Poemas de Luis Cardoza y Aragón
Poema Luna Park.
Poema Instantánea Del Siglo XX de Luis
Cardoza y Aragón
A Francis de
Miomandre
En un Luna Park
El creador filma
la Vida,
Y sobre ese
panorama,
Están tendidos
todos nuestros nervios:
Estrépito sin
descanso,
Hombres y mujeres
en las fábricas
Al lado del
músculo obediente
Fiel
Y sonoro de la
máquina,
Fauna del HOMBRE.
Ferrocarriles,
aeroplanos, barcos,
Vías subterráneas,
Arterias de la
vida del mundo
En donde somos:
Glóbulos blancos,
Glóbulos rojos,
Bacterias…
Vida febril,
Mecánica,
Ásperamente
práctica;
Agonía de los
últimos románticos
-Siempre habrá los
últimos-
Belleza del
espasmo.
Vértigos de
montañas rusas.
Las horas muertas
no tienen minutos.
Epilepsias del
jazz band.
Emoción.
Un alta marea,
La energía del
mundo.
De fiebre brillan
los ojos de las mujeres.
Los corazones
golpean los pechos de los machos.
Y hay un grito que
se angustia
En la garganta de
todos:
¡Vivir! ¡vivir!
¡vivir!
Siglo
neurasténico.
Todos somos un
poco enfermos:
El hombre: un
convaleciente,
Un convaleciente
de la vida.
Espiritualidad de
la materia:
Parecen nuestros
cuerpos
Proyección de
nuestras sombras.
Asomada el alma
Al espectáculo del
mundo,
Ha sentido en su
fiebre mi fiebre,
Y he oído el
profundo
Latido de su
corazón,
Como si fuese a
estallar.
El prisma
intelectual del siglo XX
Ya no más
descompone
En los siente
colores,
La luz de la
moderna
Espiritualidad.
Intermitencia de
lágrimas y risas.
Tragedia.
Sainete.
Farsa.
¡Aún no está
seguro
De su papel,
El mundo!
A veces llora
por reír;
A veces ríe
Por llorar.
Luna Park.
Velocidad.
Visiones del
África Ecuatorial
Con la aurora
boreal.
En la mañana de
hoy
Estaba en Shangai.
Ayer dormí en New
York
¿Cenaré en París?
Babélica
conflagración
De lenguas y de
razas.
Tierra, Arca de
Noé constante,
Esponja empapada
de sangre y de sudor de hombres;
Bosques de
chimeneas fumando,
Cirios de colosos
Que se acaban de
apagar;
Ciudades que no
duermen,
Ennegrecidas de
carbón de piedra
Y olorosas a
petróleo,
Sangre de la
Tierra;
Nerviosidad de
clepsidras,
Pavor del minuto
Muerto sin
vivirlo.
¡Pavor, pavor,
pavor!
¡Alegría del
minuto deleitado,
Tal un gajo del
fruto de la vida!
Epifanía de Mazda
Será tan bella un día sí y un día no
que un día sí y un día no
habrá de darme cólera.
El encanto de una mujer ilusoria,
realidad de un sueño tendrá,
mujer que no debió haber nacido nunca:
¡ah, yo seré un tan ridículo Pigmalión!
Mis sentidos subidos a sus torres
acechan su venida conspirando.
Todas las casa de la ciudad bailarán,
harán móvil su procesión extática los árboles del bulevar
y un bosque,
en no sé qué región,
formarán.
-"Es un
loco'.
No respondo,
una sonrisa
en la mano pongo
de propina.
Inquietud ancestral,
ebullición
virtud de la inconstancia,
desequilibrio,
pecado mortal;
exceso de vida en mi cuerpo endeble:
marmita de Papin, mi arte.
Mi risa es triste.
Desnudo mi cuerpo
no proyecta sombra:
arlequín loco soy,
mi corazón,
rombo interior,
danza en mi pecho,
peonza.
Mi rosa de los vientos
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14-margarita de hierrose
fundirá en campanas de canción futura.
Aeroplano que escribe en el cielo nuestro nombre,
cielo, página para los altos poetas,
sexo,
gárgola,
flor,
sapo,
mujer,
belleza de las cosas monstruosas,
complejidad de las simples,
encanto inefable de toda excepción,
esplín casi inglés
de la geometría,
del dibujo lineal,
de que tres y tres
¡hagan seis!
Mi corazón
pende en mi pecho,
condecoración
a ofrecer.
Cuando esté muerto
sabré si el Eclesiastés es cierto.
Hoy sólo sé que mi cuerpo es un racimo de placer
cuando el arco de la vida tocando su canción sobre mi
médula
me entrega el distico sin par de tus brazos, mujer.
¡Entrando en el Huerto Prohibido
aceleró su latido el corazón!
Nos dio Dios al nacer
una juventud:
millonario y filántropo,
íntegra habré de perderla en la ruleta de tu boca,
laberinto
rastro
para holocausto en el martirio dulce de una honda
extenuación.
Baja la marea de mi fervor pasional,
cuerpo de mujer,
sepulcro blanqueado
donde estoy sepultado.
Llanto, risa y asco.
Melancolía rotunda de la carne,
viaje a su país de maravilla,
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15Robinson crucificado,
con billete de ida y vuelta,
y al retorno, tan cargado de melancolía mi bajel estaba
que hubo de sucumbir
y nosotros, cobardes, nos pudimos salvar.
Después, mucho he llorado
de vergüenza y de rabia.
Hoy, cuando sus manos,
estrellas de cinco picos,
constelan mi frente,
la alcachofa del almanaque se deshoja
sin el dolor de su sabor monótono.
Su rosado recuerdo como el ojo
de un conejo blanco,
me ha tatuado el cuerpo.
Su recuerdo: cintura de castidad.
Yo fui el San Sebastián martirizado
por las flechas bordadas de sus medias!
Luis Cardoza y Aragón
(La
Antigua, 1904 - México D.F., 1992) Escritor guatemalteco, una de las figuras
cimeras de las letras y el pensamiento guatemaltecos. Desde muy joven participó
en la actividad política en contra de la dictadura del presidente Estrada
Cabrera.
Fue
fundamental en su vida el traslado a Europa en los años veinte, donde convivió
con los grandes nombres de la literatura hispanoamericana, como C. Vallejo, J.
L. Borges y P. Neruda. Participó en el movimiento de vanguardia con los
escritores surrealistas franceses. Vivió en diferentes países europeos y americanos,
pero regresó a Guatemala, en 1944, y participó en política. Finalmente se
radicó en México hasta su muerte.
Su
obra ofrece un corpus doctrinario e ideológico de mucha importancia para
entender la historia de Guatemala. Fue un pensador de amplia visión y de
profunda base filosófica. Cultivó diversos géneros. Su poesía, pese al aparente
hermetismo, conlleva una penetración aguda en la condición humana: Luna Park
(1923), escrito en el Berlín de la posguerra, revela la sensación de levantarse
entre las ruinas, el deseo de sacudirse del pasado, en un registro de
encuentros emocionados, donde la máquina y el hombre se unen en la sorpresa de
una nueva dimensión del mundo.
Entre
otros títulos destacan Maëlstrom (1926), Pequeña sinfonía del Nuevo Mundo
(1948), Dibujos de ciego (1969) y Poesías completas y algunas prosas (1977). El
libro Guatemala, las líneas de su mano (1955), considerado su principal obra de
madurez, surge de una raíz vivencial y afectiva, acentuada por la lejanía de la
tierra. Su estructura es compleja y original, sustentada por un lenguaje
poético maduro y propio, con huellas ultraístas.