INDIANMARKET/ Armando Arteaga
Apestado el mundo, lleno de piojos, vive...
(electrizando sus propias corrientes alternas
& electrocutando el pleno & zafio siglo XX
-los enchufes & los tomacorrientes-
de nuestra áloe & zafarrancha vida mundana)
...con él: viene un olor a carne quemada, es un incendio
destruyendo la casa vecina donde surge la fiesta
de esta fotografía idiota persiguiendo cada pentágono
de esta cáscara de piña. La urbe empieza a dormir
Aunque todavía es temprano para irme a la cama.
Apagón en la ciudad. Oscuridad total. Se joden todos
mutuamente. Desesperados avanzan los automóviles
en silencio por largas avenidas. Un hombre & una mujer
desconocidos, se han quedado atrapados en un ascensor.
Se dan cuenta que nunca han hecho el amor como locos.
Todos están locos, solos, tristes, in-comunicados, alienados.
Se están despedazando entre ellos. La ciudad ha muerto.
El nervio creador del urbanismo decae.
La novela es la poesía de los tontos, & tantos muertos
en este cementerio al fondo de la calle, al final del Siglo XX.
Es una buena hora para bajar por las escaleras del edificio
A la calle. Hombres tirados muertos en las calles. Horror.
Hordas saqueando las tiendas del barrio judío.
Juegos artificiales que danzan y destellan por el cielo
brumoso de Chinatown. Duerme inesperadamente el Downtown.
Duerme el nervio creador de la urbe & el poeta.
Y no hay más tiempo para seguir escribiendo esta novela.
Novela negra. Oscuridad rebuscando la miseria de los ghettos
& los suburbios, tugurios blues, o es el lamento de un saxofón.
De un músico negro de jazz que ha tocado toda la noche.
Amanece. Hubo saqueos en este barrio periférico y residencial.
Un niño indio cerca del terminal terrestre vende sus pequeñas
baratijas: son panes dulces en la puerta de un supermarket.
El desayuno de otro día me espera con una ducha fría.
Indio castor vendiendo chullos & cometas para el invierno.
Sándwich de pavo frío. Y otros poemas de Lennon, & además
poemas nuevos que voy traduciendo -a puchos-
de la joven poesía indio-norteamericana.
No vendas nunca tu poema, poeta.