
no vuelvas la mirada hacia atrás
pinta de negro los ladrillos del barrio rojo,
allá quedó la impetuosa juventud
aquí va la otra orilla de la vida
la friega diaria de haber vivido
mirando la paja en el ojo ajeno
-no deseando a la mujer del carnicero-,
el aire mueve el trigo, la paja, te cambia las palabras,
estas bocas pintadas en qué sueño han vivido?.
TALLER DE CARPINTERO
De niño
Yo era un carpintero viejo
Mi taller olía a cola y nogalina
Todavía recuerdo los cuartones de madera
cepillados en acero inoxidable,
brotando alcohol y sus texturas:
ásperas líneas
Que tuve aprender a dibujar
En la Facultad/ Dibujo Arquitectónico
Dibujando maderas uno se pasa el tiempo
Una mancha de puntos (0.1) hace un jardín
Un árbol es un garabato, le dice un niño
A su madre, a la tuya, a la mía
Le hemos dicho tantas cosas, locuras esperadas
Yo quería ser un carpintero viejo
Cuando llegue a viejo, si es que entonces, el niño
Se hace viejo y el viejo se vuelve niño.
¿Qué Niño es este Ñaño de Piura?.
Un diluvio en el desierto, las lagrimas de un niño
Un desierto en el diluvio, las lagrimas de un viejo.
Uno quiere ser muchas cosas cuando es niño.
Uno no quiere ser ya casi nada cuando llega la vejez.
Ni niño ni viejo se pasa uno jugando la vida.
En el juego del niño y del viejo.
-No te distraigas, muchacho-, me decía mi viejo,
serruchando maderas.
SALON FAMILIAR
Vuelvo
después de muchos años
a perder el tiempo mirando los peces
del acuario, son necios
los hombres y los peces
son tercos
los hombres y los peces
para vivir y morir como viven y mueren
yo en cambio miro los peces, apenas, supongo
perder el tiempo
ni siquiera he soñado últimamente
con el retorno a la sala de la casa familiar
o del acuario exhibiéndose, son torpes
los hombres y los peces
están atrapados en mundos diferentes
bajo el agua
sobre el aire
los hombres y los peces
desde la tierra perdida
se miran y están conmovidos
de tanta destreza:
el fuego encandila sus torpezas
un día se liberarán
el hombre se volverá nuevamente un pez
el pez se volverá nuevamente un hombre
Y será otro tiempo.
Volveré a ser pez.
Volveré a ser hombre.
La infancia se disolverá.
Son necios los peces.
Son tercos los hombres.
Volveré a perder el tiempo.
ARMANDO ARTEAGA
n. Piura, 1952, pertenece a la Generación del 70.
Estudios de arquitectura y ciencias de la comunicación.
Director actual del ITECA (Instituto de la Tecnología y la Cultura Andina-Amazonía).
Ha publicado:
“Callejón sin salida” (Poesía, 1982).
“Un amor en que aún” (Poesía, 2000).
“Cuentos de cortometraje” (Narrativa,2002).
“Terra Ignea” (Poesía, 2004).
Este año se publicará su libro “Avistar” (Poesía).
Los poemas que aquí presentamos son inéditos y pertenecen al libro “Las castañas del fuego”.
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artenupe@yahoo.es