Estimado Armando:
No quiero quedarme al margen del recuerdo, y te envió ese pequeño documento que guarda las reminiscencias de un pasado vital; como lo fueron los años 70. José Carlos Rodríguez regresó al Perú después de su exilio voluntario en Paris de casi tres décadas. El zambo Tang, hace ya un año que nos dejó y Juan Ramírez Ruiz que ahora está desaparecido más de un año. Con Isaac fuimos muchas veces como los mimeograferos de la universidad donde trabajaba Manuel Velásquez Rojas, no sé si te acuerdas y de la casa que alquiló Pimentel en el jirón Huancavelica, centro de reunión temporal de todo Hora Zero. Con ese documento le acompaña una décima escrita a nuestra generación.
No quiero quedarme al margen del recuerdo, y te envió ese pequeño documento que guarda las reminiscencias de un pasado vital; como lo fueron los años 70. José Carlos Rodríguez regresó al Perú después de su exilio voluntario en Paris de casi tres décadas. El zambo Tang, hace ya un año que nos dejó y Juan Ramírez Ruiz que ahora está desaparecido más de un año. Con Isaac fuimos muchas veces como los mimeograferos de la universidad donde trabajaba Manuel Velásquez Rojas, no sé si te acuerdas y de la casa que alquiló Pimentel en el jirón Huancavelica, centro de reunión temporal de todo Hora Zero. Con ese documento le acompaña una décima escrita a nuestra generación.
pepe diez-atawallpac*
(Desde Holanda).
DÉCIMAS A LA
GENERACIÓN DEL 70.
Se caerá la noche
se caerá el día.
Esa estrella lejana
será la mía.
Tres años duró no más
por que salimos volando
con referencias mostrando
los males de sociedad.
No hubo seguridad
nos faltaba la experiencia
esa fue nuestra sentencia,
locuras de juventud
impregnadas de tabú
azar y sobrevivencia.
Isaac en esa esquina
con sus diarios en venta
me llevaba hasta la imprenta
y de la Cantuta hasta el Rimac.
Historias de nuestra Lima
con su vida estrafalaria
que de forma involuntaria
desde el Wony hasta el Palermo
se hablaba de todo infierno
y de la ciudad Universitaria.
San Martín era testigo
y la Colmena, la autora
en el Palermo se llora
el tiempo que ya se ha ido,
unos, le llaman olvido
o nueva generación;
lirismo y evocación
fueron parques y avenidas
extrañas sendas perdidas
igual que en el corazón.
Con Feliciano el humor
y con Santiago la broma
Jorgito con su maroma
y con Elqui el estupor.
José Carlos el señor
que a José y Juan enzarzaba
y con Pepe se quedaba
esperando a Tulio en el bar,
Oscar no va a llegar
porque Enrique se enfadaba.
Con Acuña esa mañana
lo acompañé hasta la plaza
la multitud de mi raza
hizo sonar la campana
un cambio por la semana
el Perú lo necesita.
La huelga por ser estricta
muchos trastornos trae
y el secreto de esa llave
aún no se tiene escrita.
Fue la época de Dylan
de la Luna y de Vietnam;
en los bares siempre están
discutiendo lo que estilan
con el arte se vacilan
desde Ginsberg hasta Moro,
con frenético decoro
al exponer algunos temas
hasta brotar los eczemas
de un Perú sin tesoro.
Yo nunca he sido Marxista
como muchos escritores
y tal vez por sus errores
me tildé de socialista.
Al menos no soy aprista
y humanidad no me falta,
imagino lo que salta
cuando se es conservador,
manera de ser traidor
podrido como una palta.
Y antes de despedirme
sin entrar en el combate,
recuerdo al Che comandante
al hombre de idea firme.
Y que otro lo confirme
como un aventurero,
eso es de ser rastrero
y desvirtuar sus hazañas
por luchar en las montañas
con ideal verdadero.
*José Diez, poeta y pintor chiclayano del grupo Hora Zero nos envía desde su exilio voluntario en algún lugar de Holanda unas décimas y un dibujo (Pureza Amada). Desde ya es nuestro invitado especial en Terra Ígnea.
(Desde Holanda).
DÉCIMAS A LA
GENERACIÓN DEL 70.
Se caerá la noche
se caerá el día.
Esa estrella lejana
será la mía.
Tres años duró no más
por que salimos volando
con referencias mostrando
los males de sociedad.
No hubo seguridad
nos faltaba la experiencia
esa fue nuestra sentencia,
locuras de juventud
impregnadas de tabú
azar y sobrevivencia.
Isaac en esa esquina
con sus diarios en venta
me llevaba hasta la imprenta
y de la Cantuta hasta el Rimac.
Historias de nuestra Lima
con su vida estrafalaria
que de forma involuntaria
desde el Wony hasta el Palermo
se hablaba de todo infierno
y de la ciudad Universitaria.
San Martín era testigo
y la Colmena, la autora
en el Palermo se llora
el tiempo que ya se ha ido,
unos, le llaman olvido
o nueva generación;
lirismo y evocación
fueron parques y avenidas
extrañas sendas perdidas
igual que en el corazón.
Con Feliciano el humor
y con Santiago la broma
Jorgito con su maroma
y con Elqui el estupor.
José Carlos el señor
que a José y Juan enzarzaba
y con Pepe se quedaba
esperando a Tulio en el bar,
Oscar no va a llegar
porque Enrique se enfadaba.
Con Acuña esa mañana
lo acompañé hasta la plaza
la multitud de mi raza
hizo sonar la campana
un cambio por la semana
el Perú lo necesita.
La huelga por ser estricta
muchos trastornos trae
y el secreto de esa llave
aún no se tiene escrita.
Fue la época de Dylan
de la Luna y de Vietnam;
en los bares siempre están
discutiendo lo que estilan
con el arte se vacilan
desde Ginsberg hasta Moro,
con frenético decoro
al exponer algunos temas
hasta brotar los eczemas
de un Perú sin tesoro.
Yo nunca he sido Marxista
como muchos escritores
y tal vez por sus errores
me tildé de socialista.
Al menos no soy aprista
y humanidad no me falta,
imagino lo que salta
cuando se es conservador,
manera de ser traidor
podrido como una palta.
Y antes de despedirme
sin entrar en el combate,
recuerdo al Che comandante
al hombre de idea firme.
Y que otro lo confirme
como un aventurero,
eso es de ser rastrero
y desvirtuar sus hazañas
por luchar en las montañas
con ideal verdadero.
*José Diez, poeta y pintor chiclayano del grupo Hora Zero nos envía desde su exilio voluntario en algún lugar de Holanda unas décimas y un dibujo (Pureza Amada). Desde ya es nuestro invitado especial en Terra Ígnea.