AUTOBIOGRAFÍA / Por JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
"Yo fui un mísero afligido desde mi mocedad, siempre lleno de espanto, lleno de tristeza...",
(Salm., 88, 16)
Cuando yo era pequeño
estaba siempre triste,
y mi padre decía,
mirándome y moviendo
la cabeza: hijo mío,
no sirves para nada.
Después me fui al colegio
con pan y con adioses,
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño,
no sirves para nada.
Vino, luego, la guerra,
la muerte -yo la vi-
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron,
yo, triste, seguí oyendo:
no sirves para nada.
Y cuando me pusieron
los pantalones largos,
la tristeza en seguida
cambió de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.
En la calle, en las aulas,
odiando y aprendiendo
la injusticia y sus leyes,
me perseguía siempre
la triste cantinela:
no sirves para nada.
De tristeza en tristeza
caí por los peldaños
de la vida. Y un día,
la muchacha que amo,
me dijo, y era alegre:
no sirves para nada.
Ahora vivo con ella,
voy limpio y bien peinado.
Tenemos una niña,
a la que, a veces, digo,
también con alegría:
no sirves para nada.
(Salmos al viento)
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
Nació en 1928 en Barcelona, de origen vasco-cubano por parte de padre y catalán por parte de madre.
Una faceta importante en la vida de José Agustín es la de traductor. Tradujo especialmente del catalán y del italiano al castellano.
Entre los autores catalanes traducidos encontramos a Carner, Ferrater, Manent, Riba, Rossselló-Pòrcel, Salvador Espriu, Joan Vinyoli…así como a una serie de jóvenes autores en “Veintiún poetas catalanes para el siglo XXI” (1996). También realizó traducciones de Esenin, Neto, Pasolini, Pavese y Quasimodo.
Un 19 de marzo de 1999, Goytisolo decidió poner fin a su vida arrojándose desde el balcón de su casa.