marzo 24, 2012

EL ESTOICISMO DE LAS AÑORANZAS DESMEDIDAS / POR ISELLA CARRERA LAMADRID

El estoicismo de las añoranzas desmedidas

Por Isella Carrera Lamadrid


Las escuelas de identidad idiosincrática, carácter de pertenencia, aprehensión a las costumbres,  hegemonías ideológicas y convenciones culturales, lejos de ser fuerzas arraigadas motivacionales presentes, son rezagos de las grandes pérdidas que el siglo XXI y sus grandes avances han delimitado.
Si el carácter exclusivo y perpetuo de nuestra esencia permaneciera intacto en calidad de intocable, viviríamos en un mundo más idóneo.  De alguna manera el equilibrio de lo que fuimos, queremos y vamos a ser, tendría que poseer una relación lógica creciente, partiendo de lo rescatable, dejando atrás dogmas y paradigmas que evitan resurgir pero conservando de ellos, pilares necesarios que se conviertan durante el paso del tiempo, en ejes que nos recuerden para siempre, lo que somos.
Correlacionando utopías actuales con aspiraciones milagrosas, encontramos un grupo social cuya filosofía no se compagina con signos y sin embargo el ritmo constante que la rige, no se encuentra devorando su presente, de modo que el futuro deja de esperar. Estos son los beduinos o moradores del desierto, grupos sociales originarios de la península Arábiga, en el siglo VII  migraron al norte de África (Egipto, Argelia, Libia, Malí, Túnez) y hasta el día de hoy no se han visto seducidos por otro estilo de vida que no sea el suyo.  Tienen su propio idioma y profesan una lucha interna de ideales. Su estilo de vida puede ser simple o demasiado complejo, según la perspectiva con que se mire, pero su estoicismo fragua cualquier precepto.
 Este grupo social cruza en caravanas los desiertos, sin posesiones materiales, tan solo con elementos necesarios que le ayude a subsistir ante las inclemencias climáticas. Llevan consigo túnicas y ropa ligera que permite la circulación del aire y libertad de movimiento, mientras cruzan el desierto, e incluso idearon un manto de seda largo llamado Kibrs para soportar las bajas temperaturas. Viven en tiendas rectangulares hechas con tejido de pelo de camello o cabra, diseñados para enrollarse cuando debe entrar la brisa y cerrarse herméticamente durante la lluvia o tormentas de arena. Subsisten en base a la ganadería como lo hacia el hombre hace unos 10,000 años, migrando en búsqueda de agua y ganado.  Pareciera una realidad cuasi-fantasiosa pero estos nómadas puros y su salvaje libertad, aman no pertenecer a ninguna nación, no pagan impuestos, no necesitan luz eléctrica, subsisten,  procrean, perpetuán su religión y filosofía. Para ellos la lucha de clases, las estructuras y la política son parte de una realidad paralela que prefieren desconocer.  Es respetable que rescindan de cualquier obligación impuesta, mas aun cuando conservar su estilo de vida se ve amenazado a diario debido a las actuales restricciones gubernamentales que afectan directamente su estilo de vida migratorio tradicional; por esto, algunos de ellos, se han asentado al borde del desierto adaptándose a una vida sedentaria sin dejar de lado sus creencias y sus prácticas.
Ante tanto estoicismo, los beduinos y la práctica de la unívoca conformidad, demuestran al mundo exterior que la aprehensión de creencias, costumbres y el conservar una filosofía de vida, ya sea individual o colectiva es una salida simple para encarar un tiempo vertiginoso y desafiante que nos condiciona en muchos aspectos positivos la vida, pero también puede borrar huellas que deberían permanecer intactas e inmodificables. Arrellanarse ante el súbito tiempo que dura la vida y ser parte del movimiento de los días sin sentirse insatisfecho y dar la cara ante la búsqueda de la conformidad, que es la eterna variante en la vida del ser humano, es un punto muy válido.
Por eso debemos mantener todo impulso que mantenga en el tiempo nuestro acervo espiritual y cultural, y lo que nuestra historicidad evoca, solo así mantendremos la prueba sagrada de nuestra incólume existencia, misma que ha resistido todo tipo de falacias en el tiempo, pero que ha sido enriquecida por una esperanza sedimentada como resultado de lo que creemos y sentimos, que es lo que en realidad importa, sobretodo.
Pintura de Isella Carrera Lamadrid