RECORDANDO A ARTEAGA (TERRA ÍGNEA)*
Por Leoncio Bueno
El
tiempo, sólo el tiempo puede ser la mayor riqueza, el tesoro supremo de los
seres humanos. Debe considerarse extraordinariamente rico aquel -o aquellos- que disponen de tiempo para
hacer lo que desean, inclusive, por ejemplo: poemas. Aunque al final sólo se
llegue a hacer un poema con el cual se justifique ciertamente la vida entera...
Aún sí para llegar a realizar ese dichoso poema se haya tenido que emplear toda
la vida -haciendo otros- valió la pena vivir y comprender sufrimientos en la
oscuridad. Finalmente, para vivir, el sublime instante, el de haber logrado el
verdadero amor: el poema inmortal; si este se da en la edad adulta, tanto
mejor, sé vencer las sombras...
Amo a la poesía
porque la poesía es
siempre mi muchacha,
mi linda loquita que me
quiere siempre igual.
Para ella yo no
envejezco nunca.
Ni ella envejece nunca
para mí.
Es siempre inquieta,
fina iluminada
me encanta y me enamora
y le gusta lo que hago.
Es fiel hasta la muerte
en las buenas o en las malas
en la salud o en la enfermedad
y nunca me saca la
vuelta con nadie,
aunque me vea que ya no
la veo,
aunque me vea que se me
caen los pelos o los dientes,
que no puedo ganarme los
billetes para invitarle un lonche
Ella, siempre me celebra
y me canta, me dice bondadosa:
Ven, tómame, ¡soy toda
tuya!. Y yo le creo
Me coloco a su lado y le
leo mi último poema
o, le canto... “y con mi
brocha, acabo de pintarte toda, toda....” .
Al oírme me dice “baila
conmigo”
Me encanta verla siempre
tan pícara, sabrosa y sedienta de sexo,
eternamente fresca,
florecida que es una bendición.
Así es ella, ni misses ni pasarelas tienen su cutis, tan fino
Nunca me exige nada,
toda ella de jazmín, de grana
Alas, cálida de amor;
sin arrugas en la cara pese a que tiene tantos siglos
Nunca letal, ni viperina como las brujas angurrientas
Más bien dulce como los
néctares salvajes diciéndome
como dice A.A.
“El tiempo se ha
marchado, quiero que sobreviva la Belleza”.
¡Váyanse al cuerno
todos, con todos sus demonios!.
Venga la poesía la que
siempre es una fiel muchacha.
Venga a poner al mundo de cabeza para morirme de la risa.
( *A propósito de la publicación del libro “Terra Ígnea” de Armando
Arteaga.)