NARRATIVA BREVE
MAESTROS A LA TUMBA Y JOVENES A LA OBRA
ARMANDO ARTEAGA
Post Mayo del 68. 6 de Agosto,
día en la mañana que los estudiantes de Vanguardia Revolucionaria recordamos
(es un decir) el nefasto aniversario
cuando Estados Unidos lanzó sobre
Hiroshima y Nagasaki sendas bombas atómicas,
y en el mitin con pancartas y carteles de Mao y del Che Guevara, fuimos hasta el Pabellón Central, y quemamos un muñeco de Hitler.
El profesor y arquitecto
Roberto S. Wakeham, quien realizó un impactante
análisis geométrico inicial de “Puruchuco.
Investigación Arquitectónica“, hijo de descendientes alemanes nacido en
Oxapampa, al mediodía, estaba almorzando
en la cafetería-snak de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional
de Ingeniería.
Entonces, el alumno Julio
Kuroiwa, que cantaba hermosas canciones de Okinawa, en nuestras reuniones estudiantiles, viene con su bandeja-almuerzo, y se sienta al lado del arquitecto Wakeham: Jefe del Área Tecnología
Arquitectónica, profesor principal de Resistencia de Materiales. Mientras en
las otras mesas, otros profesores y otros alumnos comensales departían y
almorzaban amenamente conversando acerca del “Grupo Espacio”, o de la revista Tramma, o de un pequeño
ensayo acerca de Gaudí por
Paul Linder, el último alumno de la Bauhaus que enseñó en la Facultad.
El atrevimiento de Kuroiwa fue castigado de la siguiente
manera por el profesor Wakeham, enemigo de la doctrina educativa avanzada del
libre albedrío (del suizo Johann Heinrich Pestalozzi: la mejor manera de ganar el tiempo es perdiéndolo), nada de horizontalidad, partidario de la represión
académica, ídem obispo de visión feudal, catecúmeno pro-nazi, contra la
universidad critica. Wakeham,
defensor del aprendizaje a través de la
experiencia más que por el análisis, muy
suelto de huesos y relajado, le dice a
Kuroiwa:
- ¿Dónde has visto que un
rinoceronte y un pájaro se sientan a comer juntos?
A lo que el alumno Kuroiwa le
contesta:
- Bueno, entonces me tengo que
ir volando. Y se cambia de mesa.
El profesor
"dinosaurio-rinoceronte", decide en el próximo examen
"desaprobarlo" (“jalarlo”), pero el alumno responde con brillantez el
examen. Entonces le hace la siguiente pregunta:
- A ver alumno Kuroiwa, usted
está caminando por la calle y se encuentra con una bolsa, dentro de ella hay
dos sobres. Uno contiene la sabiduría de Le Corbusier y otro mucho dinero,
¿cuál de los dos se llevaría?.
El alumno Kuroiwa responde sin
dudar:
- ¡¡¡El dinero!!!.
- Yo, en su lugar, me habría
llevado la sabiduría de Le Corbusier, ¿no le parece?
- Cada uno toma lo que no
tiene. -responde el alumno Kuroiwa-.
El profesor Wakeham ya bastante enojado, escribe en la
hoja del examen:
- ¡¡Jalado!!!.* Y se la devuelve.
El alumno Kuroiwa toma la hoja
de su examen y se sienta. Al cabo de unos minutos regresa al escritorio de la
cátedra, se dirige al profesor Wakeham, y le dice:
- Profe!, ha “marcado” mi segunda nacionalidad en la hoja de mi examen, pero no me ha puesto
la nota.
*Jalado: le decían en mi tiempo a los
alumnos tusán (de descendencia china)
y nisei (de descendencia japonesa),
por sus ojos rasgados orientales: chinos o japoneses.