diciembre 22, 2007

LA NARRATIVA DE ZELIDETH CHÀVEZ CUENTAS/ ANA MARÌA INTILI

Mujeres de pie descalzo: una aproximación
a la narrativa de Zelideth Chávez Cuentas

Estudio preliminar

Ana María Intili *
Presentado en el VI Encuentro Nacional de Escritores Manuel Jesús Baquerizo,
Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
Lima, noviembre de 2007












INTI, MAR Y TEMPESTAD
Gloria Mendoza Borda

Inti se perdió en el mar
Inti alumbró el mar
Inti se hizo Inti en el mar


KANTUTA DE MIS HERIDAS
José Luis Ayala

¿Quién ignora América
donde varias veces se muere
con un tiro de gracia?
Me voy para reencontrarme
con mi pueblo soterrado
Jiquisiñcam mon ami
si no regreso las lluvias
te traerán la kantuta
amanecida en mis heridas


Los Gemelos Miran El Pasado Desde La Colina
Omar Aramayo

y detrás de esas muertes
aún las zarpas del hambre
el origen del dolor es inexplicable y se busca en nuestro designio
lame nuestros pies fatigados como una fiera somnolienta
para nosotros sólo el dolor es patria generosa


Mujeres de pie descalzo: una aproximación a la narrativa de Zelideth Chávez Cuentas

Ana María Intili *


1 JUSTIFICACIÓN DEL PERFIL DEL TRABAJO

Nací en San Miguel de Tucumán y aunque mis ancestros tuvieron raíces europeas, siempre escuché en el lenguaje cotidiano de la gente, voces quechuas y aimaras. La música y sus danzas, los vestidos y carnavales de los pueblos, el olor a albahaca y romero, nutrieron mis sentidos.

Al migrar al Perú, en diciembre de 1975, lo hacía por tercera vez. Las dos anteriores había venido de paseo, cuando mi hermana residía entre Huancayo y Lima. Mi vida discurría entre la familia, el hospital, los libros y la literatura. Este mutuo interés por las letras me ha permitido conocer a Zelideth Chávez Cuentas.

Hemos estrechado vínculos a través de los años, tiene una hija médica, como es mi profesión. Nos une también el amor por el terruño; vivir en ciudades que comparten la ruta Lima–Buenos Aires desde hace siglos, como camino de correspondencia habitual, donde San Miguel de Tucumán y San Carlos de Puno eran lugares de paso obligado; incluyendo –desde mediados del siglo XX– el envío de la revista Billiken, que sirvió para educarnos en las tareas escolares. Estas ciudades están hermanadas aún más porque formaron parte del imperio Inca.

Flor de Cactus.

2 INTRODUCCIÓN

Hay mujeres de siembra y de cosecha, de lágrimas o lamentos, en cambio Zelideth está hecha de fuerza, de pujanza, de libertad. Por eso no teme hablar, por eso decide hablar de mujeres de pie descalzo, las que sólo pueden lucirlo a través de su piel, puesta en la tierra “patarrajada”, para caminar labrando surcos sin más posibilidades que el confín.

La autora ha decidido ser la voz de los sin voz y con manos de alfarero desempolvar las historias, para expresar así la esperanza, la ternura en la mirada del humilde. Expresa su palabra el destino, no aquel de amaneceres de luces, el de las cámaras, entre lentejuelas, sino el de las olvidadas, las que no figuran en la lista de invitados o en todo caso son protagonistas de su propio desierto. De aquella tierra donde se olvida la lluvia o la retama florece para que la pisoteen los caballos, las botas, las fuerzas del poder. Entonces la mujer avanza con la espalda doblada, la mirada fija, la palabra suspendida en el silencio.

Existe un valor agregado, la narrativa de Zelideth es pura, sin tiempo y con memoria, legendaria, mítica, tan real como ancestral. Tiene el noble destino de recordarnos costumbres y giros idiomáticos que logra recuperar.

El escritor Manuel Jesús Baquerizo la califica como “la única escritora puneña donde la temática social es el eje de sus relatos”[1].

Nace en Puno en 1942, es hija de Juan Chávez Benavides y Victoria Cuentas, naturales de Huancané, quienes fueron maestros de aula en los poblados vecinos. Este es el ámbito donde se desarrolla la infancia de la escritora. Conoce de cerca a sus personajes, por eso en sus caracterizaciones no hay ficción. Al acceder a la universidad la visión crece y conjuga en su voz el testimonio del cosmos puneño en tono casi biográfico en un destino incierto, estremecedor. Hay una dialéctica cruel y trágica en el encuentro del escritor con el lector, sin embargo algunos pasajes alcanzan la ternura para elevarla a un nivel poético:

“Los otros acomodan el sueño sobre dos colchones tendidos en el piso. El
sol porfía por entre las rendijas de los tablones que parchan mal la puerta”
(p. 67).

“El llanto de su último hijo atraviesa el silencio de la columna apelusada de
la habitación” (p. 69).

Como parte de su obra se encuentran: Mujeres de pies descalzos (1996, cuentos); El día que me quieran (1999, cuentos), ¿Por qué lloras Candelaria? (2003, novela); Flor de cactus (2005, cuentos), libro donde se encuentra Un día grande como de fiesta, motivo del presente trabajo.

Su narrativa no cede terreno, por eso es múltiple, continua y permanente.
3 CONTEXTO DE LA OBRA LITERARIA

En las décadas de 1980 y 1990 Perú ha vivido una etapa de gran violencia política, la mayor del siglo XX. Estudios realizados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, indican más de 69.000 muertos o desaparecidos, como resultado del movimiento subversivo y la violencia represiva del Gobierno, que en busca de apagarlo no escatimó métodos de persecución y exterminio. La población civil fue víctima de ambos frentes.

En Literatura y violencia de los Andes, de Jorge Florez–Áybar:

“…la literatura andina tuvo como marco histórico la violencia política desatada en los Andes, a partir de los 80, con la quema de las ánforas electorales de Chuschi, Ayacucho, 18 de mayo” (p. 373).

Fueron el centro y sur andino los escenarios geográficos donde se desató la violencia política, sin embargo todo el país estuvo implicado en ello.

Gotardo Cervantes Mendívil afirma en Ayacucho, yawar destino:

“Un bledo le importa al partido gobiernista dañar la susceptibilidad de un
pueblo que constantemente es bañado en sangre: matan los terroristas,
matan los policías a sangre fría, como en el caso del científico peruano
asesinado en los portales de la ciudad, ó el hecho más sangriento
cometido en la comunidad de Chuschi. No respetan a hombres ni a la
cultura” (p. 23).

A este periodo corresponde la narrativa de Zelideth Chávez Cuentas, escritora, antropóloga, feminista y luchadora social, quien ofrece su palabra para contarnos historias que fue recogiendo en múltiples narraciones y que tuvieron lugar en esa zona.

Hay una literatura regional expresada por los autores desde el lugar de origen. No ocurre esto con Zelideth, quien radica en Lima a partir de 1972, situación que le permite ampliar su horizonte literario sin olvidar el terruño –pues hace una década– pertenece a la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, que reafirma el sentimiento local.

Florez–Áybar sostiene:

“La década del 80, del siglo XX, representa para la historia literaria del
Perú el inicio de la literatura andina, cuyos cimientos serán ulteriormente
la base de la literatura nacional (p. 373).

El crítico norteamericano Marx Cox señala[2]:

“Al analizar la producción narrativa según el origen geográfico del escritor,
se puede llegar a la conclusión que los del sur y centro del país han
dedicado más de su producción narrativa a la violencia política que los del
norte y de Lima y el Callao“.

Feliciano Padilla en Antología comentada de la literatura puneña divide en 2 fases el capítulo La narrativa en Puno:

–Etapa de la Iniciación.

–Etapa de la Consolidación.

A la segunda fase corresponde la obra de Zelideth, junto a otros exponentes literarios como son: Oscar Colchado, Cronwell Jara, Dante Castro, Luis Nieto de Gregori, Mario de Guevara, Jorgue Florez–Áybar, Juan Alberto Osorio y el mismo Feliciano Padilla.

Zelideth Chàvez Cuentas, destacada escritora.
**

4 CONTENIDO DE LA OBRA

Flor de cactus (Lima: Arteidea editores, 2005) reúne 7 cuentos de cosmovisión andina donde la adversidad es la protagonista. La autora ha decidido ser la voz de los acallados y construir con manos artesanas historias como testimonio de la realidad.

El título nos anuncia que las flores –más allá de su belleza– pueden lastimarnos con sus espinas, porque la verdad es una, cruda, estéril a veces.

En Un día grande como de fiesta, él último de los siete cuentos que conforman esta obra, Saturnina –la protagonista– es madre de nueve hijos, viven en una habitación–comedor, donde comparten la cama, la comida, la tarea que les da el sustento.

Es el cuento un estímulo a la lectura sin interrupción. Breve, profundo, donde la palabra está intensificada de modo tal que en pocas frases describe las escenas y diálogos que desencadenan sensaciones, vivencias y sentimientos cercanos.

El inicio es una advertencia:

“Saturnina ha amanecido con una angustia atravesada en el pecho, aguda
como una espina que se resiste a pasar. “Es la pesadilla” musita“(p. 67).

Es casi imperceptible para el lector, quien lo comprende en el último párrafo. Así logra expresar mitos, creencias que se transmiten pero también aluden a lo frágil del ser humano; no existe ley que lo proteja frente a la adversidad y la muerte.

El narrador–testigo, irrumpe en el relato a cada instante, para dar paso a la historia, nos va contando como multiplica las horas del día, levanta a sus hijos quienes la tienen que ayudar:

“Ella es como un poderoso motor funcionando las dieciocho horas al día”
(p. 69).
Santuca tiene ilusiones que cree están por realizarse, agrandar el cuarto donde viven:

“Sí pues, cocinaría el doble, tendría buena venta, tal vez podrían comprar
un poco de adobes para levantar otro cuarto y algunas cositas para sus
guaguas” (p. 69).

La ropa de los niños:

“Ya estaban en junio y todavía no habían podido comprarles ni libros, ni ropa
para el colegio a los mayores. Los demás heredaban no más, pues” (p. 69).

Alquilar un puesto en el mercado:

“Por fin el jueves pagará el caballero Ticona para tener puesto dentro del
mercado. “Pero tienes que esperar, Santuca, hasta que la municipalidad me
autorice a ampliar más puestos de comida”, había resoplado el obeso dirigente.
Ella soñaba tanto con esa mesa de lozas blancas, agua corriente y un sitio para
cada una de sus ollas –sus ollitas–, para cada inmaculado mantel y atendiendo
de pie” (p. 68).

Y recibe la advertencia:

“–Mañana va a haber buena venta, todas las gentes están diciendo que va
a llegar el señor presidente de Lima… –comentó con el marido” (p. 68).

más adelante:

“–Ojalá no más que no pase nada, porque cuando le llevé su terno al doctor
Cuentas, en su casa estaban hablando varios mistis diciendo que los
trabajadores y los universitarios estaban bien calientes con el gobierno, que no
querían recibir al presidente. Ojalá no pase nada, pues –farfulló a punto de
cerrar los ojos” (p. 68).

Primero la madre ofrece su seno generoso, nutre, llena de ternura a la guagua, pero las frustraciones del pobre son interminables y cuando parece estar cerca a su objetivo –como en este cuento– la realidad golpea, trasciende, mancha el cielo de negros nubarrones y la luz mortecina estremece:

“<¡Los policías! ¡Están disparando al cuerpo, carajo! ¡Cúbranse, cúbranse!>,
grita uno” (p. 70).

Es que la condición de la mujer andina no se circunscribe a la realidad doméstica, comprende también la organización de la familia, lograr el sustento, cuidar, proteger, amamantar.

Pero cuando se oyen los ruidos como atropellos en calle, Saturnina sale, se aturde pero se multiplica, da ayuda y palabras de aliento:

“A sus pies cae un cuerpo latiendo: <¡Niña Sarita! Aguaaa, aguaaa, ahorita>. Y tropezando sacas un balde: toma agüita niña, moja tu pañuelo
niño, no te asustes joven, no te desmayes señor. Y los tiros zumbando en tus
oídos, y el gas entrando en tu garganta y el llanto de tus hijos golpeando tu
pecho, hasta que aquel tiro ruin te perfora las entrañas” (p. 70).

Sale sin saber que iba al encuentro de su destino. Nada la libra de la bala asesina, de la sangre derramada en su propia tierra, de la orfandad de sus guaguas.


5 SUMILLA

Zelideth Chávez Cuentas (Puno, 1942), antropóloga y fundadora del Círculo Literario Anillo de Moebius, irrumpe en la narrativa peruana en las dos últimas décadas, abordando temas del sur andino relacionados con el empoderamiento, la humillación y la postergación de personajes cargados de historia y que evocan la memoria mítica de sus pueblos. Hay mujeres de siembra, de cosecha, de lágrimas o lamento. La autora en cambio está hecha de fuerza, de pujanza, de libertad. Por eso, no teme hablar, mejor dicho decide hablar de mujeres de pies descalzos.

Flor de cactus, nos anuncia desde el título que las espinas pueden lastimarnos, más allá de su belleza. Porque la realidad es cruda, a veces estéril. Ella ha decidido limpiar el polvo, como las manos de los alfareros, para dejar relucir la voz de los acallados, la mirada del humilde, el deseo de la esperanza. No se rinde, por eso su literatura es múltiple, continua, permanente.

Saturnina, personaje principal, se multiplica, se aturde, da ayuda, cobijo y palabras de aliento, pero ni eso la libera de la bala asesina, de la sangre derramada en su propia tierra, de la orfandad de sus guaguas.


6 BIBLIOGRAFÍA **



Barrica, Maruja (1982). Convivir. La pareja en la pobreza. Lima: Mozca Azul Editores.

Cervantes Mendívil, Gotardo (2004). Ayacucho, yawar destino. Chanchamayo: Estudio Cervantes.

Comisión de la Verdad y Reconciliación (2004). Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Perú. Lima: Corporación Gráfica NAVARRETE.

Chávez Cuentas, Zelideth (2005). Flor de cactus. Lima: Arteidea editores.

Flórez–Áybar, Jorge (2004). Literatura y violencia en Los Andes. Lima: Arteidea editores.

Hernández, Max (1991). Memoria del bien perdido: conflicto, identidad y nostalgia en el Inca Garcilaso de la Vega. Lima: IEP Ediciones.

Hernández, Max; Lemlij, Moisés; Millones, Luis; Péndola, Alberto; Rostwowsky María (1987). Entre el mito y la historia. Psicoanálisis y pasado andino. Lima: Psicoanálisis Imago.

Padilla, Feliciano (2005). Antología comentada de la literatura puneña. Lima: Fondo Editorial Cultura Peruana.

Portocarrero, Gonzalo (1993). Racismo y mestizaje. Lima: SUR Casa de Estudios del Socialismo.

Rodríguez Rabanal, César (1989). Cicatrices de la pobreza, Un estudio psicoanalítico. Caracas: Nueva Sociedad.

(1995). La violencia de los Andes. Caracas: Nueva Sociedad.



7 BIODATA *



Ana María Intili (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1950), escritora, poeta, médico, psicoterapeuta psicoanalista. Reside en Lima (Perú) desde 1975.

Obra publicada:
-Poesía reunida en Niña de San Miguel (bajo el Auspicio de la Academia
Iberoamericana de Poesía).

Antologías:
-Poesía en el Puerto (Callao, Perú, 2003).
-Breves, brevísimas. Antología de la minificción peruana (Giovanna Minardi,
Palermo (Italia)-Lima (Perú), 2006.
-Con los cuentos en la manga (Arteidea editores, Lima, 2007, en prensa).
-II antología digital de poesía: Una voz en el abismo 2007, organizada por la
revista literaria virtual Remolinos.
-Poesía seleccionada en la Revista Literaria digital Azul@rte.
-Cuentos seleccionados en la Antología 2007-2008 de Ediciones Alondras,
Canadá.

En la Universidad de Guadalajara (México), en los años 2006 y 2007, ha sido incluida en la cátedra: Poetas de Habla Hispanoamericana de Lectura Obligatoria.

Parte de su obra fue traducida al italiano por la catedrática Gladys Basagoitia, publicándose en la Asociación Cultural Comitato Internazionale 8 Marzo-Donne del Mondo, con base en Italia.

Obtuvo Mención Honrosa por su participación en el Concurso estudiantil Poesía Romántica Latinoamericana, San Miguel de Tucumán, 1965.

Recibió las Palmas Municipales de Huamanga, con Mención en Poesía, Ayacucho (Perú) 2005.



[1] Testimonio personal de Zelideth Chávez Cuentas.
[2] Tomado de Literatura y violencia en los Andes (p. 373).