noviembre 18, 2006

LOS PALIMPSESTOS DE ROSINA VALCÀRCEL/ WINSTON ORRILLO

Los palimpsestos de Rosina Valcárcel



















Por Winston Orrillo


En la Foto: Poeta Winston Orrillo y su mascota.
No voy a fatigar al ocupado lector en contarle el currículo de Rosina Valcárcel: los que leen saben que ella es no sólo una de las más destacadas poetas peruanas de todos los tiempos, sino que su profesión “civil” –la antropología- la llevó a ejercer la cátedra –doctorado mediante- en la Cuatricentenaria, de la que hace poco cesó, luego de una impecable carrera docente.Igualmente –quien la hereda no lo hurta- su progenie: el gran poeta Gustavo Valcárcel, una de las voces creativas más altas del Perú, unido a la infatigable Violeta Carnero H., defensora de las causas más nobles y altas del ser humano, constituyen una prosapia de la que no podía resultar sino la querida Rosina, igualmente, aparte de sus méritos académicos y artísticos, destacada militante en la causa de la defensa de los derechos humanos y, especialmente, en los de la preterida y marginada mujer.Autora de varios poemarios y de libros de antropología, todos de calidad A-1, ahora, sin embargo, nos sorprende con la edición –sucesiva- de dos volúmenes de difícil clasificación: ¿Crónicas, artículos, reportajes, ensayos?Yo diría que un poco de todo, y que ella marcha en la línea tan actual (no quiero usar la resobada palabreja de postmoderno) de los transgéneros, pues algunas de sus páginas son reportajes que, súbitamente, colindan y asumen la enjundia del ensayo; así como muchas crónicas son, en verdad, fragmentos de memorias, o ensayos de éstas: un sagaz observador podría estar pensando en que la autora se asoma a un texto como las Memorias de Isadora Duncan o los libros tan comentados de una de sus favoritas -¡cómo no!-: Anais Nin.A este lector, particularmente, la inmersión en los dos volúmenes que reseña: Diario de Talismanes y Aprendiz de maga, 2005 y 2006, respectivamente, Ediciones El Santo Oficio y Editorial Horizonte, han constituido una aventura casi psicoanalítica: es decir, un viaje interior, un flash-back, un racconto hacia un mundo que había habitado pero en el que no había sido capaz de aprehender la riqueza que la perspicua prosa de Rosina revela. En efecto, en los dos volúmenes –que ciertamente son una continuidad, por seguro seguida, más temprano que tarde, de una tercera parte- hallamos un suerte de intrahistoria de más de medio siglo de vida peruana: desde 1950 hasta el presente.Hechos, circunstancias, personajes –muy conocidos, conocidos, medianamente conocidos y hasta algunos que, pareciera, inventados por la autora- aparecen en una suerte de caleidoscopio que, a la vez, nos revela, básicamente, su entorno.La conocida sentencia de Pepe Ortega: “Yo soy yo y mi circunstancia”, aquí se cumple cabalmente: las personas y personajes de la autora, nunca discurren únicamente en sus propias entelequias, sino que, lo más importante, es que a la vez que enterarnos de sus vidas -siempre interesantes- aprehendemos las circunstancias en las que ellas tuvieron lugar, y todo gracias a la mirada zahorí de Rosina Valcárcel que, por cierto, cuando escribe en prosa nunca deja de ser la muy apreciada poeta que todos conocemos. Y, precisamente, sostengo que lo más valioso de estos libros es, precisamente, la mirada del poeta, el escalpelo del poeta, el batiscafo del poeta, que, para solo citar a algunos ejemplos paradigmáticos, dieron lugar a obras como las de J. J. Rousseau, Rafael Alberti, Cesare Pavese, Virginia Wolf o Pablo Neruda, maestros de diarios, memorias o confesiones.En fin, los dos volúmenes (por el momento) de Rosina son un vademécum fundamental que debe llevar consigo todo aquel que quiera conocer y/o reconocer el devenir de la cultura peruana en el último medio siglo, pero no solo con autores nacionales, sino con aquellos que, asimismo, han tenido que ver con nosotros, como el entrañable “negro” Nicolás Guillén, o la surrealista argentina Halma Cristina Perry.Como lo repito, Rosina no perdona a nadie que haya tenido que ver con su horizonte, desde Juan Gonzalo Rose, hasta Manuel Scorza, y, en el intervalo, Antonio Cornejo, Paco Carrillo, Gladys Basagoitia, Juan Carlos Lázaro, Carlos Ostolaza, Armando Arteaga, Juan Cristóbal, Marita Troiano, Ricardo González Vigil, Julio Carmona, Julio Nelson, Giovanna Minardi, Luis Rocca Torres, Enrique Verástegui, Lola Thorne, Julia Ferrer, Alfonso La Torre, Félix Nakamura, Leonidas Vélez, Carlos Garayar, Gustavo Valcárcel, Víctor Carranza, Gonzalo Espino, Cecilia Bustamante, Mary Soto, Jorge Luis Roncal, entre mucho(a)s otro(a)s.El libro, lo repetimos tiene de crónica generacional, memorias, reportajes, notas informativas, artículos: miscelánea ubérrima y, por momentos, palimpsesto que nos conduce, en sus diversas capas, a los diversos tiempos que viven (o vivieron) en el mismo tiempo.Sólo nos queda esperar el tercer tomo para ver qué íncubos y súcubos Rosina rescata para deleite de nuestro paladar de gourmets de sus libros.

Fuente: Manuel Mosquera
Enviado por manuel mosquera el 17/11/2006

noviembre 14, 2006

ÈTICA Y ESTÈTICA ANTIBURGUESA EN LA POESIA DE PABLO GUEVARA/ ARMANDO ARTEAGA

ÉTICA Y ESTÉTICA ANTIBURGUESA EN LA POESÍA DE PABLO GUEVARA


Por Armando Arteaga




Foto: Andrès Alencastre. En la Foto: Pablo Guevara disertando en el Auditorio de la Municipalidad de Pachacamac.

Cierta vez le pregunté a Pablo Guevara: ¿Qué tan duro era el oficio de poeta?. El poeta Pablo Guevara me respondió alzando el pie derecho y mostrándome su zapato: "4 veces le he cambiado las suelas, y aún resiste, pero no debería ser así". Hay mucho para interpretar en esta respuesta. Pablo predicaba con el ejemplo, y él fue un poeta de la ética y de la estética de las formas -menos onerosas y menos dispendiosas- de un lenguaje directo y de crítica contra la burguesía, y de una interpretación dialéctica y estructural del desarrollo de la historia contemporánea como un suceso actual, vigente y occidental. Que yo sepa, nunca nos defraudó con el "uso de la palabra", y menos, con la acción polígrafa, también exacta, y limpia, de su vida.
Pablo Guevara, aparte de poeta, era cineasta. Fue mi profesor en un Curso de Cinematografía que realizó San Marcos el 69. Allí vi por primera vez su documental "Semilla". No solo era un maestro (con mucha paciencia pedagógica), casi un padre, un hermano mayor, y siempre: un amigo muy especial. Era muy polémico en esa época de efervescencia social. Con él era muy agradable conversar y uno se podía pasar -horas de horas- escuchándolo sobre diversos temas que le apasionaban de la literatura o el cine, pero sobre todo últimamente: la poesía. Ojo: sabia conversar y sabía escuchar, virtud que muy pocos tienen.
El trabajo cinematográfico de Pablo Guevara siempre fue de un gran interés antropológico, lo fue también su poesía. Pablo opinaba así de la función del cine en una entrevista-mesa redonda con motivo de la visita a Lima de Alfredo Guevara (Presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica-ICAIC) y los directores Octavio Cortázar y Pastor Vega:
"Yo opino, Alfredo, que el cine es también una forma de conquistar el poder. Es una forma de conquistar el poder desde el momento en que es un medio de comunicación que permite abrir una brecha, una fisura, para expresar todo un universo de ideas, aspiraciones, y necesidades de un número determinado de personas. Puede ser de un autor o también de un autor que sintetiza una serie de aspiraciones populares..., puede ser una militancia..." (1)
Pero, Pablo Guevara, no era solo un activista del cine (a lo Godard), era un escritor y un poeta a carta cabal, muy complejo, al que había que saber leer y comprender. Se llegaba a él con inteligencia y sobre todo con sentimiento solidario por nuestra cultura y por el país: la problemática de la realidad nacional la conocía con destreza.
Fue un poeta antiburgues por excelencia. Pablo Guevara nació en Lima, en 1930, y fue uno de los poetas más destacados de la Generación del 50. Realizó estudios de literatura y de cinematografía en Europa. Publicó los siguientes libros: "Retorno a la creatura" (1957), "Los habitantes" (1965), "Crónica contra bribones" (1967), "Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú" (1972), y los 5 tomos: "Un iceberg llamado poesía", "En el bosque de hielos", "A los Ataúdes/ A los ataúdes", "Cariátides", "Quadernas, Quadernas, Quadernas" (1999). Para los amigos, Pablo siempre leyó en recitales, o en reuniones más intimas, los excelentes poemas de sus libros inéditos "Diente de ajo" y "Mentadas de madre", entre otros textos.

Foto: Andrès Alencastre. En la Foto: Julio Zegarra y Pablo Guevara, presentaciòn del Plan de Desarrollo de Pachacamac.

Todo su trabajó poético a partir de "Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú" está inspirado bajo el impulso didáctico del "Abc de la lectura" de Ezra Pound, no digamos que fue un recetario para él, pero si un referente muy cercano a tomar en cuenta, donde "el idioma es un medio de comunicación". Se trata allí de:
I: representar el objeto (fijo o en movimiento) ante la imaginación visual;
II: sugerir correlaciones emocionales por el sonido y el ritmo de lo hablado;
III: sugerir ambos efectos estimulando las asociaciones (intelectuales o emocionales) que han quedado en conciencia del receptor, respecto de las palabras reales, o de los grupos de palabras empleados (fanopoeia, melopoeia, logopoeia).
Mucho se puede decir de la poesía de Pablo Guevara (1930-2006). Me referiré sola al tema de la "Usura", que toma de Pound, a su manera, y como "Epilogo" en "Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú", siguiendo la tradición clásica de "il miglior fabro": "Una definición de la belleza es: adecuada a lo que se propone", para desmenuzar la decadencia de la civilización occidental:
"con la usura no hay límites claros
y nadie encuentra sitio para su morada".
Como Pound, Pablo Guevara introduce también en sus versos los temas de la economía y la política, convirtiendo su poesía en una visión y en una protesta muy modernista y actual. Se puede definir la ética y la estética de su mensaje en la apocalíptica versión benévola para mirar la historia con extrema lucidez: "Las Guerras de la Burguesía nos llevan a vivir devorados en el Tiempo y la Necesidad" . Un ejemplo de la increíble belleza que logra la poesía de Pablo Guevara se da en el poema: "El hipopótamo suele ser un amigo y una masa de carne que en nada es metafísica a no ser por su gran corpulencia" (2). Es la denuncia contra el colonialismo inglés de 1900 en la India. Su poesía esta llena de esa iconografía "zoo" africana que también Pablo Guevara con insistencia ecológica defendió ante la depredación devoradora del capitalismo que todo lo vende, por eso aparecen en el vasto escenario de su geografía referente: jirafas, avestruces, leones, cebras, pero también, "zoo" andina: pumas, gallinazos y cóndores: dos hermosos rapaces en vías de extinción.
Varias veces al bisbistar la tarde en la tranquilidad rural de aquel bistró que todavía se llamaba "Los amigos" en la Plaza de Armas de Pachacamac, conversamos largamente, siempre en el anti-establishment: acerca de los avatares y las bondades de la vida, el arte, la literatura y el cine, con Pablo Guevara, un ser excepcional, maestro, y notable poeta de todos los veranos y de todos los inviernos.

(1) Revista Pantalla. Informativo Universitario de Orientación y Crítica Cinematográfica. Cine Club San Marcos.
Director: Nelson García M. Jefe de Redacción: Fernando Peña Portella: Redactores: Mario Tejada, Juan Bullita, Humberto Poma, Rosa Dodobara, Fernando Ruiz. Director del Cine Club San Marcos: Atilio Bonilla. Lima, Octubre 1969.

(2)
EL HIPOPÓTAMO SUELE SER UN AMIGO Y UNA
MASA DE CARNE QUE EN NADA ES METAFÍSICA
A NO SER POR SU GRAN CORPULENCIA

"Amo al hipopótamo, lo amo porque es gordo,
bueno y mesurado.
Sus tres toneladas y media lo mantienen en paz,
Con lo que lo dejan hundirse en su cama de barro,
Sestear bajo un árbol, enamorar a las hipos
y hacer sus caminos paralelos al Río,
nada ni nadie lo enfurecerá. Ante el asedio del dolor
prefieren desaparecer, hundirse en las burbujas de la
tranquilidad..."
Esto decía, al descender ya la noche, mi guía,
y no habiendo aún completado sus hermosos
sentimientos,
porque así sucede al hablar, yo le insté a
proseguir:
"Ah, pero solo por cinco minutos que parecen mil siglos,
luego ha de volver, y si insisten, atención,
furioso no es en nada menos espectacular que risueño.
Pero es bueno,
ah, es bueno definitivamente. Una vez,
Hubert, que murió en la India hacía 1912, fue famoso y querido
hasta la idolatría; curioso visitaba con gran lentitud
más de 50
aldeas grandes y pequeñas y se asomaba en casas y en
tiendas de 10,000 familias
a más de 600 kilómetros a su alrededor.
Y era tan querido,
y así era Hubert,
pero un imbécil –que nunca faltó y jamás faltará-
no sabiendo otra cosa sino vender:
el día que se cruzó en su camino le mató..."
Y mi guía siguió caminando, bien entrada
la noche
hasta el punto de alcanzar las calles donde estaban las
Tiendas de los Mercaderes.
Nos acostamos, y en silencio
seguimos meditando...

Foto: Armando Arteaga. En la Foto: Andrès Alencastre, Julio Zegarra y Pablo Guevara, en la presentaciòn del Plan de Desarrollo de Pachacamac.

noviembre 08, 2006

AL POETA DEL HOTEL INGLATERRA/ ARMANDO ARTEAGA























AL POETA DEL HOTEL INGLATERRA *


Por ser un inconforme
Lo llamaron traidor, lo condenaron
A morir con una soga en el cuello.
Por ser un vago
Lo premiaron con una vida de pobreza.
Lo odiaban. Nadie jamás acertó
a llamarlo por su nombre.
Y un cuervo fue su amigo en las tabernas.
Por ser más bello hasta con la belleza
las mujeres más célebres lo amaron.
Y él amó la belleza.
Nos fue dejando con su vida esa belleza.
Varios libros de poemas. Y una vida dudosa.
Por no creer ya ni en el vino, fue escoria
Dentro de la escoria, un ágata en infortunios.
Murió por suerte. Ya andarán por allí
Diciendo que era amigo de la muerte. A veces.

armando arteaga

*Este poema ha sido últimamente antologado en una antologia de la poesìa piurana, como el poema ha sido ortográficamente mal publicado, es justicia que vuelva a ser publicado, y para los que ya lo conocen, va otra vez.