HAIKÚ
Bernardo Rafael Álvarez
Quise escribir un poema
que envolviera a los tres,
que hablara de sus virtudes
y travesuras
y probablemente de sus defectos que no veo
(no hay peor ciego que el que no quiere ver)
y, sin duda, del amor
que les tengo.
Sería, vamos a ver, un poema
con nombre propio
o nombres,
escrito contra la ley de mi universo
(hecha la ley, hecha la trampa).
Omar
diría, entre paréntesis: “Igochicho
de miércoles,
Choncholí Chuvi Chuvi”,
Helder imitaría mi silbo: “Fidiú, fidiú..;
finalmente Igor, ajeno a todo
o dueño de todo,
ensuciaría pañales
con venerable insolencia.
Los tres iluminándome,
cual manojo de heliotropos.
La distancia hecha un espejo en pedazos
y mi corazón desconcertado
en medio del siniestro.
Pero, egoísta al fin, solo
pude escribir este pobre lamento:
"Oh hijos míos,
tonto y descalabrado
es...etcétera.”