UN PARÉNTESIS DE LO PERMANENTE EN LA POESÍA DE ANA MARÍA INTILI
Por Armando Arteaga
Libro "Niña de San Miguel" de Ana Marìa Intili editado por Editorial San Marcos.
La poesía latinoamericana no deja siempre de sorprender a sus más fieles lectores. Sus poetas recorren el continente con nuevas impugnaciones verbales, con disidentes maneras de expresar la vida, con un compromiso porfiado en la belleza de las cosas, impróvida de expresiones protocolares, asistida de sinceridad absoluta y casi siempre llena de una extrema ternura. Nuestro continente es un territorio de aperturas y de necesidades afines. Y la poesía nuestra, por analogía, va siempre impulsando nuevas actitudes, abriendo nuevas puertas, más allá de las fronteras cerradas de lo establecido.
Fuera del “ad pedem literae” y del nuevo espíritu que recorre la poesía actual en estos tiempos postmodernos, un afán de ser diferente convierte la subjetividad de las nuevas voces en el objeto sagrado de una nueva verdad (lógica y apasionada), para escuchar a otros poetas que proyectan también otras emociones, frescales y sencillas, pero siempre permanentes en el sentir humano. Son emociones llenas de vicisitudes, son poemas con expresiones sinceras y con una visión diferente, del auto psiquis, que nos va explicando la existencia de un diagnostico aceptado sobre la incuestionable desintegración del individuo cuando este se mira al espejo de su propio “ser” personal, desasida verdad a la que todos estamos sometidos por más racionalidad que le impongamos a nuestra experiencia y existencia. Se hace así más humano el mensaje, ese modo diferente que traduce el poeta cuando tiene una voz propia.
Guillermo de Torre ha dicho: “Panoramas, perspectivas, balances... Nuestro tiempo experimenta cada vez más intensamente la necesidad, inclusive el prurito, de establecer al día inventarios de lo existente y aun de lo potencial, de aquello que se está forjando en cada grande o pequeño giro de la historia”. Cada poeta tiene su historia personal, y la historia personal de poeta cuando este la publica en un libro que desde ya nos pertenece a todos sus lectores.
Siempre alimenta a los poetas latinoamericanos la originalidad, el impulso del inconformismo. Hurgar en la propia intimidad es una parte reconocida y transparente de esta nueva poesía escrita por mujeres, trae una sensibilidad muy especial: nuevas señales de identidad, remotas actitudes solitarias, disidencias, provocaciones, impugnaciones e inconformismo. Un parentesco anunciado de dolor “psyque” versus la infancia, gritaban las palabras de Alejandra Pizarnik, de Olga Orozco, de Eunice Odio, de Cecilia Bustamente, de Blanca Varela, de Sarina Helfgot, de Raquel Jodorowsky, de Gloria María Pratz, de Gioconda Belli, de Nancy Morejon o de Rosina Valcárcel, para acudir hacia algunas fuentes respetables
Por Armando Arteaga
Libro "Niña de San Miguel" de Ana Marìa Intili editado por Editorial San Marcos.
La poesía latinoamericana no deja siempre de sorprender a sus más fieles lectores. Sus poetas recorren el continente con nuevas impugnaciones verbales, con disidentes maneras de expresar la vida, con un compromiso porfiado en la belleza de las cosas, impróvida de expresiones protocolares, asistida de sinceridad absoluta y casi siempre llena de una extrema ternura. Nuestro continente es un territorio de aperturas y de necesidades afines. Y la poesía nuestra, por analogía, va siempre impulsando nuevas actitudes, abriendo nuevas puertas, más allá de las fronteras cerradas de lo establecido.
Fuera del “ad pedem literae” y del nuevo espíritu que recorre la poesía actual en estos tiempos postmodernos, un afán de ser diferente convierte la subjetividad de las nuevas voces en el objeto sagrado de una nueva verdad (lógica y apasionada), para escuchar a otros poetas que proyectan también otras emociones, frescales y sencillas, pero siempre permanentes en el sentir humano. Son emociones llenas de vicisitudes, son poemas con expresiones sinceras y con una visión diferente, del auto psiquis, que nos va explicando la existencia de un diagnostico aceptado sobre la incuestionable desintegración del individuo cuando este se mira al espejo de su propio “ser” personal, desasida verdad a la que todos estamos sometidos por más racionalidad que le impongamos a nuestra experiencia y existencia. Se hace así más humano el mensaje, ese modo diferente que traduce el poeta cuando tiene una voz propia.
Guillermo de Torre ha dicho: “Panoramas, perspectivas, balances... Nuestro tiempo experimenta cada vez más intensamente la necesidad, inclusive el prurito, de establecer al día inventarios de lo existente y aun de lo potencial, de aquello que se está forjando en cada grande o pequeño giro de la historia”. Cada poeta tiene su historia personal, y la historia personal de poeta cuando este la publica en un libro que desde ya nos pertenece a todos sus lectores.
Siempre alimenta a los poetas latinoamericanos la originalidad, el impulso del inconformismo. Hurgar en la propia intimidad es una parte reconocida y transparente de esta nueva poesía escrita por mujeres, trae una sensibilidad muy especial: nuevas señales de identidad, remotas actitudes solitarias, disidencias, provocaciones, impugnaciones e inconformismo. Un parentesco anunciado de dolor “psyque” versus la infancia, gritaban las palabras de Alejandra Pizarnik, de Olga Orozco, de Eunice Odio, de Cecilia Bustamente, de Blanca Varela, de Sarina Helfgot, de Raquel Jodorowsky, de Gloria María Pratz, de Gioconda Belli, de Nancy Morejon o de Rosina Valcárcel, para acudir hacia algunas fuentes respetables
Ana Marìa Intili, escritora argentina radicada en Lima-Perù.
El libro “Niña de San Miguel” de Ana María Intili*, trae estas nuevas revelaciones, otras porfías, y gratas recordaciones. Nuestra amiga, Ana María Intili (1950, San Miguel de Tucumán, Argentina), escritora y poeta, es además médico en la especialidad de Neurología. La primera puerta que abre el libro “Niña de San Miguel” de Ana María Intili es el fragmento de un poema de Juan Parra del Riego sobre Tucumán, el terruño nunca olvidado, esa legendaria tierra también de otro poeta que asoma por allí con su canto tucumano: Atahualpa Yupanqui. El poeta de los “poliritmos”” nos convoca sobre Tucumán:
Una mañana de oro por las granjas rurales
piteando llegó el tren...
Aparece así el puente entre la poesía latinoamericana, todos los terruños son nuestros para universalizarlos, el lenguaje es canción que va a recorrer todo este libro de Antili. El tren piteando de la historia nos ayudará a recorrer y reconocer los detalles más sinceros de su poesía. “Niña de San Miguel” es un libro muy personal de la Intili, no creo que autobiográfico, hay momentos que se desprende de este “ego-centro” para ir a las periferias más intensas y lejanas de ese gran viaje que es su libro-revelación-protesta: en “Luna de Casuarinas”, o en “Antofagasta 1972”, y mucho antes: en “Espejo, o en “Lápiz”. Poemas que sobreviven y siempre llevan una euritmia interior.
El libro “Niña de San Miguel” es un reclamo muy individual de Intili, un inventario poético de sentimientos reminiscentes, atropellados y atrapados por el pasado, evocaciones, gestos muy personales, perlas guardadas, secretos perfectos, como este poema “Existo”:
voces mordidas
por gentes y bestias
vinos y café
versos
mi nombre estampado
en la retina del mundo
vaga sintonía
existo
Pues, bien, ¿en dónde ubicar todo este inventario sugestivo de tantos sentimientos y emociones del lenguaje de anexión latinoamericano?. Yo creo que la poesía de Ana María Intili es un viaje y una voz muy personal, pero parte de este ruido ancestral y congerie de penurias y exaltaciones del pasado personal, es parte de ese contexto de esta poesía latinoamericana que viene desde el setenta. No olvidar la situación -caótica y desastrosa- de las realidades sociales y políticas de nuestros países. Realidad, sumergida en desacuerdos, y en dispersos pareceres, pero legitamente adscrita en litigio permanente con la vida y en cuestión, con descrédito del sistema y del orden establecido, todo estaba en “cuestión de orden” y en debate, la vida misma. La poesía es aquí como un aglutinador de todas las beldades, las fealdades y las vanidades del mundo.
Al recorrer la poesía de Ana María Intili, uno tiene la impresión de reconocerse en el semejante cercano, en el prójimo desesperado, en el propósito del fracaso y la victoria del pretérito vivido, del dondequiera escribir con letras de oro la necesaria experiencia soñada, la libertad -personal y absoluta- de nuestra existencia humana, siempre dosificada de dramaturgia y del frenético recuerdo. No existe ninguna coerción para que el poeta no pueda reclamar su propia identidad: de carne y de hueso, en el poema mismo. La poesía de Intili nos muestra un itinerario social, llevado –por cierto- a los extremos de un contenido irónico, bucólico, sartreano, en alerta siempre, una poesía en lucha para mantenerse lucida y llena de una expresión muy directa, frente a frente, real y vigente.
Ana María Intili recorre las dos tradiciones que ostenta su poesía: la vertiente sureña y argentina de Girondo y con la rama vallejiana de la poesía peruana, aunque tiene también, por lo menos más de algunas confesiones por los caminos de José Lezama Lima y Edith Soderdean. Tiene, entonces, la aceptación de estas dos tradiciones, de estas dos maneras de ser, vivir y padecer la realidad nuestra y latinoamericana. Supone contar con la ética de una existencia protagónica, llena de individualidad e historicismo. Esclarece y ordena las cosas del mundo, con un lenguaje rigurosamente limpio: que es la virtud esencial de esta poetisa, muestra el desquite de su espíritu libre frente a la fatalidad del destino social, contra los atropellos diarios a los que nos somete la vida. La atmósfera de lo pasado es la clave más próxima para indagar y entender su rigurosa mirada y la estupenda manera de decir asuntos tan personales a los que casi nadie se atreve por no intentar la búsqueda de lo auténticamente verdadero. La estupenda poesía de Ana María Intili nos muestra las estancias del tiempo pasado, el despertar de la niñez absoluta, la eviterna fulguración del recuerdo.
Una mañana de oro por las granjas rurales
piteando llegó el tren...
Aparece así el puente entre la poesía latinoamericana, todos los terruños son nuestros para universalizarlos, el lenguaje es canción que va a recorrer todo este libro de Antili. El tren piteando de la historia nos ayudará a recorrer y reconocer los detalles más sinceros de su poesía. “Niña de San Miguel” es un libro muy personal de la Intili, no creo que autobiográfico, hay momentos que se desprende de este “ego-centro” para ir a las periferias más intensas y lejanas de ese gran viaje que es su libro-revelación-protesta: en “Luna de Casuarinas”, o en “Antofagasta 1972”, y mucho antes: en “Espejo, o en “Lápiz”. Poemas que sobreviven y siempre llevan una euritmia interior.
El libro “Niña de San Miguel” es un reclamo muy individual de Intili, un inventario poético de sentimientos reminiscentes, atropellados y atrapados por el pasado, evocaciones, gestos muy personales, perlas guardadas, secretos perfectos, como este poema “Existo”:
voces mordidas
por gentes y bestias
vinos y café
versos
mi nombre estampado
en la retina del mundo
vaga sintonía
existo
Pues, bien, ¿en dónde ubicar todo este inventario sugestivo de tantos sentimientos y emociones del lenguaje de anexión latinoamericano?. Yo creo que la poesía de Ana María Intili es un viaje y una voz muy personal, pero parte de este ruido ancestral y congerie de penurias y exaltaciones del pasado personal, es parte de ese contexto de esta poesía latinoamericana que viene desde el setenta. No olvidar la situación -caótica y desastrosa- de las realidades sociales y políticas de nuestros países. Realidad, sumergida en desacuerdos, y en dispersos pareceres, pero legitamente adscrita en litigio permanente con la vida y en cuestión, con descrédito del sistema y del orden establecido, todo estaba en “cuestión de orden” y en debate, la vida misma. La poesía es aquí como un aglutinador de todas las beldades, las fealdades y las vanidades del mundo.
Al recorrer la poesía de Ana María Intili, uno tiene la impresión de reconocerse en el semejante cercano, en el prójimo desesperado, en el propósito del fracaso y la victoria del pretérito vivido, del dondequiera escribir con letras de oro la necesaria experiencia soñada, la libertad -personal y absoluta- de nuestra existencia humana, siempre dosificada de dramaturgia y del frenético recuerdo. No existe ninguna coerción para que el poeta no pueda reclamar su propia identidad: de carne y de hueso, en el poema mismo. La poesía de Intili nos muestra un itinerario social, llevado –por cierto- a los extremos de un contenido irónico, bucólico, sartreano, en alerta siempre, una poesía en lucha para mantenerse lucida y llena de una expresión muy directa, frente a frente, real y vigente.
Ana María Intili recorre las dos tradiciones que ostenta su poesía: la vertiente sureña y argentina de Girondo y con la rama vallejiana de la poesía peruana, aunque tiene también, por lo menos más de algunas confesiones por los caminos de José Lezama Lima y Edith Soderdean. Tiene, entonces, la aceptación de estas dos tradiciones, de estas dos maneras de ser, vivir y padecer la realidad nuestra y latinoamericana. Supone contar con la ética de una existencia protagónica, llena de individualidad e historicismo. Esclarece y ordena las cosas del mundo, con un lenguaje rigurosamente limpio: que es la virtud esencial de esta poetisa, muestra el desquite de su espíritu libre frente a la fatalidad del destino social, contra los atropellos diarios a los que nos somete la vida. La atmósfera de lo pasado es la clave más próxima para indagar y entender su rigurosa mirada y la estupenda manera de decir asuntos tan personales a los que casi nadie se atreve por no intentar la búsqueda de lo auténticamente verdadero. La estupenda poesía de Ana María Intili nos muestra las estancias del tiempo pasado, el despertar de la niñez absoluta, la eviterna fulguración del recuerdo.
*HOJA DE VIDA
Ana María Intili (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1950). Se gradúa de médico en su ciudad natal en 1975 y en diciembre del mismo año migra a la ciudad de Lima, Perú, donde reside hasta la fecha. En 1979 obtiene la especialidad de Neurología Clínica, fundando en 1987 el Servicio de Neuropediatría del Hospital Edgardo Rebagliati Martins y como Psicoterapeuta Psicoanalista en 1989.
Su obra poética reunida se encuentra en el libro “Niña de San Miguel”, Valparaíso, 2005. Con prólogo de Alfonso Larrahona Kästen, Premio José Vasconcelos, México, 1991.
Ha publicado la plaqueta Soñando Olvido en el 2001 y participado en diferentes Encuentros Literarios, siendo antologada en Poesía en el Puerto, Callao, Perú, 2003 y diversas revistas literarias en Lima, Perú.
Incluida en Breves, brevísimas. Antología de la minificción peruana, compilada por Giovanna Minardi, investigadora de la Universidad de Palermo. Santo Oficio Editores, Lima, 2006.
Obtuvo Mención Honrosa por su participación en el Concurso estudiantil Poesía Romántica Latinoamericana, Tucumán, 1965.
La Academia Iberoamericana de Poesía auspició la primera edición del poemario, Niña de San Miguel, en Valparaíso, Chile, 2005.
Ha recibido las Palmas Municipales de Huamanga con Mención en Poesía, Ayacucho, 2005.
Sus poemas pertenecen al Programa de Estudios de Literatura de Mujeres de Lectura Obligatoria en la Universidad de Guadalajara, México, 2006.
Parte de su obra poética ha sido traducida al italiano por la catedrática Gladys Basagoitia, con residencia en Italia por más de 30 años.
Está próxima la publicación de Con los Cuentos en la Manga, del Círculo Literario Anillo de Moebius, donde se encuentran cuatro de sus textos de minificción inéditos.
Ana María Intili (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1950). Se gradúa de médico en su ciudad natal en 1975 y en diciembre del mismo año migra a la ciudad de Lima, Perú, donde reside hasta la fecha. En 1979 obtiene la especialidad de Neurología Clínica, fundando en 1987 el Servicio de Neuropediatría del Hospital Edgardo Rebagliati Martins y como Psicoterapeuta Psicoanalista en 1989.
Su obra poética reunida se encuentra en el libro “Niña de San Miguel”, Valparaíso, 2005. Con prólogo de Alfonso Larrahona Kästen, Premio José Vasconcelos, México, 1991.
Ha publicado la plaqueta Soñando Olvido en el 2001 y participado en diferentes Encuentros Literarios, siendo antologada en Poesía en el Puerto, Callao, Perú, 2003 y diversas revistas literarias en Lima, Perú.
Incluida en Breves, brevísimas. Antología de la minificción peruana, compilada por Giovanna Minardi, investigadora de la Universidad de Palermo. Santo Oficio Editores, Lima, 2006.
Obtuvo Mención Honrosa por su participación en el Concurso estudiantil Poesía Romántica Latinoamericana, Tucumán, 1965.
La Academia Iberoamericana de Poesía auspició la primera edición del poemario, Niña de San Miguel, en Valparaíso, Chile, 2005.
Ha recibido las Palmas Municipales de Huamanga con Mención en Poesía, Ayacucho, 2005.
Sus poemas pertenecen al Programa de Estudios de Literatura de Mujeres de Lectura Obligatoria en la Universidad de Guadalajara, México, 2006.
Parte de su obra poética ha sido traducida al italiano por la catedrática Gladys Basagoitia, con residencia en Italia por más de 30 años.
Está próxima la publicación de Con los Cuentos en la Manga, del Círculo Literario Anillo de Moebius, donde se encuentran cuatro de sus textos de minificción inéditos.