diciembre 14, 2009

CAMINANDO POR EL AGUSTINO JUNTO A JOHN LENNON/ RICARDO QUESADA

CAMINANDO POR EL AGUSTINO
JUNTO A
JOHN LENNON


You know life can be long
And you have got to be so strong
And the world is so tough
Sometimes I feel I have had enough














Ricardo Quesada en El Averno.





Sabes que la vida puede ser larga
Y tienes entonces que ser fuerte
El mundo es a veces tan duro
Que a veces siento que he tenido suficiente




Paso a paso huello con buena fortuna la arenisca que rodea
Este cerro extraño que se muestra apenas sonriente en mi ciudad
Me acompaña en esta incursión mi kuerpo embotado
Sin importar el ritmo
Y también la leve imagen ingenua de un John Lennon
Corriendo y gritando (sin desairar a su leyenda)
Entusiasmado entre el humo y el smog por esta su nueva realidad…
Hoy está Lennon acá en el Perú-- en él y en nosotros

Es consciente como yo de todas las fábulas
Y cuentos y mitos creados
Y recreados en él
Mitos universales y populares -- pasionales…
Perverso desencanto–oscura frivolidad
Mitos tristes y a la vez totalmente esperanzadores
Casi diría que felices al final

Camino entonces junto a Lennon por El Agustino
Acompañados en segundo plano por teclados y guitarras y tambores
Melodías que acentúan el fresa color hirviente de los cielos
Y resbalamos por el borde del cerro y nos aferramos a las esquinas
Melancólicos
Para esta vez nunca más caer---esta noche no!

Estamos en el territorio oscuro de la culpa
(rumores de suicidios y sobredosis) pero también
En la alocada é irrelevante nimiedad del tiempo que todo lo borra
Y somos hoy la música y hoy y siempre la poesía
-tendencias excesivamente experimentales-
Y esta noche nada será intrascendente
Ni la piel que acariciamos sin concesiones
Ni la siempre tierna y épica aventura del amor

El sol ya va muriendo y desde el saque nuestro sudor
Ha ido creciendo al compás de las botellas y con el coqueteo virtuoso
A esa grifa encantada –voz reconocible- que crece desnuda
En los vientres perfectos de las
Mujeres de este lugar

Hoy estoy viviendo dos renglones más de mi vida—
Lennon y Yo / Yo y Lennon
Cualidad hipnótica brutalidad del efecto
Y acá en El Agustino ya todos están cantando>>> entonces
Empezamos a leer impecables de nuestra soledad
Y del siempre loco y a menudo también amargo camino
Del desesperado amor

Los dedos temblorosos tañen una vez más de las
Punzantes cuerdas de las guitarras y de las partituras inolvidables
Y la poesía se funde inevitable en los corazones solitarios de
Los habitantes y habitantas de este mágico y misterioso lugar

Estoy con Lennon en una mano y con la Poesía en la otra
(ah! esa Poesía y sus linduras cinceladas en el viento por mi boca)

por el viento
en mi boca

ricardo quesada

ocho de diciembre del 2009
en la soledad
de la ciudad
de lima

diciembre 13, 2009

UN POEMA DE MI AMIGO LUÍS CUADROS FALLA

Un poema de mi amigo Luis Cuadros Falla


a Armando Arteaga



He llegado tarde al amor, Federico

He encontrado el cuerpo de mi amada desbrozado

Y a un gato bebiendo sus propias lagrimas

en la copa de sus ojos



los pies de mi amada convertidos en sinsontles han partido

Y en sus muertas palidas manos He hallado

mi corazon atenazado y miro

desde la torrentera la ciudad Y ya no puedo



con ella

ni de cerca

ni de lejos



Es la sonrisa de la muerte, Federico

La sonrisa

Que me ata y me devuelve la mirada

Y me llama la atencion, amigo mio



Sus labios estan lejos de su cuerpo

Que quiso decir al fin?

Tal vez llamandome estaban los santos y los muertos de su piel

Tal vez gritaban mi nombre

Algo asi como adios amor nada podra apagar



Y ahora el silencio es tan grande

Y me siento tan pequeno cada dia

Que camino entre su cuerpo incierto

Y entre sus cabellos voy

como si fueran gigantescos abismos salto

y soy un heroe

Y son acantilados sus pestanas

y un volcan su nariz seca

Y el aire esta agrietado

Y yo aspiro/disparo/devuelvo



De entre sus senos

poemas ineditos caen


Del otro lado del dia

Encuentro el sexo muerto de algun hombre tambien muerto

Que anduvo cerca en el lugar equivocado

Y la manana es

azuladamente gris y ha sido

friamente acuchillada la necesidad

de levantarse y correr hacia el abismo

y regresar feliz con la muerte y su perfume la imagino

suavemente aun rodando y sonriendo

sobre la espuma dorada del verano, Federico, amigo



Una nube de jirafas la acompanan

Y el cielo se abre como se abren mis manos para dejar caer:



Este dia/ este amor

la dulce mueca del silencio/ un trozo

de cristal ensangrentado /el agujero

que cae

de mi pecho





Luis Cuadros Falla

Los Angeles , diciembre 6, 2009

6:39 p.m.

Ver: http://mariangeles-pedacitosdemivida.blogspot.com/2009/12/un-poema-de-mi-amigo-luis-cuadros-falla.html

diciembre 11, 2009

Ancash 444: aproximaciones a Juan Ramírez Ruiz: Vida Perpetua: Huellas de una lectura / Claudia Salazar

Ancash 444: aproximaciones a Juan Ramírez Ruiz: Vida Perpetua: Huellas de una lectura / Claudia Salazar

APROXIMACION A LA LITERATURA PERUANA

VIDA PERPETUA: HUELLAS DE UNA LECTURA/ CLAUDIA SALAZAR

Vida Perpetua: Huellas de una lectura
Claudia SalazarNew York University


Vida Perpetua es un poemario que, comprensiblemente, ha encontrado pocas interpretaciones y estudios en el ámbito de la crítica literaria. Digo comprensiblemente, no como una justificación a este silencio crítico, sino como un reconocimiento de que estamos frente a un poemario que está hecho para provocar incomodidad en los lectores. Dudo que un poemario como éste motive pocas reflexiones, pero puedo imaginar que su estructura y su búsqueda (perpetua) de un más allá del sentido provocan cierta desazón en los lectores. Se trata de un poemario escrito para el desasosiego, hecho para desamortiguar nuestros presupuestos cognitivos, para removernos, para retar nuestras percepciones, en un movimiento que pretende revolucionar (aquí el verbo no es gratuito) la concepción misma de lo poético. Propongo en este ensayo dejar unas huellas de mi lectura. La idea de huellas de lectura es parte de la poética que Ramírez Ruiz articula en este poemario, publicado en 1978.Las tres partes que conforman Vida Perpetua organizan un recorrido a través de la concepción de la poesía integral, elemento clave de la poética de Juan Ramírez Ruiz. La idea de lograr una “poesía integral” implica que ningún ámbito de la realidad queda fuera de lo poético: “Realidad, Realidad / nada tuyo he proscrito de mi página!”, dice la voz poética en una exclamación que abarca la totalidad. Los mecanismos estéticos a través de los cuales se revela este proceso de integración son presentados en las tres partes de Vida perpetua.La primera parte configura un mundo totalmente caótico, de cabeza, donde los significantes se desplazan a través de la página en un juego con la página en blanco que nos remite a Mallarmé. En el primer poema, titulado “Post Festum”, se asigna un número a cada palabra y posteriormente se nos hace partícipes del juego de recombinación, llevando la idea de lo literario como máquina de significaciones a su representación más literal. El poemario en sí mismo es una máquina de perpetuas recombinaciones y construcción incesante de significaciones nuevas. Podríamos pensar aquí en el manido concepto de la “Obra Abierta” de Umberto Eco, pero la poética de Ramírez Ruiz se formula en una pregunta que nos lleva al terreno de lo lúdico: “¿Puede la poesía salir a jugar? / ¿Puede salir la Revolución a jugar?”, preguntas que se repiten a lo largo del poema “Al nombrar viviendo”. Esta presencia de lo lúdico en Vida perpetua se relaciona con el aparente caos que gobierna la primera parte del poemario, donde el “rioqueprosiguesinrepetirsuaguas” recorre heracliteanamente el proyecto poético de Ramírez. Este proyecto abre el poemario con el caos esencial del mundo, como si se tratara del momento de la creación del universo. Lo lúdico aparece como una manera de organizar este caos originario. El primer poema “Post festum” extiende una invitación al lector para detenerse y participar en las recombinaciones que propone. Tal tarea puede ser difícil porque hace volver una y otra vez sobre las mismas palabras que no están dispuestas de una manera particularmente clara a nivel tipográfico. El yo poético manifiesta un fuerte recelo de “El ojo del que vigila: un ojo de hacha” presentado en el poema Partitura. Este ojo vigilante es el que organiza la gramática, la historia y la cultura a través de lo institucional y, en primera instancia, del lenguaje. La propuesta de una poética lúdica invoca una clara voluntad vanguardista de liberar a los significantes de sus cargas semánticas y detenerse en la pureza objetiva del signo. Podemos ver que Vida perpetua propone una revisión de la lingüística estructuralista, exponiendo la arbitrariedad del signo y denunciando la violencia represiva de la gramática. Lo represivo de lo gramatical se desplaza hacia diversas instituciones: “verdes cloacas / en el horizonte / apesta la Universidad y la Biblioteca, / la manzana es un bofe sanguinolento, /el Derecho es un estanque de vómitos actuales, / el Ministerio es un charco de ranas inmortales.”El yo poético se encuentra en constante movimiento en esta primera parte, como un flaneur que circula en una ciudad distópica. La mezcla de referentes culturales se aglutinan yuxtaponiendo la cultura occidental y la indoamericana: “Polvo de Hattusa, Alepo, Chavín, / hurgué bajo la piedra Lecia”. En este tenor, el poema “Discusión” presenta toda una serie de personajes históricos relacionados con las problemáticas del colonialismo y neocolonialismo, equiparando la vigilancia gramatical y la del discurso histórico. La violencia de los procesos de colonización es la vertiente central que queda representada: “odio entonces imanta piedras y /hierba sobre la antigüedad de la sangre / y la Historia solo fluye por la grieta que violenta”. La mirada de Ramírez Ruiz ironiza a estos personajes construyendo diálogos anacrónicos entre ellos, como una recurrencia al tópico del mundo como un gran teatro donde no somos más que personajes del drama de la vida: “– ‘Eso es consuelo para estúpidos’, airado replica el Vigilante rompiendo el Orden./ nuestro trabajo es no seguir a ningún Orden y no, no basta con censar los pantanos…’ ” Reducir la potencia creativa del poemario de Ramírez Ruiz a sus elementos puramente lúdicos, sería limitar nuestra lectura. Encuentro en Vida perpetua otros elementos que integran su concepción de la poesía integral. Entre éstos, un elemento esencial es la presencia del cuerpo y de lo erótico como elemento organizador del caos primordial. El discurso distópico que señalamos anteriormente, se detiene con la intervención de lo erótico: “todo derivado de las raíces genitales, /del deseo sexual por lo mejor visto”, y en un verso que se repite varias veces a lo largo del poemario: “El cuerpo, paraíso, de otro cuerpo”. En el poema “Pro Wilmith” busca atravesar lo histórico-cronológico a través de un recorrido por el cuerpo de la amada, estableciendo una relación indestructible entre la historia y la materialidad del cuerpo porque “Cuerpos, / sólo cuerpos expone la dura tierra al infinito”. Se insiste en la relación entre palabra, cuerpo e historia: “Y después pienso con minúscula / y Mayúscula: Una RaíZ ExistE / para TodO lo TerrestrE, Un solo FuturO / sopla lo DiáfanO, la dulcísima letra / para todo CueRpo”El cuerpo no se presenta como una metáfora sino que se produce un llamado a la materialidad del cuerpo del propio lector, incluyéndolo en esa realidad que no es expulsada de las páginas del poemario: “Sin cuerpo no hay poesía / y lo vivo / no deja / de ser visto / como la mano que este libro coge”. La poesía integral involucra el cuerpo de quien lee, como si la poesía pudiera escapar de los límites del libro impreso y se produjera una fusión armoniosa entre lo erótico, lo poético y el silencio. El cuerpo del lector es parte la poesía integral. El silencio es reconocido como parte ineludible de la creación poética, tal como lo expresa el poema Ikiru: “Florece, otra vez, aquí, el ciclo perpetuo: Palabra /Silencio /Palabra / Silencio /Otra vez palabra / Pura geometría fonética: Ajeno es el silencio / no nuestro”. Frente a lo ajeno del silencio, la voz poética reclama su capacidad de recuperar las voces no escuchadas: “Todo el orbe es cuerpo por quién suplicar. / Y es algo el silencio, un brillo en la ‘hora novena’; / y yo ese brillo beso para recoger rumor: / una poética hacia las bocas silenciadas.” La segunda parte de Vida Perpetua es la más breve de todo el poemario y vuelve con decisión sobre el mecanismo lúdico de las recombinaciones. Diversos poemas tienen sus “Notas para el poema”, que ofrecen una manera de cómo leerlos y cuáles combinaciones intentar, como si el yo poético explicara la decodificación de lo escrito. Incluso se presenta una “Guía de aplicación” en la cual se construyen dos poemas en base a la organización aleatoria de números y versos.La tercera parte es, probablemente, la más audaz de Vida perpetua pues trata de llevar a cabo una elaboración de su proyecto de poesía integral, tratando de deconstruir los presupuestos normativos y arbitrarios de la comunicación lingüística. Vemos así en el poema I: “biseccionar lo próximo y lo propio / (la idea del origen) / biseccionar la racionalidad / (nuestra herencia). / La belleza del mundo tiene todos los nombres. / Y qué es tomar o dejar, Berceo? No hay pacto, / no hay alianza perpetua con las palabras, y alto / como las mayúsculas / es el reclamo de los cuerpos”. Veo aquí un desplazamiento de la confianza en el signo, para construir una textualidad que lleva al extremo la noción de la arbitrariedad del signo, vaciándolo finalmente de todo significado que le haya sifo atribuido por la cultura. Ya que no existe una alianza perpetua con las palabras, sólo existe una vida que sí es perpetua, liberada del peso del signo. Si el significado de las palabras son conformadas en base a la arbitrariedad de la cultura, Ramírez Ruíz configura su propio sistema de signos y sus propios referentes culturales, denunciando la pobreza tanto de lo gramatical: “El alfabeto es una estatua mezquina / sus vastas legiones me aterran”, como de lo histórico: “No hay tribu, / no hay historia / La tierra es un planeta sin prestigio, /el mundo es el resto de esta página.”El silencio, que había sido señalado como algo ajeno, es ahora integrado a lo estético y lo erótico: “Aunque haya tierra (blanco) / entre uno y otro cuerpo / los amantes practican la belleza de aniquilar el espacio.” Se construye así una poética de la integración que abarca una erótica de lo comunitario donde la separación y la alienación son eliminadas. Frente al ojo vigilante de la primera parte que separa con su hacha los discursos y los cuerpos, lo erótico permite una integración no solo de los individuos sino también de la poesía a la Realidad que queda integrada en su totalidad. Ramírez Ruiz ataca la problemática de la representación en su poema IX: “y mientras húmedos gamos se exponen a la luna, /por fatiga hay mímesis / por ocio hay repetición.” […] “un mito yace entre mis manos / porque Realidad no calca las historias”. Había mencionado la incomodidad que puede causar en el lector una poesía tan exigente como la de Vida Perpetua debido precisamente a su configuración de perpetua máquina de significación. Ramírez Ruiz dona una extrema vitalidad al poemario con la finalidad de alejarlo de la repetición constante del sentido. Esta repetición se originaría, según su poética, en la fatiga de la arbitrariedad del signo. Cabe preguntarnos cómo sería posible la comunicación sin este elemento arbitrario al que nos somete el lenguaje. Responde el poeta: “pues Infierno es permanecer / en lo (a) Legible”. Recordemos que en la primera parte encontramos varias veces la relación entre el cuerpo y el paraíso. El cuerpo es entonces, aquello que no se puede leer y que nos permite escapar al imperio de la Gramática, que es el imperio del Orden: “Gramática es el nombre de la trampa, / del circo y de la arena.” La pasión erótica es aquello inefable que permite explorar la infinitud de los sentidos posibles de lo poético. La escritura de Vida Perpetua, como lo señala casi al final de su tercera parte, en una nota casi explicatoria de su poética, “está pues separada de la esfera de los nombres, separada de cualquier código de algún sistema. No desea controlar el sentido, no quiere ningún poder para imperar, no autoriza, ni provee interpretaciones. Es libre. Las decisiones que la mente asuma, en el momento de su relación con los trazos, no aguardan aquí programadas.” Estas notas explicatorias corresponden al más decidido teórico del movimiento Hora Zero. Consecuente con sus propias teorías y poética, Juan Ramírez Ruiz ensaya en Vida Perpetua una aplicación de sus propuestas, concluyendo la tercera parte con seis poemas compuestos completamente en base a las variaciones aleatorias de significantes numerados anteriormente. Estos significantes pueden ser letras, números y otro tipo de símbolos. Esta serie de recombinaciones serían lo que Ramírez Ruiz llama “huellas de una lectura personal” en base a los símbolos previamente dispuestos por él. Es posible afirmar que el último poema de Vida Perpetua es el que asume cabalmente su poética integral, acumulando libremente sobre la página una serie de signos a los cuales difícilmente se les puede atribuir algún significado que pueda llamarse gramatical. Liberados del ojo vigilante, los significantes fluyen sobre el espacio en blanco sin ser sometidos al nombre (la Ley) que todo lo vuelve rígido. Finalmente, la poesía ha salido a jugar.


De:

LA NARRATIVA DE ANA MARÍA PATRONE/ JUAN FÉLIX CORTÉS ESPINOSA

La narrativa de Ana Maria Patrone
Por: Juan Félix Cortés Espinosa
jchildebrando396@gmail.com

Creadores de la hermana República del Uruguay que leido con marcado interés cito a Delmira Agustini, Eduardo Galeano, Benedetti y Juan Onetti entre otros y siempre encontré en sus escritos logros literarios que de alguna manera me han servido como referentes y he apreciado el talento, la constancia y el compromiso cotidiano por eso son históricos y son escritores de valía y de resonancia mundial. Ahora he leido a la escritora Ana María Patrone que tuve la suerte de conocerla personalmente, recuerdo con mucho cariño su presencia en el I Encuentro Internacional del Arte y la Cultura “Por la integración Latino-americana”, certamen organizado en la ciudad de Trujillo en enero de 2007 por cuatro instituciones entre ellas la Casa Museo que lleva mi nombre.
Es la primera vez que comento a una narradora Uruguaya y su libro “De flores y amores”, me ha cautivado desde el inicio, sus 18 cuentos, unos breves, otros más extensos se caracterizan por la fluidez del lenguaje literario, Ana María, es una orfebre, ha demostrado buen nivel en la estructura del argumento, advierto que es una creadora innata y gran lectora, además de investigadora y gran viajera por nuestra América, sus personajes los crea en una atmósfera donde la condición humana está presente, además que es notoria la descripción del ambiente urbano donde se desarrollan sus ficciones que se fusionan con el interés de los lectores, su imaginación es desbordante, pone énfasis en la síntesis de cada historia, los protagonistas siempre son principales, es una narradora vinculada con la idiosincrasia del occidente, su propuesta es interesarnos y su propósito es internarnos a los intereses y desenlaces de sus criaturas literarias, la realidad es transformada con su original creatividad, no rehúye de la vida cotidiana, de la utopía y de los sueños, nos transmite los sentimientos y las emociones e inclusive las frustraciones de seres humanos que se enamoran y luego sienten un vacío, en sus cuentos Ana María, no ha descuidado sus esquemas personales para escribir una narrativa válida, sentida y entendida en cualquier sociedad, donde el hombre y la mujer sueñan, luchan y se sientan felices y por supuesto reciben tarde o temprano “hay golpes en la vida tan fuertes... yo no sé” y que anunciara genialmente César Vallejo en unos de sus versos más célebres.
“Flores y amores” es una obra importante en la narrativa latinoamericana, porque ha sido elaborada en primer lugar por una escritora con vocación y talento, en segundo lugar por el reconocimiento de sus lectores y de sus críticos literarios, en tercer lugar porque ha escogido temas relacionados con los habitantes urbanos de nuestra América que han heredado de alguna manera la realidad de un continente que tiene relación con el occidente, su libro sin embargo, no revela la realidad de sectores andinos y rurales de otros países que han tenido y tienen lazos históricos con las culturas ancestrales, Ana María cumple con su rol y expresa un mundo real y es auténtica porque no se limita en sus historias y más bien se adentra hacia el interior de sus personajes, los hace hablar y pensar y por supuesto los presenta con sus sentimientos y anhelos, es una narrativa del Atlántico y que enriquece nuestras lecturas, su visión es de una sociedad contemporánea que ha generado sus propios conflictos, sus triunfos y derrotas su narrativa sirve y cumple una función: nos conmueve y reflexionamos para comprender a las personas que nos rodean, nos identificamos con sus textos, por una sencilla razón, el ser humano nace para ser mejor, para ilusionarse y que puede ser dichoso, para ser solidario y trascendente y la literatura nos ayuda a conocernos, Ana María a través de sus narraciones no explica sino que manifiesta la imperfección del ser humano y la naturaleza que está presente con sus días, con sus noches, con su nieve, con sus lluvias, con las mañanas y las tardes, y el hombre que ha construido las ciudades, con sus palacios, con sus burdeles, con sus restaurantes donde la tertulia es imprescindible.
La comunicación desde su mundo interior es una característica de su narrativa, sus cuentos son un sin fin de experiencias personales y colectivas. reales o ficticias y hacen de “Flores y amores” un libro denso y sabroso para leerlo de vez en cuando, el título es metafórico y sutil y me gusta, los desengaños priman y por supuesto las realizaciones, el ser de nuestro tiempo le queda poco tiempo para salvarse, el caos contamina el espíritu y la literatura es una excelente opción para distanciarse de la indiferencia y el egoísmo que crece cada día en las grandes ciudades y un buen libro es un paraíso porque nos reencontramos con la ilusión y la esperanza.

octubre 27, 2009

VIII ENCUENTRO NACIONAL DE ESCRITORES "MANUEL JESÚS BAQUERIZO"

VIII Encuentro Nacional de Escritores “Manuel Jesús Baquerizo”
Miércoles 28 de Octubre del 2009

9:00 -11:00 a.m.
Inauguración muestra Fotográfica y Exposición de Libros de Ciro Alegría
Asociación de Escritores Ciro Alegría, Asoc. Artes Plásticas.

Paralelamente visita a centros educativos:
I.E. “César Vallejo”
I.E. “San Nicolás”

11:00 - 14:45
Conferencia Magistral
“Manuel Baquerizo: tránsito y magisterio de un crítico cultural
Mg. Mauro Mamani Macedo (UNMSM)
Teatrín San Francisco

11:45- 12:00
Presentación de libro
Alejandro Benavides Roldán/ Ida y retorno al mar

Mesa 1
12 - 13 h.
"Un viaje lúdico por la literatura infantil y juvenil, recordando algunos de sus temas"/
Jack Flores
“La literatura ausente: ¿dónde juega la literatura para niños?” / Dante Gonzalez Rosales (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
"Inicio en Tumbes de la Literatura Peruana post inka”/ Ricardo Pérez Saavedra
"Vallejo vanguardista"/Julio Carmona

Mesa 2

15-16.45 h
“Tomás Ruiz: El muchacho de las colinas que murió de soledad en el frente. Vida y poesía/
Dios Dado

“La poética piurana de las postrimerías: Sus pulsiones seculares y sus rasgos divergentes”/
Ricardo Musse Carrasco.

“Literatura lambayequena: su existencia y evolución”/ Rolando Farro Vassallo

“Élites literarias y periodismo en la libertad”/ Segundo Llanos-Horna

“Reflexiones entorno a la dramaturgia actual en Huánuco, Pasco y Junín”/ Helder Andrade U.

“Situación de la industria del libro en el Perú” /Diego Motta (Mov. J.M.A.)

Mesa 3
16.45 - 18 h.

“Julio Galarreta González y la literatura en Huamachuco”/ Armando Arteaga

“Literatura y Democracia” /Gregorio Torres Santillana (UNAS).

“Tareas del escritor nacional en las primeras décadas del tercer milenio”/ Grupo Literario Nueva Crónica
“Bajo el signo de la Gracia y la Eufonía del Amor”/ Viviana Gómez Espinoza

"Literatura y nuevos soportes tecnológicos. Web 2.0 y democratización cultural"/ Augusto Rubio Acosta y Milton Rojas Chávez (Chimbote)
18:00
Pasacalle /Plaza de Armas

19:00

Inauguración del VIII Encuentro
Teatro Municipal
Jueves 29 de Octubre del 2009
09: 00 -10:30
Conferencia Magistral
Ciro Alegría: novela total, narrador popular y comunidad.
Dr. Gonzalo Espino Relucé (Universidad Nacional Mayor de San Marcos).
Teatrín San Francisco

Primera Mesa Ciro Alegría
10.30 - 11.45 h.
“Héroes y faites: la cultura del honor en la lima criolla de principios del siglo XX. Apuntes para Duelo de Caballeros”/Douglas Javier Rubio Bautista (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
“La esperanza trágica de los indios y obreros en la novela Lázaro de Ciro Alegría (1909-1967)”/
Victor Huamalies Chirito (Universidad Nacional Federico Villarreal).
“Forja: La vida en la obra de Ciro Alegría” /Ana María Intili
“Análisis estructural del libro Siete Cuentos Quirománticos de Ciro Alegría” / Fernando Carrasco Núñez (UNE).
Segunda Mesa Ciro Alegría
11.45 - 13 h.
“Una mirada a la narrativa infantil y juvenil de Ciro Alegría”/ Jesús Cabel Moscoso.
“La Amazonía en la novela El mundo es ancho y ajeno”/ Manuel Marticorena Quintanilla
“La formación y valoración estética a partir de las narraciones de Ciro Alegría llevadas a la dramaturgia” /Carmen Aroni Salazar
“Paco Yunque y Calixto Garmendia, hijos del desconsuelo. La pobreza como categoría de resistencia” / Richard Leonardo (UNFV-USMP-GELLAC)
15:00 -15:45
Testimonio y presentación de libro
Luis Yañez
Julio Carmona (Fuego en cenizas dormido)
Conferencia magistral
15.45-16.15
“La narrativa de tema carcelario en el Perú”
Roberto Reyes Tarazona
Tercera Mesa Ciro Alegría
16.15 -17.15
“Ciro ALEGRIA según el Pr Henry Bonneville” / Dra. Ghislaine DELAUNE – GAZEAU (Université RENNES 2 – Haute Bretagne)
“Canto coral a los poetas muertos, una lectura acerca de Mucha Suerte con Harto Palo (1976), memorias de Ciro Alegría” / Juan Carlos Gaspar Huauya (Universidad Federico Villareal)
"Cómo leer a Ciro Alegría”/ Samuel Cavero Galimidi (Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle)
“Ciro Alegría” /Marcial Molina (UNH)
Cuarta Mesa Ciro Alegría
17-15 -19 h.

“Presentación y/o representación del indígena en El Mundo es Ancho y Ajeno”/ Andrés Arancibia

“El discurso subyacente en los microrrelatos de la novela los perros hambrientos de Ciro Alegría” / Henry Cesar Rivas Sucari (Universidad Nacional de San Agustín - UPCA)
“Visión cosmopolita de Ciro Alegría en 7 cuentos quirománticos” / Carlos Arturo Caballero Medina (Pontificia Universidad Católica del Perú)
"Presentación y/o representación del indígena en El mundo es ancho y ajeno. La Región, El Territorio y El Paisaje de Ciro Alegría”/ Elqui Cruz Ayala (UNMSM).

Presentación de producción editorial
19-20 h.
Hipocampos Editores
Fondo Editorial Huamachuco
Asociación de Escritores “Ciro Alegría”

Salón Personajes Ilustres Beneficencia Publica
Viernes 30 de Octubre del 2009
09: 00- 10:30
Conferencia Magistral
El mundo es ancho y ajeno: metáfora de la nación peruana.
Neker Salazar (UNFV).
Teatrín San Francisco
(Paralelo: Viaje de Delegación de Escritores a Encuentro con Rondas Campesinas en Curgos)
Teatrín San Francisco

Quinta Mesa Ciro Alegría
10.30 -11.30
“Tres puntos de vista o tres vistas en un punto: Cuarzo de Ciro Alegría, El hombre y la perla del Dr. Atl y La Perla, de Jhon Steinbeck” / Alexis Reto Agurto (Universidad de Piura).
“Neuroliteratura”/ José Wilfredo Temoche Quiroga
"Lectura sobre Mucha suerte con harto palo"/ Carlos García Miranda (UNMSM)
“La serpiente de oro en Bagua” /Eva Velásquez
Presentación de libros
11.30 -12:00
Juan Félix Cortez
Sexta Mesa Centenario de Ciro Alegría
12:00 - 13: 00 h.
“Los cuentos orales de Ciro Alegría”/ Diómedes Morales Salazar
“Calixto Garmendia en Ciro Alegría: justicia y justicieros en la memoria del ande”/
Jacobo Alva Mendo (UNMSM-Archivo de la Memoria)
“Del fiero Vázquez al Luis Pardo”/Macedonio Villafán Broncano
"Poesía y resistencia andina en El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría/ Néstor Espinoza
15:00
15:15
Presentación de Libro, Revista, Plaqueta
Grupo Editorial Arteidea
ALEC.
Poéticas Andinas. Puno
Mesa 4 Literatura Nacional
16:00-17.15 h.
“Los ríos profundos o la mirada a un mundo complejo: de la experiencia colectiva a la visión individual” /Martin Guerra
"Vigencia de la poética del indigenismo"/Miguel Maguiño Veneros (UNMSM)
“La Narrativa Amazónica Peruana, desde la Perspectiva Sociológica”/Ángel Gómez Landeo
“Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera: el surgimiento de un discurso nacional desde la experiencia femenina”/ Oriele Manrique Campos (UNMSM Ciencias Sociales)
"Algunos soportes creativos para la creación"/Francisco León

Mesa 5 Literatura Nacional
17.15 - 18:00
"Huámbar: El carnaval frente al canon (Subalternidad, indigenismo y cultura popular los andes) / A. Villar Lurquin (PUCP)
“Los gatos endemoniados de Pedro Monge: una lectura desde la escatología, a la tradición oral del Valle del Mantaro” /Jair Pérez Grañez - Centro cultural- Universidad Continental (Huancayo)
"El desarraigo en la poesía de Vallejo"/ Julián Pérez Huarancca (Universidad Federico Villarreal)

Presentación de libro
18:00 - 18:15
Veinte del veinte. Antología del cuento universal.
Roberto Reyes Tarazona.

Mesa 6 Literaturas regionales y tendencias
18:30 -
“De estandarte de opiniones a discurso residual: Una historia cultural del teatro en el Perú independiente”/ Javier Garvich
“Arte de nuevo tipo y el teatro de Sendero Luminoso”/ Manuel Valenzuela Marroquín (UNFV)
Plenaria de Escritores:
19:00- 19:15
1º Mensaje del escritor Luis Yáñez Pacheco: “La responsabilidad social del escritor”
2º Informe del CDN GEP y Elección del nuevo Consejo Directivo Nacional
3º Elección de la Sede del Noveno Encuentro “M.J.B.”
Clausura del Evento
19:45 - 20:00 h.
Sábado 31 de Octubre del 2009
Visita a Marcahuamachuco
Almuerzo Despedida

octubre 25, 2009

JULIO GALARRETA GONZÁLEZ Y LA LITERATURA DE HUAMACHUCO

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE CIRO ALEGRÍA
 
VIII ENCUENTRO NACIONAL DE ESCRITORES "MANUEL JESÚS BAQUERIZO"
HUAMACHUCO
DEL 28 AL 31 DE OCTUBRE DEL 2009

 
 
Ponencia:
JULIO GALARRETA GONZÁLEZ Y LA LITERATURA EN HUAMACHUCO
 

Autor:
Armando Arteaga

Galarreta.

Julio Galarreta González., escritor y profesor universitario, se ocupó de mostrarnos los atributos de la literatura huamachuquina durante la segunda mitad del controvertido Siglo XX. Publicó un sinnúmero de libros dedicados a exaltar su pasión por la literatura de Huamachuco, una vivencia existencial singularizada en emocionantes recuerdos de las “estancias del tiempo” donde pasó parte de su infancia y de su juventud. Explicó los “símbolos humanos en la literatura” desde su experiencia de lector y de maestro, mostrándonos lo vasto de su conocimiento y su destreza pedagógica en la dedicación a la enseñanza de esta asignatura. Escribió sobremanera libros congéneres a la crítica y a la historiografía literaria, algunos referidos al estudio del valor estético en el lenguaje de las obras de autores coterráneos como Abelardo Gamarra “El Tunante”, César Vallejo, Ciro Alegría y Alcides Spelucín. Y, otras venturas literarias, para impedir el descalabro del olvido como aquel libro dedicado a “Simón Bolívar y Sánchez Carrión” (U.N.F.V., Lima, 1984), o este otro libro encarnizado y desempolvando la “Dimensión literaria de Ortega y Gasset” (U.N.F.V., Lima, 1979).


El maestro Julio Galarreta González nació el 28 de septiembre de 1918, en la ciudad de Huamachuco, capital de la provincia del mismo nombre en el departamento La Libertad, donde culminó sus estudios primarios. Realizó sus estudios secundarios en Trujillo en las aulas de los colegios Seminario de San Carlos y San Marcelo, San Juan y Moderno. Empezó a publicar sus poemas en el diario La Nación y algunas estampas provincianas en prosa en el diario La Industria. Ingresó a la Facultad de Letras y Pedagogía en la Universidad Nacional de Trujillo, mientras escribía en la revista “Crítica” dirigida por Oswaldo Pflucker. La dictadura de Oscar R. Benavides lo confinó en la prisión de El Frontón en razón de sus ideas políticas, lo mismo que el Gobierno de Manuel Prado, en El Sexto, hasta que recuperó su libertad en 1944. Desde junio de 1944 hasta marzo de 1946 vivió y conspiró en el sur peruano, entre Arequipa y Cuzco, colaborando con la formación del Frente Democrático Nacional que llevó a la Presidencia de la Republica al Dr. Luís Bustamante y Rivero. Luego de esta asonada experiencia reinicia sus estudios en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, publicando además algunas crónicas y artículos en el diario Chan-Chan y en el semanario NorPerú. Inicio sus estudios de Pedagogía en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En Lima, en 1947. Fue, entonces, colaborador en las páginas del diario La Tribuna.


Julio Galarreta González terminó sus estudios de Educación en San Marcos y se graduó de Bachiller en Humanidades en la Universidad de Trujillo. En julio de 1951 publica su libro “El Perú en Abelardo Gamarra” en las Ediciones Trilce. Al mes siguiente, en agosto, fue llevado a prisión nuevamente por la policía política del dictador Manuel A. Odria acusándolo de realizar propaganda aprista por la publicación de este libro, un caso insólito. Recuperando su libertad por gestiones de la Federación de Estudiantes del Perú, y por intervención parlamentaria del Senador por Piura, Dr. Luciano Castillo. Un acontecimiento inexplicable de falta de tolerancia cívica en ese momento. Algo absurdo.


La obra literaria de Julio Galarreta González es innumerable y dispersa, caracteriza lo conciso de su experiencia docente en su mensaje estilístico que es conceptista, e incoativo, para con el terruño o la provincia, pero incorpora acertadamente la hondura espiritual de la vida interior de los seres humanos en los debates de los problemas de lo universal y lo didáctico dentro de la temática que aborda siempre, donde incursa lo ético sobre los sujetos activos de la historia literaria de Huamachuco. Su escritura es prospicua con los personajes que estudia y persiste en el camino heurístico de la investigación, busca como quería Antenor Orrego: “Llegar a la nacionalidad a través de la universalidad y llegar a la universalidad a través de la nacionalidad, he aquí la fórmula vital del hombre histórico. Aparentemente, parecen excluirse, pero, en realidad, ambas se integran y aclaran, ambas se organizan y se construyen. Universalidad sin nacionalidad es cosmopolitismo descaracterizado, nacionalidad sin universalidad es chauvinismo deshumanizado y ciego. El universo no debe eliminar a las patrias, la patria no debe devorar al universo". Indaga el ser histórico de nuestros pueblos americanos y de cada actor literario, en este caso el escritor paisano que estudia o reivindica.


Julio Galarreta González fue mi profesor en el colegio secundario, por eso mi respeto intelectual y admiración por el don entrañable y sobrenatural de su personalidad literaria que hasta ahora nos alcanza. Gran maestro, pulcro en todos sus gestos, elegante en el vestir y en la polémica, hombre de ideas amables y radicales, un visionario: un demócrata a carta cabal. Digo todo esto porque alguna vez terminamos discrepando con Galarreta: él desde la vereda de su militancia aprista y yo desde la otra vereda de mi ímpetu juvenil izquierdista, en tiempos de la dictadura de Velasco. Nunca dejamos de hablarnos y saludarnos, ningún reproche “in extremis”. Ni peleamos por culpa de nuestra ideas, al fin de cuentas “cada loco con su tema” decía, cada uno con lo suyo, cada cual con su manera de mirar las cosas. Al contrario, siempre hubo un mutuo respeto. Lo recuerdo algunas tardes cuando ya universitario, nos citábamos con el viejo Galarreta para charlar en el Café Mario (de la esquina de Tacna y La Colmena), mientras el maestro hacia un “break” para la tertulia literaria: a pesar de sus recargadas tareas en su cátedra de literatura en la Universidad Nacional Federico Villareal (U.N.F.V.). De él escuchamos por primera vez en tiempos del colegio los nombres de Leoncio Prado: la anécdota del legendario héroe de Huamachuco y sus tres golpes de su cuchara en la taza de café, del jurista y el tribuno José Faustino Sánchez Carrión “El Solitario de Sayan”, de Abelardo Gamarra “El Tunanate”, de Ciro Alegría, de Juan Espejo Asturrizaga, de Abraham Arias Larreta, de Felipe Arias Larreta, de Julio Garrido Malaver, de Antonio Samaniego, de Humberto Santillán Arista, de Teodoro Garcés Negron, y de Arístides Heredia Meiggs. Al escudriñar en la obra literaria de Julio Galarreta Gonzáles encuentro que han reseñado sobre su obra algunos escritores e intelectuales como Jorge Basadre, Luís Alberto Sánchez, Francisco Mostajo, Jorge Bacacorzo y Luís Flores Caballero, entre otros. Por lo que, sin estigmatizar nada, les recomiendo leerlo con atención. Allí vamos a encontrar con gran claridad el afecto que Galarreta sentía por los escritores de Huamachuco, allí hay un tremendo indicio de cortesía, una admiración ciudadana y cuidadosa por el alarife escritor provinciano, sin escamotear -por supuesto- el rigor literario.


Sánchez Carrión.

Galareta tiene una producción literaria extensa donde cuenta mucho la elocuencia de su prosificación. De una manera muy original ha estudiado a José Faustino Sánchez Carrión “El Solitario de Sayan” (n. el 13 de febrero de 1787 en la histórica ciudad de Huamachuco, según el historiador huamachuquino Nicolás Rebaza: “en la casona heredada de sus ascendientes al Corregidor de esa región”). El texto “José Faustino Sánchez Carrión” de Julio Galarreta González publicado en la revista "Tar Puy" (Junio, 1981), fue pórtico para sus otros dos libros acerca del tribuno huamachuquino: “Sánchez Carrión: Pasión y rumbo de la libertad” (U.N.F.V., 1982) y “Simón Bolívar y Sánchez Carrión” (U.N.F.V., 1984). Sánchez Carrión fue uno de nuestros próceres más sobresalientes. Su palabra elocuente avivó primero en favor por la Emancipación y cimentó después las bases de la Republica. Tribuno y Padre de la Republica, fue la personalidad más brillante del Primer Congreso Constituyente. Escribió en prosa y “visitado por las musas” también en verso, orador brillante, al que llamaron “El Solitario de Sayan” porque firmaba con este seudónimo sus “Cartas”. Murió en Lurín el 03 de junio de 1825: refiere así Pablo Uceda en su libro “Semblanza Histórica de Trujillo, Sánchez Carrión y Vallejo” (Trujillo, 1955). Sánchez Carrión escribió poesía de exaltación prerromántica y cívica como su oda-heroica a Baquijano y Carrillo dentro de las características planteadas por Fernando Herrera en el Siglo XVII. El 12 de noviembre de 1883 fue promulgada la Primera Constitución de la Republica, de corte liberal. Sánchez Carrión presidió la comisión que redactó esa Constitución. El libro “Bolívar y Sánchez Carrión” de Julio Galarreta aborda este “factótum”, la determinación del preámbulo de esa anarquía que sigue al Protectorado de San Martín que lo inclina a desear y propiciar la venida de Bolívar, a cuyo lado brillará en calidad de Secretario, primero, y de Ministro General, después. Su muerte fue misteriosa, pero Cayetano Heredia, médico y hombre probo, dio el testimonio de la autopsia.

Leoncio Prado (n. en Huanuco, el 26 de agosto de 1853), es otro personaje que tiene mucho que ver con Huamachuco. Luchó por la independencia de Cuba y de Filipinas, regresó al Perú por sus ideales de libertad cuando estalló la guerra entre Perú y Chile, despliega su actividad guerrillera y se une al ejercito de la Resistencia de Cáceres, cae herido en Huamachuco, donde el sanguinario coronel chileno Gorostiaga ordena su fusilamiento el 15 de julio de 1883, ya enfermo en su lecho de combatiente. La magnanimidad de su imagen histórica y legendaria le han merecido el interés de dos novelas: “Leoncio Prado” (1934) de Esteban Pavletich y “Leoncio Prado” (1979) de Raúl-Estuardo Cornejo.


Galarreta le ha dedicado lo más intenso de su obra literaria de crítico historicista al autor de “En la ciudad de pelagatos”. Su primer libro “El Perú en Abelardo Gamarra” (Ediciones Trilce, 1948), donde las elucidaciones son de una trascendencia importante, pues buscan el reconocimiento sobre el “meollo” literario de “El Tunante”. Lo rescata de la experiencia inefable del olvido, en la maquina del tiempo. Gamarra había permanecido en los extramuros de cierta ignorancia capitalina. A pesar de su importancia y la dispersión que caracterizaba entonces a la obra de Gamarra, padre del criollismo provinciano, hombre progresista y generoso activista de cierto “idealismo político y social” como le llama -también- Edmundo Cornejo Ubillus en ese aporte de Gamarra por el activismo periodístico: esa otra manera de interpretar la vida y la literatura, con pasión provinciana, en Gamarra. Galarreta ha publicado también sobre Gamarra: “Abelardo Gamarra en la crítica literaria (1972), “Abelardo Gamarra: Educador Peruano” (1972), y el “Homenaje a Abelardo Gamarra” (1974): recopilación que trae escritos de J.C. Mariátegui, J. Basadre, L.A. Sánchez, Clorinda Matto de Turner, Manuel Beltroy, Alberto Tauro, Augusto Tamayo Vargas, Jorge Puccinelli, Ciro Alegría, Alfredo Yépez Miranda, Francisco Mostajo, Abraham Arias Larreta, Alfredo Rebaza Acosta, Serafina Quinteras, Aurelio Arnao, Justo Fernández, Carlos Camino Calderón, Ladislao Meza, José Gálvez, Federico Blume, Benjamín Pérez Treviño, Clemente Palma, Armando Herrera, y el poeta huamachuqino Clomaggue (seudónimo de Clodomiro Magno Guevara).


Gamarra.
César Vallejo (Santiago de Chuco 1892-Paris, 1938), también mereció la atención de Julio Galarreta, su libro: “César Vallejo: Poeta Narrador Dramaturgo Ensayista” (1992) es un “guión de hierro” para hacer “azotacalles” en la obra de Vallejo, y seguir su itinerario de viajero por ciudades y “espacios culturales” como Santiago de Chuco, Huamachuco, Trujillo, Lima, Paris, Marsella, Niza, Biarritz, La Rochella, Madrid, Barcelona, Valencia, Burgos, Toledo, Málaga, Salamanca, San Sebastián, Guernica, Guijón, Roma, Florencia, Pisa, Génova, Venecia, Colonia, Berlín, Praga, Viena, Budapest, Varsovia, Moscú, Kiev, Kharkov, Volvogrado, Voronezo y Leningrado. Para estudiar a Vallejo desde varios ángulos y desde diversos escenarios.



Galarreta refiere que cuando nació Vallejo: “Santiago de Chuco, lar nativo de César Vallejo, era distrito de la provincia de Huamachuco, en 1892”. Santiago de Chuco se convirtió en provincia en 1903, cuando Vallejo tenía 11 años de edad. En 1905, al cumplir los 13 años, inició sus estudios secundarios en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco. Nicolás Rebaza, historiador huamachuquino, recuerda que “Vallejo vivió en la casa de la señora Depositario Galarreta, en la calle Balta, en el barrio de Cinco Esquinas”. En julio de 1920, cuando Vallejo ya había publicado “Los heraldos negros” (1918), visitó la ciudad de Huamachuco donde fue homenajeado por los alumnos y los profesores del San Nicolás, su antiguo colegio. Santiago Gastañaudi, su condiscípulo, refiere este recuerdo. Espejo Asturrizaga ha hecho perdurar este recuerdo en su libro: “César Vallejo: Itinerario del hombre”. En 1915, cuando Vallejo se graduó en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, obsequió un ejemplar de “El romanticismo en la poesía castellana” para la Biblioteca del Colegio San Nicolás, con una dedicatoria donde da testimonió de su gratitud y del recuerdo hacia su Alma Mater y a Huamachuco. Otra grata evocación de Huamachuco salió de los labios de Vallejo en París. Esta semblanza está en el libro de Ernesto More: “Vallejo en la encrucijada del drama peruano”: “En una de las más dramáticas circunstancias de su vida de emigrado, en un parque parisino y ante una bella mujer que lo acompañaba, Vallejo, patético y reiterativo, nombró a la ciudad de su añoranza: Huamachuco…Huamachuco…Huamachuco…La dama le solicitó que le explique el significado de la misteriosa palabra, y el poeta, colocando en la mano femenina una moneda, le contestó: Es una deuda que tengo que pagar”.

El aporte de Galarreta al enfrentar la relación Vallejo-Huamachuco es haber podido integrar estos instantes y haberles dado un sentido de “gaudeamus” para explicar que toda obra literaria se define por la actitud del escritor ante el mundo como una manera de sentir, de vivir y de entender el lenguaje de las cosas. Las palabras del escritor o del poeta, son muchas veces justas, pero nunca pobres. La fe en las palabras elige casi siempre el fervor del poeta.

Alegría.

Ciro Alegría (Sartimbamba 1909-Lima 1967), despertó también el interés de Galarreta por la narrativa y el mundo campesino que en parte expresan las descripciones rurales de la sierra peruana norteña y los balseros de las márgenes de los ríos amazónicos en obras como “Los perros hambrientos” (1941) y “La serpiente de oro” (1935). Galarreta publicó “Ciro Alegía: La justicia social en El mundo es ancho y ajeno” (1987). Ciro Alegía es el narrador huamachuquino de mayor trascendencia y de reconocimiento mundial que se ha expresado en numerosas traducciones de sus novelas a otros idiomas. Y por lo que estamos celebrando este año el centenario de su nacimiento.

Alcides Spelucín, poeta, doctor en filosofía, y escritor liberteño, n. en Trujillo en 1897, que formó parte del grupo “Bohemia” de Trujillo (1915-1917) y que publicó “El libro de la nave dorada” (1926), también fue recipiendario del afán literario de Galarreta. Le dedicó varios estudios en revistas y publicó: “Alcides Spelucín: Hombre y Poeta” ((U.N.F.V., 1977). Poco se ha hablado de Spelucín, un vanguardista, hombre de una poesía magnifica, eléctrica y sonora, llena de fantasía, impulso de la palabra misma: “como un pájaro herido al que nadie ha curado”.


Galarreta ha realizado, también, varios antologías que destacan: “Poetas de La Libertad” (1978), “Poetas de Huamachuco” (1982), y “Huamachuco: Escritores y Maestros” (1987). Con estos estudios y aportes literarios ha reivindicado las obras literarias de algunos de sus coterráneos escritores: el profesor Víctor F. Moreno Sifuentes, por ejemplo, por su “Diccionario Popular Huamachuquino”, con 432 expresiones del habla popular. A través de Galarreta nos hemos acercado a otros escritores y poetas huamachuquinos: Nicolás Rebaza, escritor e historiador, magistrado que escribió: “Anales del departamento de La libertad en la guerra de la Independencia” (1898), y que Raúl Porras Barrenechea cita en sus “Fuentes históricas peruanas” (1952). Julio A. Chiriboga (1896-1956), catedrático de filosofía en San Marcos, publicó: “Algunas consideraciones acerca del valor” (1930) y “Reflexiones sobre pedagogía y filosofía” (1952). Alfredo Rebaza Acosta, historiador y maestro universitario, publicó el “Anecdotario del Perú”. Néstor A. Gastañadui S., poeta, publicó su libro “Kero” (1972), una recopilación de su obra poética, que recobra la algarabía del costumbrismo, la realidad arcaica del ruralismo, y el deslumbre del paisaje serrano. Clodomiro Magno Guevara “Clomaggue”, poeta, que incluye el “corpus” lingüístico huamachuquino en su poesía popular y el contexto frásico, el manejo de “regionalismos” y un vocablo campestre dentro de su poesía, sus poemas son de un gran sentimiento y belleza real, recrea la intensidad del espíritu campesino: “mi abuela Huamachuco me dio el ala/ con todo su poder para enrumbar”. Santiago Aguilar (1940), otro poeta, de quien he leído “Coral de Roca”, confirma la vigencia actual de esa expresión existencial dentro de la poesía liberteña, y que Galarreta nos ha ayudado a comprender mejor con sus criticas y estudios, cerrándose este circulo del fuego de esta poesía norteña. La creación literaria de Galarreta, coincide siempre e incluye como objeto de estudio: la obra y la vida, siempre los escritores y los poetas coterráneos que le han extendido la suprema plenitud de la recreación literaria, en donde él ha podido realizar la generosidad festiva de esa contemplación. La otra mirada creativa.

Por todo esto, rescato como obras mayores otros tres libros de Galarreta donde uno puede encontrarse con la objetividad y la peripecias literarias para hacer una ruta de la estilística como disciplina para este “critico practicante”, salido de él mismo: de su cantera propia, de una ciencia vivida con su experiencia de escritor y de profesor: Merecen ciertos halagos estos libros: “Estancia del Tiempo” (1966), “Símbolos humanos de la literatura” (1965), y “Dimensión Literaria de Ortega y Gasset” (1979), donde uno puede apreciar el valor literario de sus escritos y el “background” del maestro, que despertó en las nuevas generaciones la vocación de escribir y el hambre de leer, para descubrir al verdadero hombre nuevo, en un mundo invisible donde todo puede verse, y estudiarse. Estimuló la indagación literaria y la acción creativa, despidiéndose de todos nosotros en Lima, en 1998. Galarreta escribió siempre sobre lo que enseñó. 

A.A. en Huamachuco.

octubre 20, 2009

4 BREVICUENTOS PARA LEER EN EL AVIÓN/ Alvaro Menen Desleal

4 BREVICUENTOS PARA LEER EN EL AVIÓN
 

Alvaro Menen Desleal



1

Un pasajero, a su vecino de asiento:
-¿Has visto? El periódico informa de otro accidente de aviación.
-Sí, he visto; en la lista de muertos estamos nosotros.

2

El pasajero, al tripulante: ¿Qué isla es aquella?
-Señor, esa isla no existe.

3

Una recién casada, al sobrecargo:
-Señorita, ¿por qué arde el avión?.
-Es natural, señora: estamos en el infierno.

4

Un sacerdote, a la azafata:
-En vez de esa música moderna, ¿no pueden poner algo
delicado?
-Lo siento, padre; es la única que saben tocar los ángeles.

 
En la muerte de Alvaro Menéndez Leal
Clemente Guido

Nació en Santa Ana, El Salvador, el 13 de marzo de 1931 y murió el 6 de abril del 2000.
Es uno de los grandes de la narrativa centroamericana.

Dedicado enteramente a la literatura, tuvo el raro don de ser un ganador de premios literarios al extremo que aún al final de su segunda edad conquistó lauros que motivaron la protesta de algunos escritores jóvenes de su país porque era “un acaparador de premios que debería estar retirado”.

Los grandes no se retiran.

Su pseudónimo (ALVARO MENEN DESLEAL) fue famoso en toda América y Europa, especialmente en Argentina donde vivió por muchos años, en Francia y Alemania, donde dio clases de literatura lo mismo que en algunas universidades de los Estados Unidos.

Invadió con éxito el ensayo, el periodismo, el teatro, la poesía, pero fue su suerte el cuento breve, raro arte destinado solamente a los raros... como RUBEN DARIO, el maestro de la narrativa breve de América.

Como a todo artista con sensibilidad social, le preocuparon los problemas socio-políticos de su país y estudió Ciencias Sociales en la Universidad de El Salvador.

Es difícil decir cuál es la mejor obra de ALVARO MENEN DESLEAL porque TODAS son su mejor obra, pero algunos críticos señalan como tal a LUZ NEGRA, ganadora de los Juegos Florales de Quezaltenango en 1965.

Pero si de premios se trata, él los cortó en abundancia: Premio Nacional de Cultura (El Salvador) en 1968, Premio Miguel Angel Asturias (Guatemala) en 1970, etc., etc., etc.

Fue un favorito de EDUCA, por su calidad, la que le editó la mayor parte de su obras.

Los libros que le dieron fama bien merecida y que deben ser estudiados por los narradores jóvenes del istmo que piensen dedicarse al cuento breve, son: Cuentos Breves y Maravilloso, La ilustre familia androide, (comentada por nosotros en NAC hace algunos meses), El fútbol de los locos (comentario que tenemos pendiente), Tres novelas cortas. Para escribir en los muros (poemario). La bicicleta al pie de la muralla, y queda sin publicarse EL GRAN FINAL (ensayo).

El cáncer, sí señor, ese fue el que lo mató, pero fue el cáncer del páncreas, no el de la envidia que le tuvieron muchos raquíticos del pensamiento que lo acusaban de conflictivo porque era un experto en polemizar sobre los temas que dominaba, pero sobre todo porque le gustaba destruir a los ídolos de barro de la literatura de su país.

Que descansen en paz el hombre que le dio a El Salvador las mejores obras de narrativa breve, las que deben ser estudiadas pero difícilmente superadas por los escritores jóvenes de toda el área.

Cayó un gigante.

Que no se alegren los enanos.

Campo Bruce, Abril 10 del 2000

octubre 04, 2009

UN POEMA DE CINTIO VITIER

UN POEMA DE CINTIO VITIER


TRABAJO

Esto hicieron otros
mejores que tú
durante siglos.
De ellos dependía
tu sensación de libertad
tu camisa limpia
y el ocio de tus lecturas y escrituras.
De ellos depende
todo
lo que te parecía natural
como ir al cine
o estar triste, levemente.
Lo natural, sin embargo, es el fango,
el sudor, el excremento.
A partir de ahí, comienza
la epopeya, que no es sólo
un asunto de héroes deslumbrantes,
sino también
de oscuros héroes, suelo de tus pisadas,
página donde se escriben las palabras.
Deja las palabras, prueba
un poco
lo que ellos hicieron, hacen,
seguirán haciendo
para que seas:
ellos,
los sumidos en la necesidad
y la gravitación,
los molidos por los soles implacables
para que tu pan siempre esté fresco,
los atados
al poste férreo de la monotonía
para que puedas barajar todos los temas,
los mutilados
por un mecánico gesto infinitamente repetido
para que puedas hacer
lo que te plazca con tu alma y con tu cuerpo.
Redúcete como ellos.
Paladea el horno,
come fatiga.
Entra un poco, siquiera sea clandestinamente,
en el terrible reino de los sustentadores
de la vida.


NOTA DEL SEPELIO

En la mañana de hoy, viernes 2 de octubre, fue sepultado en el Cementerio Colón de La Habana Cintio Vitier, destacado intelectual católico, cultivador de la poesía, la narrativa, el ensayo y la crítica literaria. Fue, junto al padre Ángel Gaztelu y otros destacados escritores cubanos, fundador de la revista Orígenes en los años 40 del pasado siglo.

Antes de ser depositado en el panteón familiar, el féretro con los restos mortales de Vitier fue conducido a la capilla central del Cementerio, donde el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana , dirigió la oración fúnebre por el eterno descanso del distinguido intelectual.

Cintio Vitier había cumplido 88 años el pasado 25 de septiembre. Le sobreviven su esposa, la poetisa Fina García Marruz con quien estuvo casado 63 años, sus hijos José María y Sergio, nietos y biznietos.

(Redacción Palabra Nueva)

octubre 01, 2009

CON CARLOS EDUARDO ZAVALETA EN HUARI/ ARMANDO ARTEAGA

CON CARLOS EDUARDO ZAVALETA EN HUARI
Por Armando Arteaga

Hace ya más de un par de meses estuve en la ciudad de Huari -otra vez y tantas veces-, mientras se realizaba el XVIII Encuentro de Escritores y Poetas de Ancash donde muchas cosas gratas e inesperadas sucedieron. Y, ya entre el traslumbrar de cada una de las ponencias presentadas, y/o escuchar los recitales de los poetas, y/o asistir a las presentaciones de los recientes libros, de tantos y valiosos escritores de varias generaciones de la Región Ancash. Y, casi…, queriendo pasar como un escritor desapercibido en este “XVIII Encuentro…”, visitando Huari, que hospedó a uno de sus principales invitados, al escritor Carlos Eduardo Zavaleta (n. en Caraz, 1928): uno de los más representativos narradores de la generación del 50. Además, la Municipalidad Provincial de Huari le acaba de publicar una antología de sus cuentos más significativos y recientes, a manera de homenaje.

Un silencio metafísico enmudece las calles y las casas de Huari, asunto sólito, pero es sus esquinas cerca de la Plaza Central, uno asiste a un breve rumor de un intercambio de voces de muchachos y muchachas que juegan y conversan, y al fondo del escenario los árboles van empequeñeciéndose cada vez que la cuesta asciende. Han sido muchas las veces que he venido a Huari, y por múltiples razones. Huari duerme su eterna primavera, y cada vez la encuentro en un acelerado desarrollo urbanístico que,  poco a poco,  le van cambiando su fisonomía original –de centro poblado rural andino- que conocí cuando la visité por primera vez en el otoño del 62 acompañado del semblante patriarcal de mi padre Américo. El rumor de un pasado de pisadas de pasos perdidos por estos caminos peregrinos -entre cactus ariscos persiste, arbustos silvestres, e inmensidad de cumbres gélidas calladas al borde de la autopista que escudan con sus sombras- desde la parte alta donde se puede divisar toda la pequeña ciudad de Huari, donde me abruman unas ráfagas de vientos que avanzan entre los arbustos, donde persiste un ventarrón que hace chasquear las ramas de estos arbustos, y bruma la vista hacia el sonido sempiterno de la piedra de Chavin de Huantar.

Me he quedado para siempre con ese imagen del Huari pueblerino donde lo único que aún duerme en contraste con la actual Huari cosmopolita atiborrada por el “progreso” del boom minero es el estupendo sol andino, rubio y amarillento como retazo de pajonal de trigo, y su increíble cielo azul serrano.

Estos “Encuentros de Escritores…” son por momentos muy ceremoniosos y hasta pueden resultar muchas veces tediosos, pero uno nunca puede decir nada de esto si un solo suceso salva la mañana: estar frente a Carlos Eduardo Zavaleta, escritor admirado y leído por mí en los años 70, entre otros…, que yo comparaba con Eleodoro Vargas Vicuña: a quien conocí en el Café Palermo, en esa época de asombros y de quimeras, leí con mucha admiración su “Taita Cristo”. Y, también, lo comparaba con Manuel Mejia Valera, por quien guardaba un verdadero afecto de amistad por esa tendencia borgiana dentro de su narrativa (a quien también había conocido en el Café Versalles en uno de sus regresos de su exilio mexicano), y que había publicado “Un cuarto de conversión” (en México, en la Editorial Joaquín Mortiz, 1966); lo comparaba además con Enrique Congrains Martín, precursor del neo-realismo urbano limeño, con quien charle algunas tardes del invierno limeño del 69 en el Café Tivoli de La Colmena, y admiraba su “Lima, hora cero” (1954). Y su novela “No una sino muchas muertes” (Buenos Aires, 1958). Y, aquí, torciéndole el cuello al cisne de la memoria, nunca había visto en persona a Carlos Eduardo Zavaleta, aunque siempre teniéndolo presente ante el hontanar narrativo de su libro “Vestido de luto” (Editorial Alfa, Montevideo, 1969), de donde recuerdo exactamente su cuento “El cuervo blanco”, escritor que admiraba desde lejos.

Y, ahora, muchos años después, en la senectud de esta búsqueda del tiempo perdido, por ese compromiso con la literatura, estar en Huari con Carlos Eduardo Zavaleta, conversando y almorzando en la misma mesa del restaurante huarino que nos abruma con veleidades culinarias del lugar. Uno la pasa bien aquí. con Zavaleta, pues el escritor caracino tiene mucho sentido del humor, y una increíble memoria para recordar acerca de cualquier episodio o tema literario propuesto, o que se aborde en la conversación.


Le recuerdo -indagando fructuosamente- sus años iniciales en San Marcos, pero él me responde con cierta espontaneidad en “abintestato” de algunas de sus ocupaciones ajenas a la literatura: catedrático, empleado en la cancillería, y agregado cultural. Recuerda a Alfredo Bryce, su alumno excéntrico. Era un buen estudiante, mejor escritor, algo desordenado. Desempolvo otro recuerdo: Francis Scout Kay Fitzgerald, buscador de perfecciones, lo llama así. C.E. Zavaleta, además lo ha leído en ingles, que por lo demás, nuestro novelista, domina y conoce. Ha traducido algunas cosas del caótico Fulkner. Le hace un reproche fundamental por ese ímpetu épico que posee, a pesar de su técnica narrativa que es innegable. Recordamos a otros escritores de la generación perdida donde desfilan Jhon Dos Passos, Ernest Hemingway, y el final del “Ulises” de Joyce.

El tiempo es cruel. Nos quedan solo unos minutos. Terminamos hablando rápidamente de ciudades europeas que conoce muy bien, pues sus ocupaciones de agregado cultural lo han llevado en gestión diplomática por esos lares increíbles, aunque muy modesto, lo sé. Pero, viajero, conoce muy bien, se nota su gesto de maestro, muy bien la literatura inglesa y la literatura norteamericana, cosa rara, en nuestro mundo literario peruano. Hemos terminado este almuerzo de tamales verdes de choclo y truchas fritas, asentado con una excelente hierba luisa caliente para el frío. Vuelven entonces los recuerdos, en el camino de regreso al hotel: ciudades y escritores, vamos de Londres a Dickens, de Praga a Kafka, de Paris a Guy de Maupassant, y por último: de Lima a Sebastián Salazar Bondy.

Al día siguiente, cuando me toca exponer mi ponencia sobre el escritor carcino Celso V. Torres, le recuerdo que “Juana la Campa te vengará” es su cuento que más me gusta, ambientado en Tarma, insisto en que es un gran observador de lo andino-amazónico rural y de lo urbano, y que es un excelente escritor de “cuentos cortos”. Le pregunto si aún no se ha peleado ¨literariamente hablando con Fulkner¨. Me dice: no. No es para tanto, me palmea el hombro.

Como en una esquina del ring para un boxeador frente al exigente publico huarino que ha asistido al “XVIII Encuentro...”, cuando me toca exponer, le lanzo un piropo al escritor: “Para nosotros C. E. Zavaleta es uno de los escritores más representativos de la narrativa latinoamericana, al nivel de Rulfo”. Al terminar, hicimos un aparte, y me agradeció la referencia. Me hace una confesión personal: “Está contento con el recibimiento que le ha tributado la gente de Huari”. Se lo merece, doctor, le digo. Me responde: “Desde hace ya más de un año es viudo, y que le friega no haberle dedicado más tiempo a su querida esposa, por andar en estas cuitas de la literatura”. Le respondo que el oficio de escritor en el Perú es así de ingrato, muy duro. Al fin de cuentas, uno viene al mundo solo y se va también solo. Y empieza a llover en Huari.

Por la noche, estábamos casi vecinos en las habitaciones del hotel que nos alberga, nos cruzamos en el hall y seguimos platicando de literatura para vencer lo rutinario, hablamos algo de Julio Ramón Ribeyro, de Arguedas. De los escritores ancashinos: de Arnao, de Ladislao Meza, y me devuelve otro piropo, me dice que le gustó oír mi ponencia sobre Celso V. Torres, su paisano, escritor carasino.

C. E. Zavaleta ha comprado muchos libros de los escritores jóvenes de Ancash, que se han exhibido en la Feria de Libros de la Plaza de Huari, sale a buscar una caja de cartón en algunas de las bodegas aledañas al hotel, en unos minutos regresa con una caja vacía de vinos Ocucaje. Aquí va a ir madurando mejor (se refiere a los libros de los escritores jóvenes que ha comprado) –me dice-. De manera cómplice. Los libros y los vinos son las mejores cosas del mundo, le respondo.

Mirando el cielo de Huari, pienso en ese refrán de sabiduría andina y popular:

Cielo serrano,
Cojera de perro,
Lágrimas de mujer,
No hay que creer…


Ahora lo miro a C.E. Zavaleta desde la ventana de mi habitación del hotel mientras en Huari empieza a desatarse una gran lluvia serrana. Sorpresa: “Es la hora perfecta para la caminata solitaria…”. El escritor C. E. Zavaleta ha salido a caminar bajo la lluvia abrigado de su gabán azul de lana, y su bufanda escocesa, y lleva puesto una boina azul marino, con sus anteojos grandes de siempre y de carey, en mi recuerdo.

-Zavaleta es un gran escritor- le digo a mi acompañante de habitación el escritor huarasino José Antonio Salazar Mejia que ha venido a Huari para presentar su libro “La tradición histórica oral ancashina”.
-Sí- me responde-. El viejo es bueno, me gustan sus cosas que escribe.

septiembre 26, 2009

GALERIA: ARTE ABSTRACTO: ARMAND

 wat
(vatio)

Técnica:

Tempera y cera de color sobre papel.



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wat
voltio
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UN GRAN LIBRO APOLILLADO

Como aquellos artefactos que adornan las casas olvidadas. Duermen todas estas imágenes
que han gobernado este sueño sin lustre. Gorgojo deambulando por la verde hoja de la dispersión. Gorjeo, delicia y gozo de otras aves, de otras ranas. Un desierto te espera en la otra página. MIREN ESTAS IMÁGENES DE DIVERSAS ARISTAS.

Armando Arteaga

septiembre 21, 2009

Mirando el otro margen/ Abelardo Oquendo

Diario La Republica. Dom, 16/08/2009.
Mirando el otro margen
Por Abelardo Oquendo

Que hay una amplia producción literaria que se escribe y publica en el país, fuera de la capital, es algo que se sabe pero interesa poco o nada a la mayoría de los estudiosos de la literatura peruana. Habría que marcar ese ‘la’, como lo hace Enrique Ballón Aguirre, para poner en cuestión la propiedad del singular, dado que existen no una sino varias literaturas peruanas, como las que se expresan en lenguas nativas y las llamadas populares, a las cuales la historia y los registros oficiales desconsideran. Pero no solo esas literaturas son desatendidas entre nosotros: también aquellas que sin estar fuera del castellano ni ser mayormente ajenas al canon occidental se publican en el interior del país y no llegan al mercado limeño: las literaturas regionales.

A contrapelo de esta relación habitual entre los centros y las periferias culturales, hay quienes aplican su inteligencia y sus conocimientos al estudio de esa producción preferida y al rescate de sus valores. En el Perú el caso de Manuel Jesús Baquerizo es paradigmático en cuanto a las artes y las letras provincianas. Para honrar su memoria, proponer su ejemplo y contribuir a la continuación y expansión de su tarea se han instituido los “Encuentros Nacionales de Escritores Manuel Jesús Baquerizo”, cuya sexta realización tuvo lugar en la Casona de la Universidad de San Marcos, en el 2007. En el pasado octubre, en vísperas de VII Encuentro, un volumen editado por Arteidea dio a la luz las ponencias discutidas en el VI, bajo este título: El otro margen. La literatura peruana: una visión desde dentro.

Los siguientes son algunos de los trabajos que ese libro contiene: “La literatura puneña de fin de siglo”, por Feliciano Padilla; “Mujeres de pies descalzos: una aproximación a la narrativa de Zelideth Chávez Cuentas”, por Ana María Intili; “Literatura en la selva central”, por Helmer Tutos Aranda; “El gran mosaico literario ayacuchano”, por Samuel y Rómulo Cavero; “Cultura de Pallasca: de Diego Mejía a Santos Villa, una historia de metáforas y acordes”, por Hernando Rafael Álvarez; “Panorama literario-cultural de Coracora-Parinacocha”, por Alejandro Melgar; “Validez de las literaturas regionales. El caso de Chimbote”, por Ricardo Ayllón; “Florencio de la Sierra y el indigenismo poético piurano”, por Armando Arteaga. Una labor plausible que deberían apoyar y, mejor aún, promover y sostener las universidades del interior, que son tantas.

septiembre 08, 2009

LA POESÍA DE UGO FACUNDO CARRILLO CAVERO/ ARMANDO ARTEAGA

FOTOS: ROCIO BARRIENTOS GALLEGOS.Con la congresista Hilaria Supa en la presentación del libro, en desagravio por las ofensas que sobre su persona profirieron los eméticos y escarabajos con oficio de letrado, en contra de mi idioma, mi historia, mi cultura y mi nación que es el Perú, sentenció Ugo Facundo Carrillo Cavero.


LA POESÍA DE UGO FACUNDO CARRILLO CAVERO EN EL ESPACIO KECHWA DE LA LITERATURA ACTUAL APURÍMEÑA

Por Armando Arteaga

Hace un par de semanas en la Alianza Francesa en la presentación del libro "Baladas de un perro sin pelos en la lengua": Juan Carlos Lázaro, Guillermo Falconi, Ugo Facundo CarrilloCavero, Julio Heredia y Armando Arteaga.

La publicación del libro “Baladas de un perro sin pelos en la lengua” y de "La Memoria del Agua" de Ugo Facundo Carrillo Cavero me permite volver a insistir en la importancia del tema prono andino hacia la reivindicación del “runapa siminpi” como una de las lenguas más importantes para la creatividad literaria y permisible para propalar su vigencia lírica. Muchos escritores han insistido en seguir escribiendo y pensando en “runapa siminpi”, asunto que nos parece de vital importancia. Se trata de fortificar un idioma y no poner a prueba la vigencia del “runapa siminpi” con el aporte de nuevas obras literarias, al fin de cuentas los escritores y los poetas purifican el idioma de sus pueblos con sus “textos” literarios publicados, y ayudan a la transparencia de nuevos mensajes en directo, teniendo en cuenta la esencia natural de nuestra cultura andina.

En realidad, se ha venido postergando el debate sobre la relación proteica entre poesía y lengua “runa siminpi”, y todos lo sabemos: lengua hegemónica del Tawantinsuyu, que a partir de la publicación de la “Gramática” de Fray Domingo de Santo Thomás (Valladolid, 1560) empezó a llamarse “kechwa”, y cuyo origen es antiquísimo, según Markham: “los kechwas habitaron en los valles de Abancay y Andahuaylas, posteriormente esta región fue invadida por los Chancas, y sus pobladores se sometieron o emigraron a otros lugares”. Y, por sugerencia de César A. Guardia Mayorga, en su “Diccionario Kechwa”, probablemente los fundadores del Tawantinsuyu descendieron de estos ayllus “kechwas” difundiendo el “runa simi” y desarrollando elementos culturales análogos.

Creo que en esta perspectiva de la poesía “kechwa”, me parece algo digno de ser resaltado es el caso del poeta cusqueño Andrés Alencastre, que firmaba con el seudónimo de Kilku Waraka, gran amauta a quién conocí en su estancia de Canas en la “movida” del Cusco rebelde de los años setenta donde ya era todo un personaje de leyenda para la poesía “kechwa” del Siglo XX, quien ha sido el único escritor y poeta entre los pocos que fueron con cierto nivel literario de prestigio -sin sentir la sombra influyente del árbol literario de José María Arguedas- que ha perdurado como piedra-signo. Porque no se trata solo de escribir poemas en “runapa simin”, se trata de avanzar en la naturaleza misma de la esencia poética de las cosas, se trata de universalizar el contenido de este modelo lingüístico de apertura, y con visión propia, remitiéndose siempre a la condición social del hombre andino en tanto que es un ser hablante. No es asunto del “anthropos” explicando el "ser" mismo. Si la antropología ha tratado al hombre como objeto de estudio, aquí la poesía se acerca a la filosofía donde el hombre es objeto-sujeto.

No quisiera ser injusto con esto, al observar el panorama histórico del proceso literario apurimeño, de omitir en esta memoria, por rapidez, la obra poética de Lily Flores Palomino (Abancay), quien en su libro “Troj” (1971) irrumpió con rigor literario este presado camino de la poesía “kechwa” en Apurímac, y que ha mantenido una postura libre y bilingüe kechwa-castellano siempre con renovada madurez donde puede observarse el aporte de su obra poética en libros posteriores como “Phawaq Titi” o “Proyectil” (1985), y “Waqalliq Takin” (19899, en donde para esta poesía no es fácil viajar en los rieles de un tren hacia los conflictos de tierra adentro, o mejor: en las líneas paralelas del gran riel del ferrocarril estimulante de la tradición y la modernidad al mismo tiempo. Siempre me ha parecido de una destacada actitud comprometida la poesía de Lily Flores Palomino, que asume también el dilema del género y otras cuestiones imprescindibles y claves para entender la modernidad de la poesía actual apurimeña. Ya Mariátegui hizo su respectiva apreciación sobre el problema de la dualidad cultural en “7 Ensayos…”: “El dualismo quechua-español del Perú, no resuelto aún, hace de la literatura nacional un caso de excepción que no es posible estudiar con un método valido para los literatos orgánicamente nacionales, nacidos y crecidos con la intervención de una conquista”. Suceso que me parece todavía dura en el ámbito cultural, problema que abre otro debate.

Desde tiempos inmemoriales, en la noche de la historia, destaca la literatura oral de los Chancas, olvidados y ninguneados por los cronistas y la memoria colectiva de las panacas cusqueñas. Los chancas fueron derrotados por los incas –sus contemporáneos con quienes friccionaron- en la batalla de Yahuar Pampa, no aceptando esta derrota, los huestes chancas huyeron hacia la selva del actual departamento de San Martín, aún hoy por Lamas encontramos a los descendientes chancas llamados “las Tribus de Ancku Wallokc” por Víctor Navarro del Águila, pionero de la antropología andina. Y, para los que quieran ahondar en el tema, pueden encontrar mayores reflexiones arqueológicas e históricas en los libros de Gerardo Quintana: “Andahuaylas: Prehistoria e Historia” (1967), y “Los Chancas” (Historia, 1976). Testimonios de la presencia chanca se encuentran por todo el territorio del departamento de Apurímac, y de la presencia inca las tenemos -por ejemplo- en las ruinas arqueológicas de Sondor, frente a la laguna de Pacucha. Yo mismo, como un aporte personal, he encontrado un documento colonial firmado por el Cacique y Gobernador Elías Balboa de Carvajal sobre la Comunidad de Uranmarca que nos remite hasta 1218 en plena configuración de la nación chanca, y sabemos Uranmarca era una de las etnias principales de las tribus de Anta Waylla. Al costado de Uranmarca, frente al Pampas, duermen aún la ciudadela de Paccayranra, que es uno de los aportes urbanísticos más extensos de los chancas, y el Mollo-Mollo inca en Uranmarca, que son testimonios irrebatibles de la presencia chanca, quienes tuvieron una tecnología y un bagaje cultural diferente a los incas.

Ugo Facundo Carrillo Cavero leyendo sus poemas.
La oralidad de la poesía apurimeña es algo que llega aún hasta nuestros días. Se ha trabajado muy poco en este asunto, existen pocas publicaciones sobre el tema, Arguedas es una excepción , por lo que saltaré al pórtico de la literatura en tiempos del Virreynato donde podemos citar a dos escritores tardíamente rescatados, por un lado: Pedro Espinosa de los Monteros (1628), que era Cura y Vicario del pueblo de San Grabiel de Guancarama, en Andahuaylas, que compuso un soneto para “La conquista de Antequera” y autor de “El aprendiz de rico” como lo refiere Luís Alberto Sánchez en su libro “Los Poetas de la Colonia y de la Revolución”. Y, por otro lado: Josefa Francisca de Azaña y Llano (Abancay, 1696), monja que escribió su “Coloquio a la Natividad del Señor”, texto rescatado por Alberto Tauro.

Pero, quien ocupó con mayor empeño la grandeza apurimeña de esta parte histórica de este proceso de la literatura apurimeña es Juan de Espinosa Medrano, indio natural de Calcauso, que en realidad se llamaba Juan Chancahuaña, creo es uno de nuestros más grandes escritores de la literatura latinoamericana del barroco, y de todos los tiempos. Y, aunque he inventariado más de 400 estudios sobre “El Lunarejo” de diversos escritores algunos de los más representativos que van desde Damaso Alonso y Luís Jaime Cisneros, de Luís Loayza y Mario Vargas Llosa, hasta estudios de escritores apurimeños como J. Agustín Tamayo Rodríguez y Antonio Centeno Zela, acerca de su excelsa y diversificada obra literaria escrita en kechwa, castellano y latín, donde sobresale “El Apologético a favor de Góngora”, obra renacentista, llena de barroquismo y culteranismo. Esta obra literaria que es inmensa, permanece todavía olvidada, lo mismo que la obra del arcediano Justo Apu Sahuauraura.

Por el espacio literario apurimeño han divergido con acierto las opiniones y testimonios de Ricardo Palma (1833-1919) en su tradición “Por beber en copa de oro” donde retrata parte de la idiosincrasia del pueblo de Tintay en Aimaraes. Manuel González Prada en sus “Baladas Peruanas” destaca la épica constructiva de “El Puente del Apurímac”. Los viajeros Charles Wiener y Ernest W. Middendorf han descrito significativos testimonios cuando han visitado algunos de sus paisajes y ciudades. Antonio Raimondi llamó a Apurímac: el papel arrugado, destacando la morfología geológica y orográfica de sus territorios. Así mismo, José de la Riva Agüero en sus “Paisajes Peruanos” visitó el Santuario de la Virgen de Cocharcas. Por decir algunos “textos" donde Apurímac destaca y aporta al carácter y esplendor de nuestra literatura apurimeña donde la literatura de Andahuaylas ocupa un prestigioso espacio literario.

La poesía de Ugo Facundo Carrillo Cavero viene a sumar y a formar parte de esta fuerza resultante para imponer nuevas obras literarias. Le otorga más prestigio a la literatura andahuaylina y al proceso cultural apurimeño. Apurímac, aparentemente un región de contrastes y diferencias, tiene un gran potencial literario, gracias al impulso creativo de sus escritores, sus gentes y sus pueblos. Arguedas como sabemos ocupa gran parte de esta poesía kechwa y abre la modernidad de esta, destaca también su narrativa, y resulta por demás reincidente. Muchas escenas y paisajes de su obra literaria recurren y recorren los espacios de Apurímac, siempre diversos, sobre todo en Andahuaylas, tal el caso de “Los ríos profundos”. José María Arguedas es el escritor que representa una nueva alternancia para la narrativa y la poesía apurimeña, desde “Los ríos profundos” hasta su poética de “Oda al Yet” y la poesía oral recopilada como “Carnaval de Tambobamba”, donde también tiene su equivalente regional en la narrativa de Manuel Robles Alarcón “Lloje Runa” con dos novelas “Sara Cosecho” y “Los Perros Vagabundos”. Y, me parece también recordar cierta oralidad poética de esta línea literaria “kechwa” de apertura donde destaca toda una generación de escritores apurimeños entre los que se encuentran los trabajos de poetas andahuaylinos como Juan José Flores (“Huambar/ Poetastro/ Aca Cautinaja”), Jorge Flores Ramos (“Poemas Matinales”, “El paisaje, el hombre y la vida”, y sus cuentos “El Grito”), Julio César Sanabria Hermoza (“Canto a Apurímac”), los poemas metafísicos de Abel Gutiérrez Ocampo, Erasmo Montoya Obregón, Hugo Tello Prado (de quien recuerdo siempre su estupendo poema “Sabascha”), del neo-indigenismo de Erasmo Montoya Obregón, Blequer Alarcón Silvera, Luís Rivas Loayza, René Alarcón Montoya y Luz Samanez Paz. En esta pléyade no pueden obviarse dos nombres que son los cimientos de la saywa poética del imperio del río que habla poderoso: Sixto Gutierrez Bendezú y José González Castañeda.

La dialéctica de la poesía de Ugo Facundo Carrillo Cavero en este libro “Baladas de un perro sin pelos en la lengua” es inseparable de la dialéctica histórica y social del espacio social kechwa, donde se da un razonamiento lógico para llamar a cada cosa por su nombre. Se burla de los polos estéticos y políticos occidentales, logrando una sincera unidad entre forma y contenido en cada uno de sus poemas. Si el historicismo de los “Cantos” de Pound son una tentativa de síntesis del pasado y el presente para mejorar el futuro: ¿y qué escritor representa mejor que Pound al hombre que ha intentado comprender la vida moderna mediante el estudio del pasado? Si la vida del poeta es la vida de todos como decía Gérald de Nerval, o desde que Platón expulsó a los poetas de su famosa República, dudamos de las instituciones, o tal como escribió Enrique Lihn.: el poeta es el ojo imperdonable del que todo lo ve. La poesía de Ugo Facundo Carrillo Cavero juega en los parámetros de esta estética para escudriñar el pasado de su aldea andina que es al fin de cuentas su casa: su universo poético, por eso están siempre presentes en sus poemas personajes universales del mundo cultural andahuaylino como el viejo conspirador Juan Barrio y el fotógrafo Leopoldo Velasco, los médicos Hugo Pesce Pescetto y Ernesto Che Guevara, por citar solo algunos testimonios actuales y vigentes. La poesía como frágil manjar, tal como sentenció en su “Testamento ológrafo” Sebastián Salazar Bondy. El hombre no debe soñar con sistemas perfectos que nadie necesita, el hombre siempre ha buscado un lugar para lo autentico, su lengua, no importa que sea de perro, mejor si es libre e imaginativa: sin pelos en la lengua. LA POESÍA COMO UN LUGAR PARA LO AUTENTICO.

Julio Heredia, moderador del debate, por la Alianza Francesa.