septiembre 17, 2015

EL “XIV BAQUERIZO” SE REALIZARA EN SECHURA

NOTA DE PRENSA

EL “XIV BAQUERIZO” SE REALIZARA EN SECHURA

Armando Arteaga


En la primera semana del mes de noviembre de este año, se realizará en Sechura-Piura  el XIV Encuentro de Escritores “Manuel Jesús Baquerizo”.  Entre los días 04 al 08 de noviembre, Sechura será visitada por tres centenares de escritores, intelectuales, artistas plásticos,  actores y cineastas, profesores de literatura, lo mismo que por alumnos de colegios y estudiantes universitarios de diversos institutos superiores y universidades del país, y en especial de las más diversas provincias de las regiones de La Libertad, Cajamarca, Amazonas, Tumbes, Lambayeque, y del vecino país norteño de Ecuador: la presencia de delegaciones tanto de las poblaciones ecuatorianas de Loja, Guayaquil, Zamora y Cuenca, ya han asegurado su participación en dicho evento de gran repercusión cultural, lo mismo que un grupo de escritores mexicanos.   
Desde hace catorce años los Encuentros de Escritores “Manuel Jesús Baquerizo Baquerizo” se realizan en diversas ciudades del país, y desde hace varios años también tiene un nivel internacional, asisten a presentar sus ponencias escritores de gran reconocimiento por su trayectoria y divulgación de sus obras literarias, que en el caso de nuestras región,   el publico piurano ya conoce por haberse realizado el año pasado el anterior evento cultural en Chulucanas con mucho éxito. 




El XIV Baquerizo esta vez está auspiciado por la Municipalidad Provincial de Sechura y el Gremio de Escritores del Perú: Los escritores darán charlas, conferencias y recitales en los diversos colegios de los distritos que conforman la provincia de Sechura, platicaran con los docentes de las asignaturas de literatura, arte y “personal social”, habrán mesas de debates y conferencias, y divulgación de ponencias que presentaran los escritores invitados.  Paralelo a este acontecimiento cultural habrá exposición de pinturas, obras de teatro, feria de libros,  y un festival de cine para el público en general con ingreso libre.   Se entregaran certificados a los estudiantes y profesores asistentes. 

El XIV Baquerizo en Sechura, tendrá en homenajes en su “podio de honor” a los escritores piuranos Jorge Eduardo Moscol Urbina-JEMU (destacado periodista, autor de “Cuentos Sechuras”), a  Félix Puescas Montero (poeta sechurano que publicó su libro “La lámpara única”), a Antonio Rumiche Ayala (escritor sechurano, autor de “Potales sechuranos”), y a Víctor Borrero Vargas (Sullana, uno de los más sobresaliente narradores piuranos, autor de “Cuentos tallanes”).  Habrán “conferencias maestras” de registro académico dedicadas a valorar las obras literarias de escritores de nuestra región como Edmundo Cornejo Ubillus (Huancabamba, autor de “Paisana”), Raúl Esturado Cornejo Agurto (Morropón, autor de “Horizontes del sol”), a Teodoro Alzamora  (Tambograndino, autor de “Froilán Alama, la leyenda”), a Eduardo Borrero Vargas (Sullana, autor de “Cuando el cielo se tiño de rojo y otras leyendas tallanes”), y a Gloria Reneé Burneo Seminario (poetisa talareña, autora de “Sentimientos Humanos y “Vivencias Humana”).  Entre los invitados sobresaldrá  también la presencia en este evento de reconocidos  escritores como Eduardo Gonzales Viaña, Miguel Gutiérrez, Cromwell Jara y Marco Martos, quienes (por confirmar) alternaran con escritores, cineastas, compositores y artistas del nivel de  Federico García, Pilar Roca, Leo Casas, Néstor Espinoza, Zelideth Chávez, y Luis Yáñez, y otros noveles y jóvenes escritores peruanos, que con mucho entusiasmo estuvieron presentes en la conferencia de prensa  en Lima (en la Asociación Guadalupana) del lanzamiento oficial del  XIV Baquerizo, donde también estuvo presente Sonia Baquerizo, hija del escritor que lleva el nombre del evento.

En la conferencia de prensa del lanzamiento oficial del XIV Baquerizo se presentó el libro de Manuel Jesús Baquerizo “Desdoblando El Paisaje.  Proceso de la literatura desde el mundo andino Peruano” (Estudio y recopilación de Jesús Cabel); trabajo donde Jorge Roncal destaca la figura intelectual del maestro y critico literario: “Manuel Jesús Baquerizo es, sin duda, una de las mentes más lucidas del  Perú contemporáneo.  Desde la etapa de la formación académica, transcurrida en Lima, luego su estadía en Ayacucho y su prolongada residencia en su tierra, Huancayo,   M. J. Baquerizo construyó una aventura intelectual enraizada profundamente con la historia, el presente y el futuro del pueblo y la nación peruanos.  Su proyecto estuvo orientado a visualizar las expresiones culturales, artísticas y literarias escamoteadas por el canon hegemónico, no solo de la región central  sino de todo el país, para lo cual se sirvió de todos los instrumentos  teóricos, metodológicos y culturales  fundamentales: el estudio, la investigación y la interpretación de los procesos culturales; la difusión y promoción de las expresiones culturales y en particular literarias, a través de publicaciones culturales y el impulso de certámenes de debate y divulgación: coloquios, encuentros, jornadas, congresos, etc”.

Por lo tanto, la Municipalidad  Provincial de Sechura y el Gremio de Escritores del Perú, esperan que todos ustedes visiten Sechura, la primera semana de noviembre de este año, donde se realizara este gran evento cultural para beneplácito de los piuranos y todo el país. 








septiembre 02, 2015

POEMAS DE ENRIQUE MOLINA

POEMAS DE ENRIQUE MOLINA



Adiós

Un día más, sólo un minuto más, para estar vivo
y despedirme de cuanto amé.
Para decir adiós a las cosas que vi y toqué mientras moría
desde el instante mismo en que nací.
Y vino el niño con el premio que sacó en el colegio por su
sabiduría,
y el ala de la gaviota golpeando en lo infinito con su vuelo,
vino la cabellera derramada y el rostro de la misteriosa
mujer que estuvo a mi lado, en el lecho, sin que yo lo supiera,
y el río con su lenta corriente musculosa
a través de cada mueble, cada objeto y cada gesto
de quien me ve parir, ¡oh Dios mío!

Un instante más aún en el suelo que pisé,
en el aire de mi respiración
sofocada por el amor, en los vestigios de la pasión,
con cuanto -mosca o sol- me deslumbró en este extraño
planeta, donde perdure año tras año, presintiendo
este límite de espumas, este revuelto torbellino
de la despedida, yo, que tanto fui deslumbrado
por centelleante atracción de la tierra,
por cuanto fue caricia o solamente un espejismo del mundo
es mi destino.

Así, pues, despidiéndome de los caballos, de la canoa,
los pájaros, el gato y sus costumbres. Déjame
una vez más mirar las flores y la lluvia. Es éste
el trágico instante en que uno descubre
el delirio misterioso de las cosas, sus raíces secretas,
el instante supremo de decir adiós.
a cuanto se adoró en esta vida.


Algún vestigio de tu paso

La dulzura de recordar el sol en la espiral del sueño
y el vano poder de haber ido tan lejos.

Es tan extraño perdurar, oír aún
la grave letanía de los huesos y el hechizo del mundo.

Déjame ver, déjame ver:
alguien me condujo hasta aquí y se oculta,

cubierto de grandes praderas, de climas,
refugios baldíos, luces que brillan

en el faro donde la tierra termina.
Salido de lugares inciertos, de trópicos y lluvias,

voraz como fuego, intruso,
la huella de sus dientes y sus besos en la manzana.

¿De quién es ese rostro desconocido entrevisto
donde se pierde? Es incierto y ansioso

extraviado en la fábula oscura de mi vida.
Adiós, sombra mía.


 
Alta marea

Cuando un hombre y una mujer que se han amado se separan
se yergue como una cobra de oro el canto ardiente del orgullo
la errónea maravilla de sus noches de amor
las constelaciones pasionales
los arrebatos de su indómito viaje sus risas a través de las piedras 
                 sus plegarias y cóleras
sus dramas de secretas injurias enterradas
sus maquinaciones perversas las cacerías y disputas
el oscuro relámpago humano que aprisionó un instante el furor 
                de sus cuerpos con el lazo fulmíneo de las antípodas
los lechos a la deriva en el oleaje de gasa de los sueños
la mirada de pulpo de la memoria
los estremecimientos de una vieja leyenda cubierta de pronto 
                con la palidez de la tristeza y todos los gestos del abandono
dos o tres libros y una camisa en una maleta
llueve y el tren desliza un espejo frenético por los rieles de
                la tormenta
el hotel da al mar
tanto sitio ilusorio tanto lugar de no llegar nunca
tanto trajín de gentes circulando con objetos inútiles o 
enfundadas en ropas polvorientas
pasan cementerios de pájaros
cabezas actitudes montañas alcoholes y contrabandos informes
cada noche cuando te desvestías
la sombra de tu cuerpo desnudo crecía sobre los muros hasta el techo
los enormes roperos crujían en las habitaciones inundadas
puertas desconocidas rostros vírgenes
los desastres imprecisos los deslumbramientos de la aventura
siempre a punto de partir
siempre esperando el desenlace
la cabeza sobre el tajo
el corazón hechizado por la amenaza tantálica del mundo

Y ese reguero de sangre
un continente sumergido en cuya boca aún hierve la espuma de los
               días indefensos bajo el soplo del sol
el nudo de los cuerpos constelados por un fulgor de lentejuelas
               insaciables
esos labios besados en otro país en otra raza en otro planeta en otro
               cielo en otro infierno
regresaba en un barco
una ciudad se aproximaba a la borda con su peso de sal como un
               enorme galápago
todavía las alucinaciones del puente y el sufrimiento del trabajo
               marítimo con el desplomado trono de las olas y el árbol 
               de la hélice que pasaba justamente bajo mi cucheta
éste es el mundo desmedido el mundo sin reemplazo el mundo
               desesperado como una fiesta en su huracán de estrellas
pero no hay piedad para mí
ni el sol ni el mar ni la loca pocilga de los puertos
ni la sabiduría de la noche a la que oigo cantar por la boca de las
               aguas y de los campos con las violencias de este planeta 
               que nos pertenece y se nos escapa
entonces tú estabas al final
esperando en el muelle mientras el viento me devolvía a tus brazos
               como un pájaro
en la proa lanzaron el cordel con la bola de plomo en la punta y el
               cabo de Manila fue recogido
todo termina
los viajes y el amor
nada termina
ni viajes ni amor ni olvido ni avidez
todo despierta nuevamente con la tensión mortal de la bestia que
               acecha en el sol de su instinto
todo vuelve a su crimen como un alma encadenada a su dicha y
               a sus muertos
todo fulgura como un guijarro de Dios sobre la playa
unos labios lavados por el diluvio y queda atrás
el halo de la lámpara el dormitorio arrasado por la vehemencia 
               del verano y el remolino de las hojas sobre las sábanas vacías
y una vez más una zarpa de fuego se apoya en el corazón de su presa
en este Nuevo Mundo confuso abierto en todas direcciones
donde la furia y la pasión se mezclan al polen del Paraíso
y otra vez la tierra despliega sus alas y arde de sed intacta y sin raíces
cuando un hombre y una mujer que se han amado se separan.


Amantes antípodas

Itinerarios

Tu cuerpo y el lazo de seda rústica que conduce a las plantaciones
     de la costa
al sudor de tu cabellera quemada por las nubes
a los instantes inolvidables
-tantas mutaciones de nómada y de clandestinidad
tantos homenajes a una belleza salvaje
que exige el desorden-
                               ¡oh raza de labios de abandono
hechizada por la vehemencia!
y nuestra fuerza de profundos besos y tormentas
para el infierno de los amantes
hasta volver a su placer fantasma
a su ola de hierro de ayer detrás del mundo!

Aquellos hoteles...
Todas las rampas de la vida cambiante
la velocidad del amor el mágico filtro de la excomunión
la hambrienta luz del desencuentro en nuestras venas de azote
cartas desamparadas antiguas prosas de la noche de los abrazos
y el solitario frenesí de las palmeras
                                cuando en la ausencia
creciendo hacia mi pecho el fondo de la tierra me devuelve de golpe
                                todas nuestras caricias
el nudo furioso de la pasión en las negras argollas del tiempo
aquellos moblajes de desvalijamiento y de lluvias
luz de senos en el mar y sus gaviotas y músicas
sobre un altar de desunión con grandes lunas fascinantes sin más
                                pradera que tus ojos
país incorruptible
país narcótico

con risas del alcohol del viento
y tu pelo sobre mi cara
y las cálidas bestias doradas por el trópico
y el jadeo abrasador de la ola que vuelca en tu corazón su grito
                               de espasmo y de caída
y de nuevo esos lugares intactos para el sol
y de nuevo esos cuerpos ilesos para el amor
en medio del perezoso meteoro del día
levantando hacia el alma aquel esplendor
los paroxismos el lecho de las dunas y de la corriente con sus besos
     en marcha
y las tareas de los amantes mientras la llamarada de la muerte brillaba
     alrededor de sus cuerpos
como un afrodisíaco
avivando el deseo
el hambre
¡aquella furia de ayer detrás del mundo!


 
Despedida

¡Adiós pájaro definitivo!
Continuarás tu vuelo en mi alma

sin entenderme, pero conmigo.
Es tan bello este día invernal,

hay tanta distancia en tus alas:
lo que vuela contigo es el cielo.

¿Qué podría decir de mí?
¿Qué podría decir en sueños?

Casa pintada de rojo, con un gato,
la ropa tendida en la azotea:

¿quién abrirá la puerta si desapareció
con sus flores, lámparas y muebles,

los amigos que la frecuentaban,
conversaciones, una historia melancólica

y un poco imprecisa. ¿Cuándo terminó?
¿Quién sabe nunca lo que ha amado?

Hay como un resplandor en torno. ¡Adiós
pájaro más profundo que el cielo!

 

El lugar del principio

La casa está perdida en un jardín
o un jardín esconde en su garganta el hogar que
vivimos,
lenguaje elemental,
                                       laberinto de piedra,
las ramas de los árboles que abrazan
a ese mundo herido en el costado.
A veces el jardín respira y deja ver
esas paredes que alguna vez fueron de luz.
A veces inventan un mundo sin saber
que no se entra jamás,
que hay que permanecer afuera de la Historia.

La casa está perdida en unos ojos que nunca más veré.
La casa está perdida en esa misma casa.
La casa es una pérdida constante
en cualquier jardín.

La casa es un jardín perdido
en el lugar de la memoria.


El erotismo y las gaviotas

Ahora pido evidencias, certidumbres.

En mi extraño escenario, pasiones y las aves remotas,
surgen paraderos, lugares troncos, idilios,
el sol está partido en dos por la avidez,
mutaciones y la pescadería donde la muerte brilla con escamas,
al borde de la ruta, después de las represas salineras.
La mujer del azar se contempla en su espejo,
con sensuales bucles, en el oscuro bosque de su amor,
flexible y voraz, su cuerpo regido por la luna
se alzó sobre el viento y el cielo,
lejano como estrellas, pero sólo después
vacilaciones, dudas y reproches
para una triste crónica donde ríe la mosca
en la edad triturada.
Reminiscentes caricias flotantes entre adioses
hacen temblar las cosas con un ardor irónico.
                                                     ¿Pero entonces
tampoco existió el fuego,
el mundo relatado por una voz querida?
Parejos amantes, a ciegas en la ira y el esplendor del tiempo,
el mozo del hotel recogió las maletas,
de ciudad en ciudad, de idioma en idioma, en medio de rostros
          movedizos.
Al despertar aparecía el fantasma;
                                           sonriente,
con senos de una melosa consistencia, con dientes brillantes,
insistente y perfumado en la cálida atmósfera,
se tendía en la playa con languidez, hablaba de las pequeñas cosas
          del día,
volando en torno a mi alma con la luz de los mares,
(con el sabor del whisky, hacia el cuerpo del hombre.
                                                          ¿No hay un guijarro entonces,
una naranja, un puñado de arena
que reclame la herencia sin destino del sueño y el olvido?

Has oído el exaltante chasquido del agua
como una boca que rememora de muy lejos,
inmensidad y huesos lavados por el sol,
brillando y ondulando y salpicando las rocas,
un solo instante, un suspiro y las nubes vacías.

Y ahora, por Dios, nada de imprecisiones,
                                           el viento,
sobre la mesa revientan espumas, los muros no existen,
                                           el viento,
las gaviotas exhalan su graznido en el pálido extremo del día,
ella se esfuma en la terraza con su copa y un lento cigarrillo en los
     labios,
                                           el viento,
los rostros son ahora más tensos, desaparecen de golpe,
nadie responde, hay un orden extraño, fuera de lugar,
                                           el viento,
la costa, la noche, zonas espléndidas y asesinas,
sólo el viento, el viento con sus garras equívocas.


Elegía

Esos cuerpos que alguna vez latieron en mis brazos

cuando el sol era un lento reverbero en su piel,
cuando sus cabelleras se volcaban como oleadas de fiebre y de nostalgia,
ahora perduran sólo como una vibración
o una angustia indeleble en el fondo del alma
mientras va la gaviota por las playas.
Relucen ya tan lejos llenos de tentaciones desesperadas,
se irisan en la espuma del mar,
llaman con el recuerdo de su piel y su aliento
y vuelven a hechizarnos como lagos dormidos
o tibias sombras prisioneras de la tierra.

Fueron cuanto tuvimos de más ardiente y hondo
-los dones más intensos de este mundo-,
arrasaron al corazón con las más altas llamas
hasta dejarnos en un ciego abandono
a orillas de su huella de brasas invisibles.

Cuerpos enamorados que una vez fueron míos,
palpitando con sus tiernas reverberaciones,
con la inolvidable tersura de sus espaldas
y sus bocas ansiosas, sus muslos de esplendor y mediodía.

Así abrieron de par en par el mundo,
llamaron a la tormenta y al relámpago, se deslizaron
por todos los rituales de la pasión,
y fueron arrastrados por la vorágine de los días
hasta perderse silenciosamente
como todos los dones más altos de esta vida
en el voraz horizonte donde nos extraviamos como niños errantes,
como todas las dádivas para siempre fugaces
que el azar y el destino nos dieron un instante.


Joven desierto

Cuando llega la noche y solitario torno
a mi grisáceo lecho, como a una madriguera
donde, cual una amante fiel, la desesperanza contra mi pecho sube
con guirnaldas de meses calcinados, 

lloro, entre mi espléndida y vana anatomía,
como una rama balanceada por un triste viento,
apenas verdadera entre lujuria y olvido
y la luz que desprenden los contornos del día,
cuya fúlgida barca tanto ha costado despedir
una vez más, una vez más, entre los hombres. 

¡Oh, armonía, oh juventud necesaria para el aire!
Solo, entre las sombras que se persiguen como pájaros,
y el son distante del viento en los tejados.
Ya el tiempo es evidente, y en él beben mis venas,
con milenaria sed, a grandes sorbos, sin amparo. 

 

Las cosas y el delirio mientras corren los grandes días

Arde en las cosas un terror antiguo, un profundo y secreto soplo,
un ácido orgulloso y sombrío que llena las piedras de grandes
     agujeros,
y torna crueles las húmedas manzanas, los árboles que el sol
     consagró;
las lluvias entretejidas a los largos cabellos con salvajes perfumes
y su blanda y ondeante música;
los ropajes y los vanos objetos; la tierna madera dolorosa en los
     tensos violines
y honrada y sumisa en la paciente mesa, en el infausto ataúd,
a cuyo alrededor los ángeles impasibles y justos se reúnen a recoger
     su parte de muerte;
las frutas de yeso y la íntima lámpara donde el atardecer se condensa,
y los vestidos caen como un seco follaje a los pies de la mujer
     desnudándose,
abriéndose en quietos círculos en torno a sus tobillos como un
     espeso estanque
sobre el que la noche flamea y se ahonda, recogiendo ese cuerpo
     melodioso,
arrastrando las sombras tras los cristales y los sueños tras
     los semblantes dormidos;
en tanto, junto a la tibia habitación, el desolado viento plañe
     bajo las hojas de la hiedra.
¡Oh Tiempo! ¡Oh, enredadera pálida! ¡Oh, sagrada fatiga de vivir...!
Oh, estéril lumbre que en mi carne luchas! Tus puras hebras trepan
     por mis huesos,
envolviendo mis vértebras tu espuma de suave ondular.
Y así, a través de los rostros apacibles, del invariable giro del Verano,
a través de los muebles inmóviles y mansos, de las canciones
     de alegre esplendor,
todo habla al absorto e indefenso testigo, a las postreras sombras
     trepadoras,
de su incierta partida, de las manos transformándose en la gramilla
     estival.
Entonces mi corazón lleno de idolatría se despierta temblando,
como el que sueña que la sombra entra en él y su adorable carne
     se licúa
a un son lento y dulzón, poblado de flotantes animales y neblinas,
y pasa la yema de sus dedos por sus cejas, comprueba de nuevo
sus labios y mira una vez más sus desiertas rodillas,
acariciando en torno sus riquezas, sin penetrar su secreto,
mientras corren los grandes días sobre la tierra inmutable.


Las nubes no retornan

La memoria de la ola
flota dispersa en la costa baldía.
escucha ahora, vagabundo acechante, entre el vino
                                                    descolorido y la noche.
¿Y quién puede dormir?
El zumbido no cesa en el salón de las moscas.

La memoria de la ola,
la memoria del amor
te confiesa que nunca te susurró al oído su verdad.
Sólo el rumor del puerto,
pies que se alejan pisando sobre conchillas,
el lugar es oscuro
y alguien me sopla su aliento en la cara
o sólo el rudo olor del mar.

El lugar ha desaparecido.
Nada más que esa gente alrededor de la olla
donde algo se cocina lentamente.
Inútil que tiendas tu plano,
los invitados esperan el momento del festín,
unas mujeres ponen la mesa
en el fondo de la inundación,
otras ajustan la clavija en el cráneo.

La memoria de la ola:
el blanco esqueleto del pez
junto a la barca abandonada.

Lo que trae, lo que lleva,
lo que no llegó nunca.

De "El ala de la gaviota"


Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1910.
Su espíritu aventurero lo llevó a vivir una vida intensa como tripulante de barcos mercantes en el Caribe 
y Europa, experiencia que le sirvió para dotar con un carácter universal su expresión artística tanto en la poesía 
como en la pintura. 
Identificado con las ideas y los fines del movimiento surrealista, fundó en 1952, con Aldo Pellegrini, la revista 
A partir de cero
.
Considerado como uno de los más importantes poetas de Latinoamérica, obtuvo importantes galardones, entre los 
que merece destacarse el Gran Premio Fondo Nacional de las Artes 1992.
Su obra está contenida en las siguientes publicaciones: «Las cosas y el delirio» en 1941, «Pasiones terrestres» en 1946, 
«Costumbres errantes o la redondez de la tierra» en 1951, «Amantes antípodas» en 1961, «Fuego libre» en 1962, 
«Las bellas furias» en 1966, «Monzón Napalm» en 1968, «Los últimos soles» en 1980 y  «El ala de la gaviota» en 1985. 
Falleció en Buenos Aires en 1997.