EDMUND WILSON HA ESCRITO ALGUNAS COSAS INTERESANTES/
ARMANDO ARTEAGA
Edmund Wilson ha escrito algunas cosas interesantes sobre marxismo y literatura, a partir de ciertas instancias. Ha tratado de construir una visión o versión equilibrada de esta relación. El error de Wilson está en que pretende diferenciar ambas realidades como entes separados que se interrelacionan y cuya naturaleza definen las actividades que estas delimitan.
A la pregunta: ¿Cuál fue el papel asignado al arte y la literatura en el sistema del Materialismo Dialéctico?. Wilson ha respondido con anécdotas, citas, reflexiones emotivas -sutilezas que no dejan de ser importantes-, pero que de ninguna manera pueden definir el absoluto acierto de interpretar la realidad y la literatura, -así vengan de un gran crítico literario y liberal como lo fue Wilson-. No ha podido delimitar ni el concepto de lo literario en lo político, ni el concepto de lo político en lo literario, menos aún, lo literario de lo político y lo político de lo literario, en términos dialécticos. El error de Wilson está en explicarse a partir de la experiencia de la tradición imaginaria de la literatura de un determinado país y la acción crítica -de algún clásico del marxismo- esta posibilidad de trascender lo político desde la perspectiva de la literatura o viceversa.
Muy a pesar de Wilson, menos mal que existe un libro como “Dialéctica de la Naturaleza” de Engels, y por el que tenemos una especial admiración. El Materialismo Dialéctico es un instrumento de análisis, es además, una filosofía, etc. Ya lo dijo César Vallejo, confianza en el anteojo, no en el ojo. Y también Martín Adán hurgó por las tripas de lo que José Carlos Mariátegui llamó: Defensa del Disparate Puro, escribió: “la humarada pretende un lenin bastante sincero/ un camino marxista sindica a los chopos”. Una jugada tipográfica de e.e. cummings: (touching skilfully, mysteriously) her first rose, hubiese traducido “la humorada pretende un lenin bastante sincero/ un camino marxista sindica a los chupos”. El disparate puro vuelve a certificar la defunción del absoluto burgués. Es la tendencia espontánea al orden que aparece en medio de una estridente expresión de desorden. Y qué desorden.
Entonces, desde este visor, el programa de acción de toda obra escrita es ya un lenguaje trascendente, por lo tanto un fenómeno literario tal como André Malraux: que, alternativamente, realizó tentativas brillantes de escribir novelas de largo alcance sobre temas revolucionarios y también, proezas de aviación por causa de la revolución en España. ¿Malraux, escritor dotado y coherente?. Gran escritor por Antimemorias, y como político: recuerdo de él una foto en la que aparece abrazando a Mao Tse Tang.
Edmund Wilson dice: aquí acción política creadora y escritor imaginativo de índole más compleja se han unido, por lo menos, hasta el punto de surgir de una misma visión de la historia, y de incorporarse a la carrera existencial de un “hombre unidimensional”. Un escritor libre de perjuicios políticos, y un solo hombre exactamente "libre" de cualquier atadura ideológica. Nada más lógico, y nada más político y literario, que un Ministro del Gabinete de De Gaulle, su Ministro de Cultura y/o Educación. Nada más político que la “cultura”, y nada tan apolítico como la educación.
La verdad es que Don Edmund Wilson se las trae todas consigo mismo, tras escultar sobre las ideas políticas de Flaubert, Eliot y Dostoievsky, nos ha dejado un conjunto de estupendas ideas sobre la política y la literatura, relación que aparece sospechosamente confusa en muchos escritores.
“El comunismo, decía Trosky, aún no tenía una cultura artística, sino sólo una cultura política”. Muy a pesar de Eisenstein y Pudovkin, en el cine. Pero Lenin murió, Trosky fue desterrado y más tarde asesinado, Lunacharsky (el comisario literario) murió también. Y aunque muchos no crean, por el cementerio soviético el fantasma de la buena literatura recorrió sus predios. Y hasta J.V. Stalin desde su retrete académico habló de “El Marxismo y Los Problemas de la Lingüística”. Opio y sopa de letras, han nutrido siempre al desnutrido escritor “comprometido” de estos días, inútiles e inciertos. No en vano Alexandr Solzhenitsin invadió los escaparates de las librerías de occidente con “Los derechas del escritor”, documentos que nos han permitido meditar sobre los problemas aún no resueltos de la relación entre literatura y sociedad.
Para los que quieran contradecir a Edmund Wilson, les recomiendo leer “”El Foro de Yenan” de Mao, allí van aprender mucho, que Mao como poeta no era ni malo ni bueno, pero que en algunas cosas, de este "encuentro", ya ni se acordaran, se parecía a Stalin, u otros: la mayoría, lo han olvidado olímpicamente.
Bueno, tampoco tengo muchas “armas literarias” contra Stalin ante la historia, y la histeria anticomunista revive odios contra Stalin, y salvo las sandeces que repiten los papagayos de la derecha, se merecía una Oda. Tanto como una misa, que el poeta Alberto Hidalgo se la tomó en serio y escribió un libro increíble, apolillado y panfletario, muy bueno, hablando en poesía, que muy pocos conocen o han leído: “Oda a Stalin”. Ojo, que Hidalgo no escribía cosas por gusto. Los que discrepen conmigo, a llorar a la playa.
Bueno, tampoco tengo muchas “armas literarias” contra Stalin ante la historia, y la histeria anticomunista revive odios contra Stalin, y salvo las sandeces que repiten los papagayos de la derecha, se merecía una Oda. Tanto como una misa, que el poeta Alberto Hidalgo se la tomó en serio y escribió un libro increíble, apolillado y panfletario, muy bueno, hablando en poesía, que muy pocos conocen o han leído: “Oda a Stalin”. Ojo, que Hidalgo no escribía cosas por gusto. Los que discrepen conmigo, a llorar a la playa.