febrero 25, 2006

EL PINTOR VIRGILIO GÒMEZ RÀMIREZ/ NELSON CASTAÑEDA

Pintura de Virgilio Gòmez.



EL PINTOR VIRGILIO GÓMEZ RAMIREZ


Por Nelson Castañeda (1947-____)











En el cuarto de la vivienda compartida que Virgilio ocupaba, lo en­contraron muerto. Como él, a su vez, cuando recién había llegado al Pe­rú, encontró a su amigo Tamashiro muerto. No se demoró el país en mos­trarle cómo puede acabar un solitario. Que además practica el arte y el ensarte, y mezcla esto con alcohol y pobreza.
Nació el 16 de Mayo, el 36 del siglo pasado, en Oaxaca-México. Hace trece dìas murió, a un pelo de tener 70 años. Por ahí le contó a una poeta que su estadía en el Perú, la ocasionó el amor de una mujer. Como pasa con cualquiera Virgilio dejó una determinada imagen de su estampa a cada uno de los que trató. Hasta mi gata ha de tener una, porque de chiquita se quedaba dormida sobre sus pequeñas piernas fla­cas.
Por mi parte lo recuerdo respetuoso, inteligente, gracioso y conver­sador. Me traía libros, intercambiamos retratos y algunos cuadros. Al comienzo cuando, como se dice, la economía no era tan mala como ahora, comíamos de a tres, opíparamente en mi mesa, sendos platos de tallarines con variadas carnes. Lonches de pan con jamón del país y café con leche. Últimamente, nada. Apenas unos soles por los libros que me traía o nada. Me dejaba los libros y se los devolvía cuando los había leído.
Al final me divertía presentándolo como el hombre que tomaba metílico. Cuando muerto, tristemente me atormentaba la idea de que por mis na­rices había pasado un hombre notable a quien no había dado importancia.
Pero luego pensando en que, si se daba el trabajo de venirme a ver, de conversar e intercambiar cosas conmigo es porque sintió que lo es­timaba. Me tranquilizo con eso.
La semana anterior a su muerte estuvo a verme. No quise registrar su aspecto porque estaba indescriptible. No quise asimilar su abandono. Traía dos revistas SeleArte, me dejó una y la otra el destino se la hizo guardar. Le mostré el libro de Botero que Maricarmen me había re­galado. E insistí en que viera el dibujo donde el colombiano se ha­bía retratado junto a Piero della Fransesca e Ingres. Le sugerí que acaso eso podríamos hacer nosotros con nuestros pintores preferidos, ..ya desaparecidos. Sin hacerme caso, y con el tono de quien no va a decirlo otra vez, a la vez que se ponía de pie, levantando el libro abierto, comentó embobado y feliz: "Con sus cuates"!.
En la escena vacía de su habitación, a la que acudimos tras su desceso, adelantado yo, vi la Sele-Arte que no me dejó, pero la vi con papeles dentro. Me apoderé de ella y el vecino que cuidaba las cosas no puso objeción.
En uno de esos papeles había empezado un cuento con esta fra­se encomillada: "Quiero verle las piernas a la muerte". Y Virgilio se las vio y Dios sabrá qué más hizo con ella.

Febrero, 13, 2006.

Lima-13.

nelson castañeda: neptuno_1313@yahoo.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario