abril 18, 2007

LA NOVELA Y EL CINE EN UN ENSAYO DE ZEIN ZORRILLA/ ARMANDO ARTEAGA

LA NOVELA Y EL CINE EN UN ENSAYO DE ZEIN ZORRILLA


Por Armando Arteaga




Polèmico ensayo sobre la novela actual.


El fantasma de la muerte de la novela recorre casi siempre desde la apertura hasta el final las páginas del libro-ensayo: “Hija de Bergman y Kurosawa, nieta de Balzac: La Novela en el Siglo XXI” de Zein Zorrilla. El “ensayo” de Zein Zorrilla acerca de este aparente auge-agonía de la novela del siglo XXI se sustenta en los aportes sobre la experiencia en la “técnica narrativa”, disentida por E.M. Foster, y por las observaciones del arte de narrar de Phyllis Bentley.

Aunque los argumentos personales de Zein Zorrilla son acertadamente inteligentes y polémicos, es una propuesta muy arriesgada. Se puede discrepar con esta exposición rotunda acerca del destino de la novela y de los novelistas, pero estamos ante razonamientos bastante sinceros. Suceso feliz, además, que nos demuestra el discursivo “background” del oficio convincente de nuestro narrador. Es alentador ver en el “ring” al narrador debatiendo con pasión desarrollada las diversas teorías explicadas sobre la novela a través de la historia.

Recuerdo que para “épater les bourgeois”, el poeta chileno Jorge Tellier solía repetir aquella famosa frase: “la novela es la poesía de los tontos”, que no es más que una pose “modernista”, para denostrar un rango menor de la ficción sobre la poesía (que aquí puede prestarse a confusiones al significar diferente: poética, poema, arte poética, o simplemente poesía). Lo mismo para la novela (el significado es muy difuso: ficción, narrativa, nouvelle, racconto, sotic, roman, relato, o cuento).

En los años setenta, en una entrevista de un semanario argentino a Ernesto Sabato, un periodista le pregunta: ¿Y ahora qué está escribiendo Sabato?. El autor de “El túnel” le responde de manera lacónica: “Buscando escenarios para mi nueva novela”. Como un director de cine Sabato buscaba escenarios. Hay que demostrar también aquí que una novela es literatura (realizada con palabras, frases, etcétera), y que el cine es en esencia otra cosa (realizado con imágenes, sonidos, etcétera).

Lo interesante de este “ensayo” de Zein Zorrilla es que empieza con el problema de “La Ficción”, que ya sabemos de por sí, este tema no es privilegio solo de la novela como cree Robert Liddell o como parece creer Percy Lubbock, sino que hace rato esta prerrogativa está dada también a otras manifestaciones culturales y otros géneros literarios: la arquitectura fantástica, la ciencia- ficción, el ensayo, el poema, el teatro, etcétera.

Tomando de los aportes de la “poética” de Aristóteles, de su aplicación en la narrativa (normativa extraída de la dramaturgia) como necesidad indispensable para apuntalar un suceso contado, ya habó en los setenta: Gerhard Zwerenz en su “Aristotelische und Brechtesche Dramatik”: de la yuxtaposición de la mimesis para emprender una unidad de la acción discursiva, aunque la separación de géneros y estilos, es ahora algo relativo. Brecht es el dramaturgo más aristotélico de la modernidad con su famoso “distanciamiento”. La novela como expresión de la burguesía es otro tema que también lo puso en debate Gyorgy Lukács en su “Théorie du Roman”, en “Der Historische Roman”, y en “Significación actual del realismo crítico”.

¿Son tiempos de la burguesía, y florecerá la novela?. Era la regla de oro. La crisis de la novela fue porque faltó “ilusión escénica” y una actitud crítica para enjuiciar la realidad social. Hay algo que sí me parece exagerado en las propuestas de los críticos anglo-sajones que cita Zein Zorrilla, echarle la culpa de las penas de la novela a Baudelaire, a Mallarme (a los poetas del “modernismo”). Esto es “pura ficción”. No veo por dónde, al contrario, las objeciones de Malcolm Bradbury y James McFarlane me parecen simplistas y conservadoras. El mismo Zein Zorrilla nos hace saber mirando la evolución histórica de la novela que la propuesta “modernista” se ha enriquecido y multiplicado, por el aporte de novelistas como: Joyce, Faulkner, Kundera, y Tanizaki.

La muerte de la novela ha tenido varias posiciones eclécticas desde el realismo crítico social de Paolo Chiarini, Lucien Goldmann, Alain Robbe-Grillet, hasta el exagerado Roland Barthes. Pero esa situación de “emboscada” ha sido una actitud de la crítica que los novelistas nunca han creído en estas hipótesis tremendistas, por ser una remota pedantería de quienes no comprenden el proceso creativo de la novela. Han visto solo el proceso social y el análisis del texto literario, y la novela es algo más que eso.

Foto: Armand. En la Foto: Zein Zorrilla, uno de los màs destacados narradores de la Generaciòn del 70.
Otro aporte, muy especial de Zein Zorrilla, es hacer entender que el cine es otro espacio para “lo narrativo”. Aquí hay mucho que interpretar (...mejor, conversar). No es privilegio de narrar o describir, asunto solo de la novela, también el poema, la obra teatral y el cine lo hacen. Aunque más cerca de Griffith, y al costado de Eisenstein, el “septimo arte” evolucionó. Nos hemos olvidado que fue Pudovkin él que verdaderamente inventó el montaje, y que fue el soporte de la influencia de la novela realista rusa y el constructivismo ruso quienes le dieron brillo especifico, los pilares que le instalaron la apertura hacia un nuevo lenguaje narrativo para el cine: “el empleo del primer plano, que es un sinécdoque reconstruyendo el todo con la sola representación de la parte”. Pudovkin inventó “lo narrativo” en el cine. El neo-realismo italiano tomó este aporte de Pudovkin, usado más tarde por Rosellini, De Sica, y Pasolini. Nos preguntamos: ¿Qué es más, en “El Extranjero”, la novela de Camus o el filme de Visconti?. ¿Qué es más, en “Muerte en Venecia”, la novela de Mann o el filme de Visconti?. ¿Qué es más, en “Blow-up”, el cuento “Las babas del diablo” de Cortazar o el filme de Antonioni?. Difícil de saberlo. Sobre todo porque Visconti es el director de cine que estaba más entrampado con la novela. Y Antonioni estudiaba la incomunicación y la alineación del individuo dentro de este esplendor de la burguesía.

Para nuestro caso, pocos han sido los estudios sobre la naturaleza de la novela. Luis Alberto Sánchez se preocupó de cierto rumbo de la novela cuando habló de “América, una novela sin novelistas”. Más tarde, Carlos Fuentes abrió el telón con su estudio sobre “La novela hispanoamericana”. Y a su manera –periodística- también, Mario Castro Arenas con su estudio “La Novela Peruana y La Evolución Social” se aproximó a estudiar el problema de la novela en nuestro proceso social. Es aquí valioso y fecundo el aporte de Zein Zorrilla en este contexto sobre este tema: el arte de la novela. Entendido desde la perspectiva de la creatividad, casi como un manual para un “taller de novela”, tal vez para iniciados, puede ser un “baedecker” para curiosos: lontanos y profanos, para sagrados y consagrados. Igual, para la investigación de este proceso histórico de la novela y la técnica de realizar “ficciones”. Es un “ensayo” para meditar sobre el destino de la novela y los novelistas.

Uno viaja por este libro-ensayo ““Hija de Bergman y Kurosawa, nieta de Balzac: La Novela en el Siglo XXI” de Zein Zorrilla*, siguiendo las apreciaciones de un narrador que va inquietándonos con sus puntos de vista, sus gustos, y sus preocupaciones, acerca del porvenir de la novela. Y aunque yo soy un creyente de que la novela está en un franco proceso de desequilibro por la falta de lectores. La gente lee menos, a pesar que compra más novelas. Empiezan las primeras páginas y las dejan, si no son buenas. La falta de tiempo también conspira contra la novela. No les creo a los que dicen que leen una novela en dos días de un solo porrazo, eso es tragar, no digerir. El stress urbano también conspira contra la novela. El cine (la imagen) puede más con la pereza mental de la gente. El cine ha ayudado a matar el instintivo acercamiento de nuevos lectores para la novela, el internet: ha puesto el tiro de gracia sobre la cabeza de la novela.

Estoy de acuerdo con Zein Zorrilla que este genero literario debe superar este impase de falta de lectores, que tampoco otros géneros como la poesía y el teatro pueden vanagloriarse que los tienen. Los editores de novelas están malversando el crédito de la novela imponiéndonos un “marketing” casi salvaje, quieren vender novelas como zapatos. Por lo que se hace necesario un cambio de actitud. Ese aporte solo vendrá de los novelista, cuando estos escriban solo para anunciar la belleza de las cosas.

El esfuerzo de Zein Zorilla por darle a la experiencia de escribir novelas el sentido vital de una existencia más cómoda, es algo que compartimos. Una novela no se te puede caer de las manos. Para que no suceda el olvido de la novela, hay que seguir buscando la fuerza proteica de los novelistas, aceptar la ficción escrita muchas veces superada por la realidad concreta, y otras formas de conocimiento: su técnica. Para que siga existiendo una gran expectativa por el auge (nunca la agonía) de la novela y de su increíble belleza.




*La edición del libro-ensayo ““Hija de Bergman y Kurosawa, nieta de Balzac: La Novela en el Siglo XXI” de Zein Zorrilla, realizada por Esteban Quiroz ha sido de primera.